MEDIO AMBIENTE
La Junta de Castilla y León prohibirá las plantas de biogás a menos de kilómetro y medio de los pueblos
Medio Ambiente impedirá circular a los camiones implicados en las poblaciones y limitará la capacidad de las instalaciones a 200.000 toneladas al año
Vetará, además, eólicas y fotovoltaicas en terrenos próximos a viñedos y cultivos permanentes
La Junta tramita 105 proyectos con una inversión total de 2.000 millones de euros / La nueva norma afectará de forma retroactiva al 85% de los expedientes

Planta de valorización de purines de Ágreda, en desuso, que se transformará en planta de biogás.
Al menos a un kilómetro y medio de los pueblos. Así zanjará la Junta de Castilla y León las polémicas sobre la instalación de las nuevas plantas de biogás, con nada menos que 105 proyectos en tramitación a lo largo y ancho de las nueve provincias. La Administración autonómica, a través de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, ampliará con carácter urgente la protección establecida en la normativa vigente respecto a las estaciones de energías renovables y las plantas de biogás.
Respecto a los emplazamientos, la Junta excluirá tanto a eólicas como a fotovoltaicas de los terrenos agrícolas que sustentan viñedos o cultivos permanentes inscritos como tales en el Registro de Explotaciones Agrarias de Castilla y León, estableciendo su incompatibilidad. Además, reservará suelo de 5 km en el entorno de los polígonos industriales declarados de interés regional, un área en la que solo se autorizarán instalaciones de generación renovable en régimen de autoconsumo industrial.
En cuanto a las plantas de biogás, establecerá su ubicación a un mínimo de 1.500 metros de poblaciones y otros elementos sensibles. También limitará la capacidad de esas plantas y sus procesos, con un volumen máximo de 200.000 toneladas anuales.

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Para una mayor eficiencia y menor huella desde el punto de vista ambiental, la nueva norma establecerá distancias máximas para el transporte de los residuos relacionados con las plantas de biogás. Los residuos líquidos se podrán trasladar a un máximo de 20 kilómetros, y con carácter general a un máximo total de 50 kilómetros, según un documento previo al que ha tenido acceso este periódico.
Para optimizar la gestión de olores producidos por las plantas de biogás, se limitarán por isodoras normalizadas –la evaluación del impacto por olor se realiza mediante modelos de dispersión que permiten la visualización de las isolíneas de olor, llamadas isodoras, en el entorno que rodea a una instalación–.
También se modificarán las normas que se establecerán para la gestión del digestato generado después del proceso de biometanización, y se restringirá la circulación de los camiones relacionados con estas instalaciones, que no podrán transitar por los cascos urbanos. Por ello, se pedirá en los proyectos un plan de circulación de camiones alternativo.
Las instalaciones que se pretende regular son plantas de generación de biogás de segunda generación, que van mucho más allá de las estaciones de tratamiento de purines que existían hasta ahora, y con mucha más capacidad. El biogás es un combustible renovable que se produce a partir de la descomposición anaeróbica (sin oxígeno) de materia orgánica, como por ejemplo residuos agrícolas, estiércol, residuos alimentarios y aguas residuales. Esa descomposición genera una mezcla de gases, principalmente metano, que es inflamable.
El biogás, de entrada, es una energía alternativa que favorece la lucha contra el cambio climático. Se puede utilizar para generar electricidad, calor y como combustible para vehículos. Además, su producción ayuda a reducir la cantidad de residuos orgánicos y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ecológico
En resumen: es totalmente ecológico. El problema está en los olores que puede generar esta descomposición. En la actualidad se trata de plantas cerradas herméticamente, que prácticamente no generan olores. Pero la alarma se sigue produciendo en los entornos donde se proyecta una planta de biogás.
Por ejemplo, los proyectos de plantas de biogás generan inquietud entre los bodegueros de zonas vitícolas. La nueva norma de Medio Ambiente proscribirá de esas zonas la instalación de plantas eólicas y solares, pero no de plantas de biogás por un motivo muy concreto: la generación de biogás puede dar salida no solo a purines, sino también a los residuos producidos por viticultores y bodegueros.
Por ejemplo, en la Ribera del Duero hay en proyecto nueve plantas, que tendrían capacidad para procesar entre 150.000 y 200.000 toneladas de residuos al año cada una: una en en Milagros (Burgos), con dos establecimientos; otra en Fuentelcésped (Burgos), cuatro en Langa de Duero (Soria), una en San Esteban de Gormaz (Soria) y otra en Fompedraza (Valladolid).
La consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio hace hincapié en las bondades de las plantas de biogás para Castilla y León. En primer lugar, mejoran la gestión de los residuos ganaderos y evita emisiones de gases de efecto invernadero. Por otro lado, reducen la contaminación de los acuíferos con nitratos; generan biometano, un gas renovable que permite la sustitución del gas natural y la descarbonización industrial; generan actividad y empleo en el medio rural y producen abonos orgánicos útiles para la agricultura.

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La Administración autonómica cuenta con 105 proyectos en tramitación para someter a Evaluación de Impacto y Autorización Ambiental en todo el territorio de la Comunidad Autónoma, que suman una inversión prevista de más de 2.000 millones de euros.
Hay que subrayar que en el momento actual solo funcionan cuatro de estas plantas de nueva generación en toda Castilla y León, capaces de procesar entre 150.000 y 200.000 toneladas de residuos al año: una en el polígono burgalés de Villalonquéjar, otra en el municipio palentino de Venta de Baños, otra en Ólvega (Soria) y otra en la también soriana localidad de Almazán. Otras tres están autorizadas pero no construidas.
Abundan ejemplos en toda Castilla y León de casos como el de otro pueblo soriano, Ágreda, donde planean transformar la antigua planta de purines, ahora en desuso, en una moderna planta de biogás. En cualquier caso, Poner en funcionamiento una buena parte de esos 105 expedientes en tramitación supondrá toda una revolución para el sector. Y es que Castilla y León, según estudios de la Administración autonómica, si pusiera en marcha las instalaciones necesarias para procesar todos sus residuos agrarios y ganaderos, tendría capacidad para generar el 20% de todo el biometano producido en España.
Se trata de plantas muy distintas a las antiguas de secado, que evaporaban el agua de los purines y todos los olores con otras emisiones, se vertían a la atmósfera. Ahora se trata de otra cosa muy distinta, con procesos confinados, cerrados herméticamente, que prácticamente no generan olores, detalla la misma fuente. Todas esas antiguas plantas, que agotaron su vida útil o sus licencias, se terminarán transformando en plantas de biogás de nueva generación.
Expedientes
Eso sí, la nueva normativa de la Junta echará atrás buena parte de los 105 expedientes de plantas de biogás en tramitación. Según ha podido saber este periódico, la norma tendrá retroactividad respecto a aquellos expedientes que no hayan pasado aún el trámite de información pública. Es decir, afectará al 85% de los expedientes en curso. También afectará, por supuesto, a los que se presenten después de la aprobación de la norma.

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Lo primero que se hará en la tramitación de un expediente será vigilar que estos condicionantes previos se cumplan. Si no se cumplen, se archivará, y si el proyecto los respeta continuará la tramitación y deberá observar, asimismo, los demás condicionantes contenidos en la normativa para pasar el informe ambiental. Con los criterios previos, la Administración autonómica entiende que se eliminan los problemas más importantes que pudiera generar una planta de biogás. La idea es que la norma empiece de forma inminente su publicación y entre en vigor antes del verano.
Las plantas de biogás de nueva generación supondrán una mejora del tratamiento de los residuos orgánicos, que se someterán a un tratamiento de obtención del propio biogás, y se va a generar un fertilizante con unas condiciones mucho más controladas y garantistas de los que se habían practicado hasta ahora.
Un tratamiento de residuos que necesita impulsar la Comunidad, ya que en Castilla y León se generan cerca de 35 millones de toneladas de residuos orgánicos al año. Contrasta con el millón de toneladas de residuos urbanos que se producen en el mismo territorio.
Se trata de una cantidad muy importante de residuos que ya están en el territorio, y para los que se busca una solución mejor que la actual. Según estimaciones de la Administración autonómica, de esos 35 millones de toneladas, 15 se podrían tratar con plantas de biogás, lo que conduciría a la producción mencionada anteriormente: el 20% del biogás de España.
Sería también un recurso económico importante, que aún no se ha valorado en millones de euros, ya que es una industria muy incipiente. Lo que sí está claro es que sustituye al gas natural fósil, y por tanto tiene la ventaja, tanto desde el punto de vista ambiental como desde el punto de vista económico, de que reducirá la necesidad de importar gas natural fósil y que se contamine con él, pues el fósil genera grandes cantidades de dióxido de carbono.