Diario de Castilla y León

Violencia en las cárceles de Castilla y León: Dueñas y Topas, las más peligrosas para los funcionarios

Los ataques a los funcionarios de prisiones se disparan un 26% en la Comunidad, el doble que la media nacional y exigen ser reconocidos como agentes de la autoridad: «No tiene coste económico, es voluntad política»

Centro penitenciario La Moraleja en Dueñas (Palencia)

Centro penitenciario La Moraleja en Dueñas, Palencia. Imagen de archivo - E.M.

Publicado por
Raúl Ruano
Valladolid

Creado:

Actualizado:

Uno de los problemas en el que más acento ponen los funcionarios de prisiones son las agresiones que sufren por parte de los internos. Unos sucesos que han ido en aumento en los últimos años en Castilla y León. Unos datos negativos a nivel regional, pero donde sobresalen dos prisiones por encima del resto: Dueñas y Topas. Las cárceles de Palencia y Salamanca representan una de cada dos agresiones a funcionarios, según los datos facilitados por el sindicato ACEIP-UGT. En los últimos diez años (2014-2023), los guardias de las cárceles sufrieron 284 agresiones , de las cuales 85 se produjeron en Dueñas y 66 en Topas, dos de los centros más conflictivos de la Comunidad. El pasado año también estuvieron en el podio de las más problemáticas. Dueñas, tuvo 20 incidentes de estas características, la de León, 10 y la de Topas, 9.

La cárcel palentina es la que más incidentes registra desde el 2014 con 85 . La prisión salmantina de Topas se queda lejos de Dueñas con 19 agresiones menos, pero es la segunda con la cifra más alta de Castilla y León con 66. En tercer lugar, con la mitad de sucesos de estas características se encuentra el centro penitenciario de León con 33. 

El resto de prisiones de la Comunidad no alcanzan la treintena de casos, pero algunas se quedan cerca. Es lo ocurrido en la cárcel de Segovia con 29 agresiones, en Ávila con 28 y en Burgos con 25. Al final de este listado se encuentran los centros penitenciarios de Valladolid y Ávila, con 12 y seis casos respectivamente en los últimos diez años. 

En lo que se refiere a los datos del último año, la violencia en las cárceles aumentó un 26% al pasar de los 45 casos del 2022 a los 57 del 2023. Un aumento porcentual que llama más la atención si se compara con la media nacional. En el conjunto de España estas situaciones han aumentado un 12%, de 453 a 508 el pasado año. Es decir, la violencia sufrida por los funcionarios de prisiones en Castilla y León se ha duplicado en comparación con la media nacional en tan solo un año. De hecho, si se cogen los datos de los centros de Dueñas y Topas, acumulan también el 50% de las agresiones, 20 y 9, respectivamente.  

Reclamaciones

El centro penitenciario de Dueñas es la más conflictiva en el último año y en la última década en la Comunidad. El delegado general de ACAIP en el centro penitenciario, David R.F., critica la falta de médicos en la cárcel, la necesidad de que los funcionarios de prisiones sean reconocidos como agentes de la autoridad y la falta de personal. A mayores, destaca el motivo que, a su juicio, hace que Dueñas sea la prisión con más agresiones de Castilla y León: «Lo que no quieren en el País Vasco lo mandan a Dueñas, es la cárcel cercana más grande al País Vasco».   

En relación a la falta de médicos, indica, al igual que otros compañeros, que no se pueden realizar algunos trámites sin la presencia de un doctor. De la misma manera, lamenta que al no ser considerados como agentes de la autoridad, a «los internos les sale gratis la agresión» porque apenas reciben «una sanción disciplinaria»

En la cárcel salmantina de Topas, también una de las más conflictivas de la Comunidad, estuvo trabajando durante muchos años Ignacio Hernández, secretario general de ACAIP. Recuerda en especial un suceso durante la pandemia, en abril de 2020: «Hubo una pelea en el peor módulo, en el 11. Fue una pelea de todos contra todos. Empezaron a golpearse de malas manera con pinchos y otras herramientas. Tuve que entrar corriendo y se me han quedado mal las manos por intentar apartarles y reducirles ». Este funcionario lamenta que debido a los golpes recibidos sufre «una artrosis a lo bestia» en las manos: «Se me deformaron bastante, se me deformó un poco un hueso», unas consecuencias físicas que este guardia califica como «gafes del oficio». 

Félix Alonso, otro funcionario de prisiones, pero del centro de León, coincide con sus compañeros de profesión en los problemas que conllevan a un aumento de las agresiones en las prisiones. La principal demanda es que sean reconocidos como agentes de la autoridad: «No tiene coste económico, es voluntad política» . «Un conductor de autobús es agente de la autoridad y nosotros no», lamenta este funcionario del centro de León. Una opinión que también comparten los trabajadores de Dueñas y Topas: «Les sale gratis» , indica sobre las consecuencias que tiene para los presos agredir a los trabajadores. Actualmente, es una «falta» si hay un incidente físico con un funcionario, pero si se les cataloga como agentes de la autoridad, pasaría a ser un delito tipificado en el Código Penal y conllevaría un aumento de su pena en la cárcel. 

Hernández explica que hoy en día a los presos «no se les castiga, se les premia» cuando se dan estas situaciones porque «no se les permite salir durante un tiempo de la celda que es lo que quieren». Ambos lamentan que «las agresiones verbales, las amenazas o escupitajos son continuas». 

Los funcionarios coinciden en los problemas que conlleva el aumento de las agresiones en las cárceles: no estar reconocidos como agentes de la autoridad, la falta de personal y la falta de médicos. Los dos apuntan que la edad media de los carceleros es de «unos 56 años». «Falta bastante gente» , coinciden en señalar. En el caso de León, Alonso critica que en ocasiones hay «un trabajador por cada 100 internos». 

En lo que se refiere a la falta de médicos, afirman que su figura es «fundamental» dentro de una prisión. «Cualquier interno al que se le quiera llevar a aislamiento por mal comportamiento, le debe ver un médico, si no hay se para el trámite», explica Hernández. Por su parte, Alonso indica que no hay facultativos porque «no se quiere trabajar en prisiones»: «El salario es bajo y el riesgo alto. Nadie quiere trabajar aquí» . «Si hay una lesión de un preso y no hay un médico se le traslada a un hospital. Un traslado requiere de medidas de seguridad como Policía Nacional o Guardias Civiles, lo que encarece el servicio médico», detalla Félix Alonso sobre las consecuencias de la falta de profesionales sanitarios.  

tracking