Diario de Castilla y León

La bajada de los contagios permite a la Junta quitar la mascarilla obligatoria

Castilla y León puede optar por retirar la medida tras registrar 1.389 casos por cada cien mil habitantes en la segunda semana consecutiva de descenso, único requisito para Sanidad

Un usuario sale de un centro de salud de Valladolid con la mascarilla puesta, junto a un cartel que recuerda su uso obligatorio. PHOTOGENIC

Un usuario sale de un centro de salud de Valladolid con la mascarilla puesta, junto a un cartel que recuerda su uso obligatorio. PHOTOGENIC

Publicado por
Ricardo García
Valladolid

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Igual que vino la mascarilla obligatoria a Castilla y León, podrá irse . Al menos, eso es lo que permiten los datos de incidencia de infecciones respiratorias agudas actualizados ayer por la Consejería de Sanidad de Castilla y León y que muestran como la segunda semana del año fue también la segunda consecutiva en la que las cifras se redujeron . La orden comunicada del Ministerio a las comunidades autónomas la semana pasada no dejaba lugar a dudas, y es por eso que a la vista del nuevo informe Vigira esa obligatoriedad puede desaparecer para quedarse solo en recomendación.

Como ya avanzaba este periódico, la mascarilla obligatoria tan solo ha permanecido en Castilla y León una semana, el tiempo que ha pasado desde la esperpéntica decisión del Ministerio que dirige Mónica García y el registro de los segundos datos a la baja consecutivos. Todo ello, resultado de una orden carente de cualquier tipo de baremo y que tan solo marcaba este requisito , provocando que algunas comunidades con mayor incidencia puedan retirar las mascarillas obligatorias en los centros sanitarios y otras, con datos menores, se vean forzadas a mantenerlas.

Una situación a todas luces paradójica y que con lo sucedido este martes queda expuesta. No obstante, aún queda por saber en qué momento Castilla y León se acoge a estos datos para eliminar la obligatoriedad. Podría hacerlo el miércoles o incluso el jueves en el Consejo de Gobierno, pero lo que está claro es que requerirá de una orden de la Consejería para que la vuelta atrás tenga efecto. Y también está claro que esta orden llegará más pronto que tarde, pues conviene recordar que el departamento que dirige Alejandro Vázquez siempre se ha mostrado contrario a la medida del Ministerio y ha defendido que lo adecuado era recomendar las mascarillas para aquellas personas con síntomas o vulnerables, como también lo han hecho los socios de gobierno de Vox.

Fuentes de la Consejería de Sanidad confirmaron ayer a este periódico que previsiblemente la retirada de la mascarilla obligatoria en centros sanitarios se pondrá hoy sobre la mesa en la reunión de directores del departamento de Vázquez a fin de decidir qué dirección seguir. Además, las mismas fuentes también avanzaron que la decisión definitiva se llevará al Consejo de Gobierno que se celebrará mañana.

Según desvela el último informe Vigira, el descenso de la incidencia global de las enfermedades respiratorias agudas se extiende también al Covid-19, que pasa de los 79 casos por cada cien mil habitantes de la semana anterior a los 66 de esta. La gripe, por su parte, se muestra mucho más reacia a este descenso y deja una semana más de aumento, en este caso discreto, al pasar de 230 casos por cada cien mil habitantes a 236.

Como es habitual, el documento presenta, una pequeña reseña de lo más destacado de la semana en lo que se refiere a las infecciones respiratorias agudas. En esta ocasión, la Consejería de Sanidad explica que «durante esta temporada 23/24 la gripe ha afectado, sobre todo, al grupo pediátrico y de 25 a 64 años . El Covid-19, a los mayores de 65 años y las bronquitis y bronquiolitis al grupo de 0 a 4 años y a los mayores de 75 años».

Más allá de las cifras, lo relevante ahora es el escenario que se le abre ahora a Castilla y León. Conviene recordar que la orden comunicada de Sanidad indicaba que «las comunidades autónomas que presenten datos de descenso de la Incidencia Acumulada de Infecciones Respiratorias Agudas durante dos semanas consecutivas, según los datos reportados al Ministerio de Sanidad por medio de la Red de Vigilancia, podrán pasar, si así lo consideran adecuado según el conjunto de su situación epidemiológica, de la situación de obligatoriedad del uso de mascarillas en centros sanitarios a una situación de recomendación de uso»

De lo que nada decía, y es precisamente lo que hace de esta orden algo estrambótico, era de parámetros, ni dejar de superar unas determinadas tasas, ni ningún criterio que tenga en cuenta la situación sanitaria y la presión asistencial de cada Comunidad. Sólo que baje, algo que Castilla y León ya ha conseguido.

Hace unos días, cuando la ministra García ya desgranaba su propuesta, el consejero de Sanidad mostraba su desconfianza, a pesar de que, como se ha hecho, se comprometió a acatar las directrices que llegaran desde el Ministerio. Vázquez alegó que la recomendación era suficiente y que la imposición tan sólo escondía un movimiento de imagen, de cosmética política, como «cortina de humo» de otros temas candentes de primera línea. 

Y aquí vienen los escenarios esperpénticos y los desequilibrios territoriales : puede darse el caso, y se daría, de que en comunidades con alta incidencia el tapabocas deje de ser obligatorio y en otras con grados de incidencia sustancialmente menor sí tengan que usarlas por orden ministerial. Vamos, que con el descenso ya se puede eludir la imposición aunque se descienda de muchísimo a mucho. Y quien tenga poca pero se mantenga o suba algo sigue sujeta a esa orden. 

Quizá sea Castilla y León uno de los mejores ejemplos, puesto que a pesar de los dos descensos semanales consecutivos no se puede negar que la incidencia de las enfermedades respiratorias agudas continúa siendo alta. De hecho, y a la espera de la actualización de los datos del Ministerio de Sanidad, la previsión es que se mantendrá entre las primeras de la tabla nacional. Con todo, ahora puede elegir si mantener la obligación o bien pasar a esa recomendación que la Consejería siempre ha defendido, mientras que otros territorios con niveles más bajos estén obligadas a seguir cumpliendo la orden ministerial al no haber logrado los descensos que, por otra parte, resultan mucho más difíciles de lograr cuando las cifras que se manejan son ya de por sí bajas.

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