Diario de Castilla y León

Unamuno convertido en un “detective andante” en la última novela de García Jambrina

Literatura negra e histórica conviven en ‘El primer caso de Unamuno’, que abre una nueva serie del escritor zamorano afincado en Salamanca

El escritor Luis García Jambrina presenta la novela `El primer
caso de Unamuno´ - ICAL

El escritor Luis García Jambrina presenta la novela `El primer caso de Unamuno´ - ICAL

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Redacción
Valladolid

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Han pasado 16 años desde que Luis García Jambrina abrió con ‘El manuscrito de piedra’ la exitosa saga protagonizada por el pesquisidor Fernando de Rojas, y ahora el escritor zamorano afincado en Salamanca inicia una nueva aventura cediendo el protagonismo a otro insigne escritor español, al que convierte en “un detective andante” para recorrer de su mano otro periodo apasionante de la historia de España. ‘El primer caso de Unamuno’ (Alfaguara, 19,90 euros) acaba de llegar a las librerías y con la novela arranca una nueva serie literaria que promete grandes intrigas y emociones de altos vuelos de la mano del autor de ‘La tía Tula’ o ‘Niebla’, a lo largo y ancho del primer tercio del siglo XX.

De lejos viene la relación de García Jambrina con Unamuno, pues fue en la Casa Museo Unamuno donde realizó sus primeras prácticas como becario en 1988, catalogando parte de sus fondos. La primera irrupción de don Miguel en su narrativa llegaría años después, en 2005, cuando incluyó ‘El último café’, un relato donde fantaseaba con su muerte, en su libro ‘Muertos S.A.’. Como reconoce ahora en declaraciones a Ical, se quedó entonces “con ganas de más”, de profundizar a través de la ficción en sus últimos meses de vida, pero aquello quedó aparcado al ver la luz en 2006 ‘Agonizar en Salamanca’, de Luciano G. Egido, informa Ical.

Unamuno reapareció con fuerza para Jambrina en 2021, cuando dio forma junto a Manuel Menchón a la combinación de ensayo, crónica y relato que es ‘La doble muerte de Unamuno’, un proyecto que requirió un amplio proceso de “investigación y profundización”. “Ahí confirmé algo que ya sabía: que Unamuno es un personajón, con potencial para una novela o para el cine, como ya se ha demostrado. Vi que daba muchísimo juego y decidí iniciar una serie de novelas, en las que iremos viendo al personaje investigando en diferentes épocas y circunstancias de su vida: durante la Gran Guerra, en la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República o la guerra civil”, todo ello enmarcado en lo que García Jambrina considera su territorio personal: “la novela negra, la novela histórica y el trasfondo literario”.

La primera novela

En este caso, ambienta la novela en 1905 para recorrer un período de la vida de Unamuno “quizá menos conocido” por los lectores en general, antes de su destierro, de la República y de su papel durante la guerra civil. “Comienzos de siglo me parecía un momento interesante para dar a conocer algunas facetas de Unamuno, como su compromiso político y social, en una época en la que él era catedrático y rector de la Universidad de Salamanca”, apunta. 

La trama, como sucederá con futuras entregas, parte de un suceso real en el que Unamuno se vio implicado. En este caso fue la petición al presidente de Argentina, por parte de los vecinos de la pequeña localidad salmantina de Boada, de emigrar en masa a aquel país, tras las continuas expropiaciones a las que les sometía el Estado español. La noticia despertó una gran polvareda en los medios nacionales y fue considerada un “acto antipatriótico” por el periodista Ramiro de Maeztu, que en ese momento era corresponsal en Londres para ‘La Correspondencia de España’. Unamuno decidió visitar Boada para conocer de primera mano qué había generado aquella situación, y acabó intercediendo para reclamar al Congreso la devolución de la mayor parte de las tierras. Con esa premisa, García Jambrina introduce la trama detectivesca inspirada por otro suceso real registrado en Salamanca 25 años antes, cuando el pueblo de Matilla de los Caños, en pleno, asesinó al capataz del propietario de todas las tierras. 

A partir de entonces convierte al autor de ‘Amor y pedagogía’ en una combinación entre dos de los grandes arquetipos de la literatura universal: Don Quijote y Sherlock Holmes, dos referentes que sobrevuelan la novela y que le permiten jugar con otro de los planteamientos que el propio Unamuno deslizó en su obra literaria, la metaficción (tan presente en ‘Niebla’) y cómo los personajes de ficción, en ocasiones, pueden llegar a ser más reales que sus propios autores. Para la ocasión, al modo de Watson o Sancho Panza, el zamorano da forma a Manuel Rivera, un abogado penalista “totalmente inventado” que se convertirá en contrapunto y fiel compañero de aventuras de Unamuno.

Uno de los grandes temas que aborda la novela es la despoblación, una realidad por desgracia muy presente en la España actual. “Siempre he intentado, incluso con las novelas de Rojas, que aunque sean novelas históricas tengan una vigencia, una actualidad, que permita establecer paralelismos. En este sentido considero que las raíces de lo que llaman la España vaciada, que yo la llamo la España desahuciada, empezó justo entre finales del XIX y comienzos del siglo XX. Es un fenómeno que se aprecia especialmente en la provincia de Salamanca, donde muchas tierras de cultivo se convirtieron en grandes dehesas para el ganado”, reseña.

En ese sentido, la enorme “sensibilidad” de Unamuno hacia los problemas de la gente de a pie, así como su conocimiento sobre cuestiones de economía o la renta agraria, le llevó a “bajar de su asiento en la cátedra y comprometerse con el mundo rural”. Para García Jambrina, “Unamuno es el gran humanista y el gran intelectual”. “La palabra parece hecha para él. Yo creo que es el gran intelectual no de ese periodo sino de todo el siglo XX. Es difícil encontrar alguno de su estatura. Ahora echamos mucho de menos esas figuras, esa es la diferencia. Porque hoy se habla desde una ideología o desde otra, mientras que Unamuno todos sabemos que no se casaba con nadie, que era una persona radicalmente independiente. Y así le fue. Sufrió las consecuencias por ello”, sentencia.

El zamorano confiesa estar “expectante” por ver cómo reciben los lectores la primera entrega de su nueva saga literaria, que supone “un giro” en su trayectoria, si bien recoge todo su bagaje anterior al servicio de nuevos retos. “Es una apuesta que nunca sabes cómo va a salir. Piensas que es una novela muy original y ambiciosa, pero luego a lo mejor no interesa. Espero que no sea así”, desliza, confiando en que su personaje cale en el público con una novela que “admite muchas lecturas” y que refleja todo el trasfondo histórico, social, literario y político de la época, además de mostrar a un Unamuno “más atractivo y complejo, en todas sus facetas”.

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