Diario de Castilla y León

36 collares con GPS para monitorear al lobo ‘feroz’

La Junta inicia un proyecto de captura y marcaje de ejemplares para estudiar sus movimientos y alimentación en zonas con daños a la ganadería

Los expertos colocan un collar con GPS al primer ejemplar del proyecto, el lunes, en la Montaña Palentina. EM

Los expertos colocan un collar con GPS al primer ejemplar del proyecto, el lunes, en la Montaña Palentina. EM

Publicado por
Esther Neila
Valladolid

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La captura de un lobo en la Montaña Palentina para la colocación del primer collar con GPS dio el lunes el pistoletazo de salida a un proyecto de la Junta para estudiar el comportamiento de esta especie protegida en toda Castilla y León con el fin último de mejorar «las medidas de prevención» en las explotaciones ganaderas. Así consta en el expediente de la Fundación Patrimonio Natural para la contratación de un experto con quince años de experiencia en capturas y radiomarcaje del cánido que en los próximos tres meses formará «a todo el personal de campo y técnico relacionado con la gestión del lobo en la Consejería de Medio Ambiente».

En total, unos 500 agentes medioambientales, celadores y peones, así como el equipo veterinario de la red de centros de fauna en las nueve provincias están llamados a participar en las jornadas que se desarrollarán durante los próximos tres meses. El plan formativo comienza  en cada provincia con una lección teórica de dos horas y continúa con sesiones prácticas de captura y radiomarcaje del animal.

El formador explicará a cada equipo los métodos de captura y seguimiento propios de la especie que luego serán de aplicación en el campo. Y bajo su tutela, los ‘alumnos’ montarán las primeras líneas de trampeo de acuerdo con los protocolos establecidos en el Plan de captura y radiomarcaje de lobo en Castilla y León.

El proyecto se prolongará durante los años 2024 y 2025 con la asistencia y seguimiento de los animales. Desde la Consejería de Medio Ambiente, explican que «no está fijado un numero concreto de ejemplares porque las capturas dependen de muchos factores, como los climatológicos o la dificultad intrínseca de la capturas de un gran carnívoro». En todo caso, en el inicio del proyecto y con el objetivo de los próximos dos años «se va a disponer de 36 collares GPS para su instalación en lobo».

Las capturas se realizarán «en todo el territorio» de la Comunidad priorizando las manadas o ejemplares «que generan una mayor conflictividad por el número de daños que producen». «Se tendrá en cuenta la elección de manadas situadas en zonas con diferente tipología de explotaciones ganaderas en régimen extensivo tanto en lo referente a especie de ganado predominante como a su tipo de manejo, de manera que se obtenga información de manadas ubicadas en diferentes áreas geográficas con distintas características en lo relativo al tipo de ganado y su manejo», precisa el pliego.

Los dispositivos proporcionarán información precisa sobre aspectos de la biología, ecología y dinámica poblacional «para promover el desarrollo de la investigación sobre la especie, su hábitat e interacciones, aplicada a la gestión y conservación del lobo ibérico», protegido ya a ambos lados de Duero. 

En concreto, entre la información que se espera obtener con este seguimiento se encuentra «la tasa de depredación sobre el ganado» y la determinación de pautas de alimentación, es decir, qué porcentaje ocupa el ganado en su dieta frente a otros mamíferos como ciervos, corzos, jabalíes, conejos o liebres.

También proporcionará datos directos sobre «los factores que influyen, en zonas con daños recurrentes, en la predación sobre el ganado, la eficacia de los métodos de prevención y si existen determinados individuos que producen con más frecuencia daños al ganado», explican desde Medio Ambiente.

Los datos permitirán dibujar «las características del territorio de las manadas y el área de campeo de los ejemplares en función de su status social (pareja reproductora, individuos integrados en la manada, flotantes y dispersantes)», así como «los ritmos de actividad y el uso del espacio a lo largo de las fases del ciclo anual».

Los emisores GPS proporcionarán «datos biométricos y sanitarios» de los ejemplares capturados. También, información sobre «los desplazamientos de los lobos, con especial interés en ejemplares dispersantes, lo cual es importante, por ejemplo, para identificar y tratar de limitar el efecto barrera de algunas infraestructuras», apostillan. También se espera detectar los posibles «episodios de mortalidad no natural y sus causas» entre los cánidos.

La Junta justifica esta iniciativa por la necesidad de prevenir los daños ocasionados sobre la ganadería extensiva. Por un lado, «a través de la implementación de un sistema de asistencia, apoyo y formación a las explotaciones ganaderas al objeto de implementar las medidas preventivas más idóneas» para cada caso. Por otro, con este seguimiento de los ejemplares equipados con GPS se podrán obtener datos sobre las respuestas del lobo ibérico «ante los métodos de prevención implementados» en las explotaciones. Y eso permitirá «evaluar la eficacia de las medidas adoptadas y, en su caso, proponer actuaciones para incrementar su efectividad contribuyendo a adoptar las medidas de gestión y conservación precisas en base al mejor conocimiento científico».

El contrato de formación contempla la asistencia y asesoramiento del personal de la Administración autonómica hasta el año 2024. El presupuesto total del contrato de formación asciende a 38.700 euros, divididos en dos contratos, uno para Zamora, Salamanca, Ávila y Segovia y otro para León, Palencia, Valladolid, Burgos y Soria

Tras la jornada de montaje de líneas de trampeo, se dispondrá de 117 jornadas de tutela y trampeo propio en toda Castilla y León, con la asistencia técnica externa al personal de la administración. 

En la memoria del proyecto, la Junta argumenta que «la captura de lobos con fines científicos para realizar el seguimiento de ejemplares mediante emisores GPS se presenta como una herramienta básica para mejorar el conocimiento de los parámetros demográficos, la estructura poblacional, el uso del territorio, la evaluación de las técnicas de prevención y de minimización de daños al ganado y la adecuación de las prácticas ganaderas». «Esta técnica puede aportar una información muy completa y práctica para la conservación y, sobre todo, para la gestión de esta especie».

Recuerda que «los daños ocasionados a la ganadería en los últimos siete años se han duplicado, pasando de 2.769 reses muertas en 2015 a 5.080 en 2022», lo que ha «aumentado la conflictividad social por la presencia de la especie, sobre todo en zonas con gran tradición ganadera en las que el lobo había desaparecido durante décadas y que, con su recolonización, ha vuelto a ocasionar importantes daños» en la cabaña.

El proyecto persigue un estudio  cualitativo, no cuantitativo, de la especie. El último censo regional, desarrollado durante los años 2012 y 2013, «determinó la existencia de 179 manadas o grupos familiares y se recabaron datos de reproducción para el 73%». El anterior dato poblacional se remonta a 2001, cuando se detectaron 149 manadas, lo que deja «una idea clara de la evolución favorable de las poblaciones de lobo en Castilla y León durante las dos últimas décadas, habiendo podido ocupar las nueve provincias de la Comunidad y consolidándose como especie reproductora en todas ellas». 

Método de captura

Para la captura se usarán trampas Belisle, la única certificada por Europa para la captura científica de lobos. El modelo TR-8  está restringido en España a tramperos vinculados a la Administración. Se activa mediante la presión ejercida con una de sus patas en un disparador. El sistema de captura es mediante un lazo de acero anclado al terreno, «no produciendo el muelle del sistema antishock daños en la extremidad del animal», según el pliego. El lanzador se separa del animal, de modo que lo único que queda capturado es el lazo del cable.

En las zonas con posible presencia de oso pardo «se pondrá especial atención en la colocación de las trampas, con el fin de evitar posibles capturas accidentales de oseznos de entre 10 y 12 meses, que por el tamaño de la palma de la mano son los más propensos a caer en estas trampas». El control de las trampas se realiza mediante un sistema de envío directo de imágenes, «reduciendo así el riesgo y tiempos de actuación ante la captura».

El lobo objeto de trampeo es sedado para que no sufra estrés durante el manejo y se procede a la colocación del collar. El ejemplar se libera en el mismo punto y se hace un seguimiento detallado durante las primeras 12 horas. Durante el marcaje, el equipo debe permanecer en absoluto silencio, sin provocar sonidos que puedan aumentar el estrés del animal (móviles, cámaras de fotos, velcros...).

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