Salamanca llora la muerte de Agustín Ibarrola, autor del desaparecido Bosque de Olmos

Las bellas artes salmantinas lloran este viernes la pérdida del escultor y pintor Agustín Ibarrola, fallecido esta madrugada a los 93 años. El artista vizcaíno, nacido en Basauri, fue el autor del Bosque de Olmos, polémico proyecto impulsado en Salamanca a medidos de los noventa que languideció hasta perecer para siempre y del que hoy solo queda una placa en el barrio del Arrabal.

Ibarrola, cuya obra más conocida es el Bosque de Oma, en la reserva natural de Urdaibai, Vizcaya, pasó por la capital del Tormes y se involucró en el problema, afrontado por la Corporación municipal de entonces, de la grafiosis de los olmos, que había dejado numerosos ejemplares secos a lo largo de toda la ciudad. Y quiso aportar su creación artística para encauzar aquel inconveniente, informa Ical.

El profesor de Escultura en la Facultad de Bellas Artes, Aquilino González, recuerda con “cariño y nostalgia” a Ibarrola y aquel proyecto, iniciado en 1995, que fue una iniciativa de la propia facultad en la que sigue impartiendo clases. “Él escuchó hablar del proyecto y pidió incorporarse. Entonces, los profesores y los exalumnos, encantados de estar con un profesional, sobre todo, que trabajaba el arte en la naturaleza y el árbol”, rememoró.

“Cuando vino, se actuó en los árboles de la ciudad y luego él planteó ubicarlos todos juntos en un espacio, que es lo que se hizo y se llevó allí. Después desapareció. Se creó otro proyecto al lado del Arrabal y se puso una placa, es lo único que queda como testimonio de aquello”, añadió el profesor González, quien tuvo participación en todo aquello y quien, no en vano, es el autor que ilustra la placa conmemorativa que atestigua el paso de Ibarrola por la ciudad, en el barrio trastormesino.

Hoy, se despide del que fuera su compañero artista. “Era alguien que se le quería. Yo le apreciaba mucho, también personalmente, porque tuve muchas charlas con él, con su mujer, Luz, estábamos muy a gusto Era una persona afable, que enseguida te ayudaba, entendía y comprendía. Era alguien ‘estupendísimo’. Y ahora, en este momento, muy tristes, claro”, reflexionó.

Lo cierto es que la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León no veía con buenos ojos la ubicación de la instalación en Salamanca, por su cercanía con el Puente Romano. Hacia 1998 acabó siendo retirado, a pesar de contar con el beneplácito del Ayuntamiento y en 2001 se restauró y se reubicó frente a la iglesia del Arrabal, en una zona cercana a la original. A pesar de la lucha de la Asociación Ciudadanos en Defensa del Patrimonio, la obra desapareció, finalmente, en el 2012.