Diario de Castilla y León

Rutas del Camino de Santiago

El Camino de Santiago más hospitalario y desconocido

El camino del levante-sureste cruza a lo largo de SEIS etapas la provincia de ávila,  en su discurrir hacia Santiago de Compostela

Peregrinos transitan por el camino que discurre paralelo a la Muralla de Ávila.- ÁVILA TURISMO

Peregrinos transitan por el camino que discurre paralelo a la Muralla de Ávila.- ÁVILA TURISMO

Publicado por
Daniel M. Arranz

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«Es célebre la frase que dice que todos los caminos conducen a Roma, pero la realidad también demuestra que todos los caminos llevan a Santiago porque hay rutas jacobeas que vertebran el territorio nacional y en el caso de Castilla y León recorren todas las provincias. En el caso de la provincia de Ávila el camino procede del Sureste, el denominado Camino del Levante, una ruta que tiene su origen en el siglo XVI y que recorre más de un millar de kilómetros y 350 poblaciones antes de conectar con la Vía de la Plata o el Camino Sanabrés para finalizar en Santiago.

En la provincia abulense habrá seis etapas desde Cadalso de los Vidrios en Madrid hasta su despedida en dirección a la vallisoletana Medina del Campo. Un camino plagado de secretos, de historia, patrimonio y sobre todo de recuerdos que el peregrino guardará en su mochila a su paso por Tierras de Pinares, Ávila capital, o La Moraña tras recorrer más de 150 kilómetros en las seis etapas. 

Todas ellas tienen su encanto porque « el camino es una maravilla . Hay de todo, desde pinares en la zona sur hasta el cereal en la zona de La Moraña, es un cambio importante de paisaje a lo largo de los 100 kilómetros», detalla Raquel Martín, presidenta de la Asociación ‘Amigos del Camino de Santiago de Ávila’, un colectivo muy implicado en la puesta en valor de este trayecto histórico que ha llegado a atraer a más de 200 peregrinos este año aunque en épocas pasadas el volumen era mayor superando el medio millar, procedentes de casi todos los países, con peregrinos muy lejanos procedentes de Corea, Argentina, e incluso más recientemente desde Australia.

Los toros de Guisando son la carta de bienvenida a esta provincia , con los cuatro verracos que son testigo de un acontecimiento histórico como el Tratado de los Toros de Guisando por el que Isabel sería proclamada heredera de la Corona de Castilla. El Tiemblo, El Barraco o Cebreros son algunas de las paradas, pero una de las etapas con cierto arraigo es la que conduce desde Bartolomé de Pinares hasta Ávila capital. Son 27,2 kilómetros una distancia destacada que da inicio en San Bartolomé de Pinares, localidad perteneciente  a la comarca de Pinares, cerca del río Alberche que está enclavada en las laderas del valle del Gaznata, cercana al embalse del Burguillo. 

La iglesia de San Bartolomé Apóstol es uno de los atractivos gracias a su fachada de estilo herreriano, al igual que la plaza del Cascorro donde se ubica el Ayuntamiento y cerca de donde se halla una estatua en homenaje a Eloy Gonzalo, conocido como ‘Cascorro’, un joven soldado español que participó en Cuba prendiendo fuego a la posición de insurrectos cubanos. Su pueblo natal le recuerda con esta fuente y también envuelve la tradición en una fiesta en la víspera de San Antón como son las Luminarias, otro aliciente para realizar el Camino y volver a disfrutar de esta localidad , que dará inicio a una etapa que pasará por El Herradón y Tornadizos, dos localidades con joyas patrimoniales, especialmente la primera con la iglesia de Santa María la Mayor, y la segunda ya en las inmediaciones de la capital abulense. El contraste es notable, indica Raquel Martín porque aunque el trato en las grandes ciudades siempre es bueno hacia los viandantes, «las gentes rurales se desviven con los peregrinos, es un acercamiento continuo al visitante. Son gente encantadora». Pueblos serranos donde el ganado también es protagonista del discurrir de aquellos que han optado por esta vía para llegar hasta Santiago de Compostela. 

Pero antes deberán llegar a una Ciudad Patrimonio de la Humanidad como es Ávila . Una de las ciudades con mejor recinto amurallado, correspondiente al siglo XI, y con más de 2.500 metros de perímetro, ofrece al peregrino muchos alicientes para terminar la etapa y caminar por sus calles plagadas de historia. Allí podrán observar la Catedral del Cristo Salvador, la primera catedral gótica del país. Un templo sobrio cuya construcción se extendió durante casi cuatro siglos y que bien vale una visita. La Plaza del Mercado Chico es otro lugar plagado de peregrinos que buscan un lugar donde degustar la gastronomía típica de la zona, otro aval de esta ciudad amurallada donde el arte del buen yantar no es una expresión casi en desuso sino la realidad cuando uno se sienta a compartir mesa y mantel porque la carne de ternera de raza avileña, las patatas revolconas o la sopa castellana son la carta de bienvenida al visitante.

La historia de Santa Teresa de Jesús también es otro aliciente para aumentar los conocimientos al finalizar esta etapa, en una ciudad donde sus huellas están muy presentes tanto en el Convento como a través de una ruta religiosa que conduce por la Muralla o por la Puerta de la Santa. Un destino «bien señalizado» que desde la Asociación del Camino de Santiago en la provincia desean impulsar y que sea un recurso turístico en auge y permita incrementar el número de peregrinos anuales. 

Esta ruta por la provincia abulense coincide en parte por la Ruta Teresiana que comparte localidades y que conecta El Tiemblo con la capital . Desde aquí el recorrido conduce al peregrino hasta Gotarrendura, donde partirá posteriormente hasta Arévalo pasando por Hernansancho, Villanueva de Gómez, El Bohodón, o Tiñosillos en plena Moraña abulense donde el cereal es protagonista con alternancia de cultivos de secano y regadío. Antes de despedirse de esta provincia avanzará hacia Palacios de Goda, al norte del territorio, que será la puerta de salida hacia suelo vallisoletano. 

El Camino del Sureste deja huella en esta provincia que da un impulso al peregrino que todavía deberá afrontar un largo trayecto hasta la plaza del Obradoiro . ‘El Camino no se anda, se vive’ y la experiencia abulense enriquece la marcha a su paso.

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