El Gobierno no sabe decir cuándo acabará la A-11 en Valladolid tras 3 años de obras
El Ministerio de Transportes de Raquel Sánchez afirma en una escueta respuesta parlamentaria que «es prematuro definir la fecha de finalización» de los tramos vallisoletanos e indica que las obras pueden estar sujetas a «incidencias o imprevistos»
El terreno que se extiende entre los municipios vallisoletanos de Quintanilla de Arriba y Tudela de Duero se ha convertido en un páramo yermo mientras que el proyecto de la Autovía del Duero que pasará cerca de estas localidades languidece . Trece años han pasado desde que comenzaran las obras sin que existan previsiones de cuando estará acabada la A-11, pues ni siquiera el propio Gobierno de España es capaz de precisarlo. De hecho, ha sido el propio Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana que dirige Raquel Sánchez el que recientemente ha reconocido que «es prematuro definir con precisión la fecha de finalización de las obras».
Son las palabras textuales que aparecen en la respuesta del Ministerio de Sánchez a una pregunta formulada por los diputados del PP por Valladolid , José Ángel Alonso y Eduardo Carazo , acerca de esta autovía. Respuesta que, además, sorprende por su imprecisión, puesto que después de tantos años en ejecución cabría esperar una estimación algo más concreta.
Pero la contestación del Gobierno no se queda solo ahí, ya que en esta ocasión argumenta que existen factores que pueden retrasar las obras. Si hace no mucho Raquel Sánchez afirmaba en Castilla y León que los retrasos en la construcción de la Autovía del Duero eran debidos a la pandemia y a la guerra de Ucrania, ahora su departamento se escuda en que « las obras civiles están sujetas a incidencias que pueden ocurrir durante su ejecución , por ejemplo, condiciones meteorológicas adversas que impidan ejecutar determinadas unidades de obras o imprevistos que en cualquier obra existen».
Por lo tanto, el Ejecutivo central pretende ahora explicar la demora en la ejecución de las obras mediante las abundantes lluvias y condiciones climatológicas extremas que tienen lugar en pleno corazón de la provincia de Valladolid y que, según se deduce de su argumentación, impiden a los operarios trabajar. Lo que no aclaran, eso sí, es si estas circunstancias no estaban contempladas en la primera redacción del proyecto o cuando se dieron los primeros plazos para la conclusión de los trabajos que ahora han quedado obsoletos.
Pero tal es la desidia del Gobierno de España con esta autovía que no ha sido hasta hace poco cuando el Ministerio de Transportes ha confirmado la existencia de proyectos modificados para los dos tramos que discurrirán por la provincia de Valladolid. De nuevo mediante una respuesta parlamentaria, confirman ahora que para el tramo entre Quintanilla de Arriba y Olivares de Duero «en los últimos cinco años, concretamente el 7 de octubre de 2022, se ha autorizado la redacción de un proyecto modificado por un importe de 8.465.786,40 euros (IVA incluido), que se encuentra actualmente en proceso de redacción el cual, una vez redactado, requerirá el trámite de aprobación que establece la Ley de Contratos del Sector Público». No obstante, para el tramo entre Olivares de Duero y Tudela de Duero la situación es exactamente la misma, ya que el Ministerio aporta la misma explicación palabra por palabra con la única diferencia de que aquí el importe es de 9.709.565,31 euros.
En definitiva, dos modificados que conjuntamente superan los 18 millones de euros y que, sin entrar en su necesidad o no, solo van a suponer nuevos retrasos en la A-11 ante el asombro y la indignación de quienes reclaman que esta carretera sea una realidad, con los alcaldes de los municipios ubicados a sus lados a la cabeza.
Eso sí, la respuesta parlamentaria del Ministerio deja claro que «las obras afectadas por el Proyecto Modificado nº1 de ambos expedientes, cuentan con autorización de continuidad provisional otorgado por la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en fecha 25 de octubre de 2022».
Pero si la demora en las obras es para todos los afectados insostenible, todavía lo son más las declaraciones de la ministra Raquel Sánchez que, también recientemente, situó la Autovía del Duero como una «prioridad» para el Gobierno de España .
En concreto, era el pasado mes de marzo cuando la máxima responsable estatal en materia de transporte aseguraba que la autovía es prioritaria para el Gobierno por el «importante papel» para comunicar a los territorios «más afectados por la despoblación», a pesar de que en las obras entre Quintanilla de Arriba, Olivares y Tudela sólo se ha ejecutado el 22%. El tramo entre Quintanilla de Arriba y Olivares de 14,5 kilómetros tiene un grado de ejecución del 20% y en el comprendido entre Olivares y Tudela de Duero de 22,4 kilómetros sólo se ha ejecutado el 22,4%. Las obras en estos dos tramos de la provincia de Valladolid acumulan varios años de retraso y los alcaldes de los pueblos afectados han perdido la paciencia. Algunos ironizan y afirman que ni ellos ni sus nietos verán terminada la autovía.
En relación con esto, Sánchez recordó que en julio de 2022 el Ministerio ya aprobó definitivamente el trazado del tramo Langa-Aranda y anunció que se trabaja «intensamente» para aprobar el proyecto de construcción y, este verano, se liciten las obras. «Desde este Ministerio invertimos y trabajamos también en mantener nuestras infraestructuras en las mejores condiciones », indicó la titular de esta rama.
Existe una tercera respuesta, a la que también ha tenido acceso este periódico, en la que el Ejecutivo de Pedro Sánchez sigue insistiendo en que las obras avanzan. «Actualmente se están desarrollando los contratos de obra para la ejecución de los tramos de la autovía A-11 entre Quintanilla de Arriba-Olivares de Duero (14,5 km) y Olivares de Duero-Tudela de Duero (20,2 km)», aseguran, al tiempo que añaden que «en ambos contratos se ha autorizado la redacción de un proyecto modificado».
No obstante, las afirmaciones del Ministerio de que las obras avanzan no se corresponden con la realidad que exponen quienes son testigos de las mismas día tras día. Según relatan la mayoría de los alcaldes de la zona, en la zona de ejecución apenas aparecen unos pocos operarios y alguna máquina aislada ; eso, cuando no pasan semanas sin que se muevan ni un ápice.
A día de hoy, lo que se puede apreciar en la A-11 es que en algunos puntos sí existe actividad, mientras que en otros es mucho más reducida. En cualquier caso, por muy rápido que avancen las obras parece imposible que cumplan con los plazos establecidos , ya que para uno de los tramos ya se ha cumplido y para el otro concluirá a lo largo de 2023. Por lo tanto, si la situación de la Autovía del Duero se puede resumir con una sola palabra, esa es retraso, por mucho que ahora el horizonte presupuestario se haya extendido hasta el año 2025 .
Pero más allá de todo lo anterior, la finalización de la A-11 es urgente por diferentes motivos. El primero, porque una vez concluida esta será la autovía que vertebre de este a oeste la comunidad de Castilla y León, mejorando las comunicaciones por carretera y, sobre todo, acortando los tiempos. No en vano, en un territorio de estas características todo lo que facilite la conexión entre sus diferentes extremos es siempre bien recibido.
Pero además, se espera que la Autovía del Duero redunde en la seguridad, ya que actualmente la única carretera que realiza un recorrido similar es la N-122 , conocida por la cantidad de accidentes que registra cada año y con una buena parte de ellos que se saldan con víctimas mortales.
Pero de nada parece servir todo lo anterior, ya que la A-11 parece estar en los últimos puestos en la lista de prioridades del Gobierno. No en vano, la última visita de Raquel Sánchez a Valladolid no se produjo para realizar ningún anuncio acerca de esta infraestructura, sino que acudió para presidir la inauguración de una estación de carga para los autobuses municipales eléctricos .
Lo que ocurre con la A-11 tampoco es algo excepcional, puesto que en otras importantes infraestructuras de la Comunidad también se pone de manifiesto la pasividad del Gobierno central. Una de ellas es la autovía que conectará Valladolid y León, la A-60 , que continúa paralizada a pesar de la importancia que tendrá para unir las dos ciudades.
Además, ahora ha entrado en juego el esperado Corredor Atlántico , una infraestructura ferroviaria que conectará Castilla y León con el resto de España y de Europa impulsando el transporte de viajeros y mercancías. No obstante, este también es un proyecto a largo plazo en el que el bastón de mando lo lleva la Unión Europea, a pesar de que la Junta ya ha insistido en que el Gobierno publique el presupuesto y los tramos estimados para que no ocurra, precisamente, lo mismo que con las autovías.