Los comicios que acabaron con el reinado de Alfonso XIII
«A pesar de que la prensa y los líderes políticos de la época no pusieron en duda la victoria republicana ni por un momento, más tarde, para complacerr el revisionismo franquista, se buscaron toda clase de excusas para desligitimar el triunfo»
‘Las elecciones que acabaron con la Monarquía. El 12 de abril de 1931’ es el título del nuevo libro que ha escrito Carmelo Romero, historiador y escritor, que ahonda en cómo el rey Alfonso XIII es ‘barrido’ en los comicios celebrados en esa fecha por los republicanos.
Cuenta Romero que con este libro «he vuelto sobre mis propios orígenes intelectuales» ya que «en 1973, cuando no era habitual escribir sobre la II República, hice la tesina y la tesis doctoral sobre este tema centrándome en Soria». Así que esta obra, para él, «es un reencuentro».
Un asunto que, explica Romero, con el tiempo ha adquirido un turbio velo, «ya que el cariz que se ha dado en muchas ocasiones a estas elecciones municipales del 12 de abril de 1931 tanto en la investigación como en la ensañanza, desde mi criterio, no es el más adecuado». Sobre todo, «añade, a raíz del revisionismo» llevado a cabo por el franquismo.
Y es que, apunta el autor, «a pesar de que la prensa y los líderes políticos de la época no pusieron en duda la victoria republicana ni por un momento, más tarde, para complacer el revisionismo franquista, se buscaron toda clase de excusas para deslegitimar un triunfo inapelable ».
No en vano, asegura, «he revisado casi un centenar de periódicos y todos, desde los republicanos hasta los monárquicos no ponen en duda la victoria de los primeros». Y es que, explica Romero, «el propio Alfonso XIII declararía categórico tras conocer los resultados: ‘Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo’». De la misma forma, continúa, el conde Romanones perdió en su feudo -Guadalajara- declarando, al conocer este hecho, estar «todo perdido» . Un resultado que se repite en Murcia, casa del ministro De la Cierva, que se muestra atónito y pide hablar con el gobernador.
Los revisionistas encontraron varias excusas al por qué de que Alfonso XIII no manifestara voluntad de resistir tras los resultados, sobre todo, teniendo en cuenta que al abandonar el trono pierde su dinastía. Esta corriente justifica que el monarca estaba sumido en una profunda depresión por la muerte de su madre unos meses antes -un fallecimiento que tuvo lugar más de dos años antes, indica Romero- y, por otra parte, por los temores de su esposa, Victoria Eugenia, ante la posibilidad de acabar como asesinada como había ocurrido en Rusia con los zares. Sin embargo, este argumento tampoco tiene mucha consistencia para Romero cuando el rey pone rumbo a Francia solo el 14 de abril de forma precipitada dejando a la familia real, temores de la reina incluidos, en Madrid. Sería al día siguiente de la marcha del monarca cuando la reina Victoria Eugenia y sus cinco hijos (ya que el sexto, Juan, estaba en San Fernando y marcha a Gibraltar) parten en tren rumbo a París sin problema alguno.
Romero indica que los datos aportados como resultados de estas elecciones son una profunda contradicció n. Para intentar explicar lo sucedido explica la Ley Electoral de 1907 con su artículo 29 (que no se celebrarían elecciones en aquellos distritos en los que se presentara un único candidato, que quedaría proclamado de forma automática), fundamental para explicar sus resultados y sus efectos. Por otra parte, explica el caso de Soria, separada en tres distritos (secciones): Consistorio (seis concejales), Colegiata (seis concejales) y Salvador (cinco concejales). Soria consigue ocho republicanos, seis monárquicos y tres ‘otros’.