Diario de Castilla y León

Dos ganaderos de Burgos advierten: “No hay huevos en el mercado y como sigamos así, tampoco tendremos pollos”

Ahogados por los sobrecostes, Eduardo y Juan José han echado el cierre a su granja avícola   

Pollos de corral salen a toda prisa de su gallinero en una granja en una imagen de archivo. E.M.

Pollos de corral salen a toda prisa de su gallinero en una granja en una imagen de archivo. E.M.

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Loreto Velázquez

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Con 61 y 56 años respectivamente, han sido  ganaderos y agricultores toda su vida . Tienen las granjas pagadas y sin embargo, han echado el cierre. Esta es la historia de Eduardo y Juan José Sánchez Barriuso, dos hermanos que  se han hartado de perder dinero  con su granja de  pollos de engorde . El sobrecoste que está suponiendo el pago de la electricidad, el gas, el carburante, el serrín y los higienizantes no dan opción.  “Ahora todo el mundo habla de los huevos porque no hay en el mercado, pero como sigamos así tampoco tendremos pollos”, advierte Eduardo.

Eduardo y Juan José tienen una granja avícola para 60.000 pollos de engorde en Villangómez (Burgos), pero llevan  cuatro meses con la actividad parada . “Con estas condiciones no podemos continuar”, lamenta, consciente de que al menos ellos tienen las granjas pagadas.  “El que depende de un préstamo está perdido”.

Si mejoran las cosas, volverán pero no hay nada seguro. “No me voy a descapitalizar trabajando”, afirma. Llevan en esto desde que tenían 24 años. Empezaron con una granja de porcino en 1985, con 75 cerdas gestantes y 400 de engorde. En el año 1992 montaron la primera granja avícola para 20.000 pollos. Además ayudaban a su padre con la agricultura. “Cuando mi padre falleció en 1994 nos quedamos nosotros con todo y decidimos  transformar la granja de cerdos  en una de 15.000 pollos de engorde”. ¿El motivo? “ Era más rentable y menos trabajoso . Al final teníamos la agricultura, el porcino y la avicultura… se nos hacía cuesta arriba y la de porcino había que actualizarla porque estaba muy anticuada”, argumenta.

Con este objetivo, en 2007 hicieron una nave moderna para 25.000 pollos, con los que llegaron a sumar 60.000. El declive comenzó hace tres años cuando la  antigua cooperativa avícola  con la que trabajaban hizo  suspensión de pagos . “Fuimos todos al garete.  Tocó buscarse la vida . Una parte de los socios se quedaron integrados a Uvesa, que compró la cooperativa. Otros se fueron con Oblanca”.

Eduardo Sánchez Barriuso posa en su granja de pollos vacía.

Eduardo Sánchez Barriuso posa en su granja de pollos vacía.

Al estar en formato integrado, a su granja llegaban los pollos recién salidos del cascarón. “Lo más importante es la primera semana, sobre todo los  primeros 3 días . Hay que mantener una  temperatura constante de 33ºC . Luego ya con los ordenadores vas bajando a medida que van creciendo, hasta que se los llevan, los primeros a los 30-31 días (los de clareo o picantón) y luego ya el resto, a las 7 semanas”.

En bajas, lo normal es una por mil. “Lo principal es la temperatura y por eso  dependemos muchísimo de la electricidad y el gas ”, apunta consciente de que ahí llega la gran dificultad. “En invierno el gas es imprescindible y el verano, la luz para la refrigeración. Como tengas algún problema, se te pueden morir en 15 minutos”.

Los costes se han disparado

“Antes en verano pagábamos de luz 2.000- 2.300 euros mensuales pero desde que la guerra de Ucrania, pagamos 7.000. El gas, tres cuartos de lo mismo, una subida brutal, como los carburantes o el serrín o los higienizantes de agua; es que  hablamos del doble o triple ”.

En su larga trayectoria nunca se había visto en una  situación  tan  límite . “En 1992 pagábamos un préstamo con intereses del 15,5% y se sacaba mejor que ahora”.

Al pollo no le engañas

La integradora aporta los pollitos y el pienso, mientras que ellos ponen el trabajo y la energía. “A nosotros  nos pagan por toneladas de carne sacada , luego teníamos un incentivo por la calefacción, pero nos lo quitaron. También hay uno por la transformación y premian cuando los pollos comen menos y pesan más.  El truco está en granjas energéticamente eficientes  y bien asiladas. No hay mucho más, al pollo no le engañas. Si le quitas calefacción,  come más  y el pienso puede ser incluso más caro”.

La temperatura, insiste, es vital. “Dos días antes de recibir a los pollitos tienes que  precalentar  la nave porque si no el suelo estará frío”, advierte sin olvidar la necesaria ventilación. “Hay que  evitar las condensaciones  y que se ponga mala la cama porque se pueden quemar las patas y luego tienen callosidades que no quiere ni la integradora ni el consumidor”.

Entre pollada y pollada, la granja queda libre veinte días para realizar las tareas de limpieza y desinfección.

¿Vender la granja es una opción?

Cerca de la jubilación y conscientes de que los hijos no quieren continuar, la única solución es vender la granja, pero ¿es posible? “Es muy, muy difícil porque cuestan mucho dinero. Nosotros intentaremos venderlo pero está muy mal la cosa.  Hay mucho riesgo para lo poco que se gana ”, termina.

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