Diario de Castilla y León

El nuevo Plan Industrial prevé un 20% más de inversión y la creación de 5.000 empleos en Castilla y León

El instrumento de planificación de la Junta en política industrial contempla 1.421 millones hasta 2025

Vista panorámica del polígono de San Cristóbal, en Valladolid. -J.M. LOSTAU

Vista panorámica del polígono de San Cristóbal, en Valladolid. -J.M. LOSTAU

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Laura G. Estrada
Valladolid

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El nuevo Plan Director de Promoción Industrial de Castilla y León, con vigencia hasta 2025, contempla un 20% más de inversión anual respecto a su predecesor, con varios retos a afrontar en este periodo, entre los que destacan la creación de casi 5.000 puestos de trabajo asociados al sector. Así lo refleja el documento sobre el que se asientan las acciones a desarrollar por parte de la Junta, en un listado de objetivos específicos encaminados a «lograr una industria que sea motor económico, que contribuya a la cohesión territorial, generadora de empleo de calidad y basada en una apuesta firme por la competitividad, la innovación, la digitalización y la sostenibilidad».   

En total la Consejería de Economía y Hacienda cifra el presupuesto en 1.421,64 millones de euros a repartir en un lustro, frente a los 947 millones del primer instrumento público de promoción industrial que se articuló en el periodo 2017-2020, por lo que el impacto se estima en la actualidad en un desembolso de 284 millones de euros al año en comparación con los 237 del anterior.

Este incremento está motivado por la llegada de nuevos fondos europeos, los Next Generation –concebidos para reparar los daños provocados por la crisis del Covid–, que se suman a otros vigentes en años anteriores  procedentes de la Unión, y que son los fondos estructurales Feder, los del Fondo Social Europeo y los Feader de desarrollo rural, además de los recursos llegados de los propios presupuestos autonómicos, consignados desde las distintas consejerías implicadas. 

De los 1.421 millones de euros, casi la mitad (el 47%), se destinará directamente a los considerados sectores estratégicos: automoción, agroalimentación, energía, hábitat, sector farmacéutico y salud, química y cosméticos, aeronáutica, TIC, industrias culturales y creativas, y logística. El segundo ‘pellizco’ más relevante será para el apartado de entorno industrial, con un 23% del presupuesto, para que las empresas alcancen nuevos retos, se creen estrategias de colaboración, haya entidades públicas que las ayuden y para que se extienda la conectividad a alta velocidad a todos los rincones. 

Mientras, el 13% de la cuantía del Plan Industrial se destinará a potenciar la formación y el empleo de calidad en la industria, pues más de la mitad de las empresas industriales encuestadas en la Comunidad manifestaron que no encuentran personas con la formación que necesitan para sus negocios. De hecho, el instrumento de trabajo incide en que la región debe seguir trabajando para resultar atractiva y retenga sobre todo a jóvenes cualificados y emprendedores, porque una de las principales brechas en este sentido ha sido la fuga de talento. 

Así, establece como objetivos el desarrollo de incentivos, adecuar la oferta de la Formación Profesionales a las nuevas tendencias y necesidades industriales, una formación universitaria conectada a las empresas, o el apoyo al emprendimiento de los jóvenes. 

El 9% del presupuesto del plan se destinará a políticas de financiación; el 3,5% a innovación, digitalización y emprendimiento; el 2,4% a suelo industrial, para aumentar la disposición de terrenos de grandes dimensiones y para ofrecer usos alternativos al suelo abandonado o en declive; y, por debajo del 1% de la cuantía global estarían los apartados de entorno rural y recursos endógenos, internacionalización y sostenibilidad industrial. 

PRINCIPALES ÁREAS DE ACTUACIÓN  

Sectores estratégicos. Por importancia en cuanto a número, tamaño, facturación o empleo, los sectores referentes en la Comunidad son la automoción, la agroalimentación, la energía y el hábitat.

Sectores con alto potencial. Según las capacidades actuales, las posibilidades de crecimiento y las tendencias globales, se consideran sectores con alto potencial de crecimiento las áreas de farmacéutica y salud, la química y los cosméticos, la aeronáutica, las TIC, las industrias culturales y creativas y la logística.

Con todas estas acciones en los diferentes ejes, el propósito es pasar de los 162.300 trabajadores vinculados al sector secundario, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al último trimestre de 2020, a los 167.100 en el horizonte del cuarto trimestre de 2025. En términos absolutos supone la creación de 4.800 puestos laborales más y, en términos relativos, el aumento se concreta en una subida que roza el 3%.

Además, la intención es que las mujeres contratadas en la industria alcancen un peso del 30% sobre el total, puesto que «el empleo en el sector industrial está masculinizado y, en Castilla y León la brecha de género es superior a la del conjunto de España». No en vano, según los datos de la EPA del año pasado, en la Comunidad el índice de féminas ocupadas en el ramo se cifraba en el 23%, frente al 26% del conjunto del país.   

Respecto al avance en la reindustrialización de Castilla y León y en su diversificación, el Plan Director fija como reto alcanzar un valor de la producción industrial manufacturera de 11.400 millones de euros en 2025, lo que supone un incremento anual del 20% durante cinco años.  

En cuanto a la innovación, contempla llegar a un 1,8% del gasto en I+D sobre el total del PIB en aras de mejorar el posicionamiento industrial, pues el Plan considera que si no se incrementa el ritmo de innovación –desincentivada en ocasiones por una excesiva burocracia para acceder a ayudas y permisos, según puntualiza el documento– la pérdida de competitividad se convertirá en una amenazas para lograr avanzar.

Además, el programa elaborado por una consultora vasca por 135.512 euros, prevé desarrollar nuevas industrias en el medio rural, de las 2.702 contabilizadas en la actualidad en municipios de menos de 5.000 habitantes, a las 3.000, lo que supondrá un incremento del 11%. El propósito es que el tejido rural se convierta en «palanca para fijar población y luchar contra el reto demográfico». 

Entre las actividades con mayor arraigo en estos entornos destacan las pymes familiares relacionadas con la agroalimentación y, entre las potenciales áreas de crecimiento, pone el foco en la energía –por ejemplo la instalación de placas solares–, si bien el Plan Industrial incide en que la falta de una buena conectividad sigue siendo un problema pendiente de afrontar.

En referencia al tamaño de las empresas, el instrumento de planificación señala la necesidad de incrementar el peso de las pymes de más de cincuenta empleados en la industria manufacturera, y de llegar al 3% frente al 2,07% actual para que esas empresas de mayor tamaño «puedan ejercer un mayor efecto motriz en la economía regional».  

Por territorios, el II Plan Director de Promoción Industrial de Castilla y León establece como meta incrementar el peso de las provincias menos industrializadas en el Valor Agregado Bruto autonómico (VAB), con acciones centradas sobre todo en Soria, Segovia, Ávila y Zamora. En el primer caso, para pasar del 4,9 al 6%; en el segundo, para llegar al 4% frente al 3,06% actual; en la provincia abulense, a fin de alcanzar el 4% en comparación con el 2,79%; y en el territorio zamorano, también para conseguir un peso del 4%, desde un 2,51% como punto de partida. 

En este sentido, se trata de acompasar el crecimiento experimentado en la Unión Europea en los últimos años, sobre todo en la zona euro, con una evolución más estática en España. A nivel autonómico «las perspectivas a futuro son optimistas», destaca el Plan Industrial en el análisis de la situación, con datos que indican un incremento del 4,1% en el primer trimestre del 2021, especialmente en las ramas energéticas, que han llegado al 17,7%.

Las provincias que parten de una mejor posición son Valladolid León y Burgos, puesto que aglutinan una mayor actividad productiva. «Burgos es la provincia donde es mayor la importancia relativa de la actividad industrial y, en consecuencia, aporta el 29,13% del VAB Industrial de la región. En el resto de provincias destaca la importancia de la industria en Palencia, Soria y Valladolid en las que el peso de su sector industrial sobre el conjunto de la región es mayor que el porcentaje de su contribución al VAB regional total». 

El documento añade que Burgos y Valladolid son las que concentran un mayor porcentaje del total de la actividad industrial autonómica, mientras que Burgos y Palencia son las que los territorios en los que el sector industrial tiene un mayor peso en su estructura económica. En el otro extremo se encuentran Zamora, Salamanca y Ávila, con un nivel menor de industrialización de su estructura económica.   

Según los datos recogidos en el análisis de la situación, y que sirven de base para la elaboración del Plan Director, Castilla y León es la sexta región española por el peso del sector industrial en su tejido empresarial, por detrás de Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana, Galicia y Canarias.

Por cifra de negocios, la autonomía alcanzó los 39.851 millones de euros en 2019, lo que supuso una reducción del 1,17% respecto al año precedente, mientras que, de media en el país, aumentó en un 1,66%. Eso sí, a tenor de esta variable, Castilla y León es la quinta en orden de importancia, por detrás de Cataluña, Andalucía, Comunidad Valenciana y Galicia.     

Electromovilidad y ciberseguridad, entre los nuevos objetivos 

Como novedad en el II Plan Director de Promoción Industrial, con vigencia hasta 2025, se incluyen cuatro «acciones emblemáticas», concebidas como los principales cambios a tener en cuenta en el impulso de los sectores estratégicos. 

En primer lugar destaca la electromovilidad, dentro del área del automóvil, centrada en impulsar la especialización en el diseño y fabricación de nuevos materiales y baterías, en nuevas tecnologías y herramientas vinculadas con los desafíos de la electromovilidad, en adecuar la formación de los trabajadores y en atraer nuevos proveedores de híbridos y eléctricos. 

En segundo lugar se incluyen las soluciones 4.0, para apoyar estrategias de colaboración con otras regiones , así como para crear espacios colaborativos entre las propias empresas de la región, fomentando la participación en eventos internacionales o apoyando la creación de startups.

El tercer pilar  sería la ciberseguridad, para que Castilla y León se especialice como laboratorio en I+D y, en último lugar, estaría la economía circular, centrados en la sostenibilidad ambiental que beneficiaría, sobre todo, a entornos rurales. 

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