Diario de Castilla y León

ESPÍRITUS LIBRES

«Soy un catalán «aburguesado» después de 40 años ligado a esta tierra y a Atapuerca»

Eudald Carbonell / Arqueólogo

El arqueólogo Eudald Carbonell. / ARGICOMUNICACIÓN

El arqueólogo Eudald Carbonell. / ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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Su salacot es un rasgo de su personalidad ya famoso en la imagen de la historia reciente de la arqueología española. Lleva desde el 78 ligado a Atapuerca. Discípulo de Emiliano Aguirre, de quien centenares de veces escuchó lo de que “aquí hay muchas, muchas tesis” . La suya fue sobre la industria de la piedra. Catedrático de Historia, geólogo y arqueólogo, con orígenes en el Pirineo oriental. Carnívoro por raíces familiares, defensor de la carne roja. Su padre, Francesc, era ganadero y carnicero. De la Cataluña profunda, baila sardanas, habla burgalés en la intimidad y se sabe el himno de Burgos. Recuerda con emoción el inicio sin presupuestos, sin prensa, sin museos. Una docena de jóvenes excavando. Hoy, más de 300 y cada día más visitas, más hallazgos, más reconocimientos de un arcano inagotable del que es parte indiscutible

Esta es la pregunta que el organista Javier López hizo sin saber a quién iba destinada: ¿Qué significa la música en su vida?

Respuesta.- Mis padres me mandaban con mi abuela Pepita porque no me aguantaban por mi hiperactividad. Ella tenía una gramola, me la ponía para calmarme y se ve que lo conseguía, pero me machacó tanto que no volví a la música clásica hasta los 15-16 años. A partir de esta edad he trabajado y estudiado siempre con la música.

P.- ¿Qué es para usted ser un espíritu libre?

R.- Que tienes la capacidad y la creatividad para ser como eres y no cambiar si no hace estrictamente falta.

P.- ¿Se siente así?

R.- Gran parte de mi vida, pero no siempre. La libertad es algo muy complejo si la quieres practicar de forma consciente.

P.- ¿Cómo se gana la vida?

R.- Soy arqueólogo vocacional y de profesión.

P.- ¿Qué le gustaría ser de mayor?

R.- Me dedicaría a otra cosa.

P.- ¿De qué se siente más orgulloso en su vida?

R.- De poder haber compartido mis problemas, mis pensamientos y mis conocimientos con mis congéneres de especie.

P.- ¿Tiene algún sueño todavía por cumplir?

R.- La involución es mi sueño.

P.- ¿Qué es para usted el amor?

R.- El amor es algo muy importante y fundamental, pero que no entendemos exactamente cómo funciona

P.- ¿Qué tal se lleva con Dios?

R.- Es una hipótesis interesante. 

P.- ¿Si tuviera que elegir un espíritu libre?

R.- No hay ningún espíritu que sea libre, sí que aspiren a la libertad. Me quedo con Mahatma Gandhi. 

P.- ¿Habla burgalés en la intimidad?

R.- Por supuesto. El himno de Burgos intento cantarlo cuando puedo. Mi hijo es burgalés, con lo cual algo se pega. Soy un catalán “aburguesado”.

P.- ¿Qué recuerdos tiene de Emiliano Aguirre?

R.- Grandes recuerdos. Empecé en Atapuerca con él en el 78. Un hombre con una sabiduría especial, conocía muy bien la evolución humana. Ha sido un lujo estar con él, primero como estudiante y después como colega.

P.- ¿Cuántas veces escuchó al profesor Aguirre decir “¡Aquí hay tesis!”?

R.- Centenares de veces. Lo decía cuando veía posibilidades en un yacimiento, paseando con él por la trinchera… Nos decía siempre aquí hay muchas tesis.

P.- Tantas que Atapuerca parece un arcano inagotable…

R.- Al menos durante muchísimo tiempo. Modestamente lo que hemos hecho nosotros ha sido un pequeño peritaje con mucha profundidad y, en mi opinión, lo hemos intentado hacer lo bien que hemos podido. Hemos convertido a Atapuerca en un lugar fundamental para entender la evolución humana

P.- ¿Han conseguido llegar al común y que se entienda eso de la evolución humana?

R.- Entenderlo no es nada fácil, pero sí meterse en la evolución humana y creo que con los paisanos de la tierra lo hemos conseguido.

P.- Sigue manteniendo el hábito que hace al monje, su salacot es famoso en la historia reciente de la arqueología española…

R.-No sé si famoso, pero en todos los sitios me habéis sacado con mi herramienta de trabajo. Lo llevo porque mi gran maestro de la arqueología en la escuela de Barcelona lo llevaba. En la guerra de Vietnam los comunistas se lo pusieron para equipararse al equipamiento de los invasores franceses y americanos.

P.- ¿De quién y de dónde es?

R.- Hijo de Francesc Carbonell, tratante de ganado y de un valle precioso del Pirineo oriental en la Cataluña profunda.

P.- ¿Le gusta la carne roja?

R.- Por supuesto, es la que se debe comer. Mi padre era un hombre muy inteligente, me daba de comer carne.

P.- ¿Qué tal la campaña arqueológica de este año?

R.- Vamos a tope, Atapuerca no para. No paramos en toda la pandemia y este año va a ser especial porque vamos a hacer una excavación con mucha gente, mucho trabajo, con mucha organización para volver a la normalidad y más allá de la normalidad. 

P.- Déjeme una pregunta para el próximo entrevistado

R.- ¿Qué es más importante para ti: creer o pensar?

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