Diario de Castilla y León

Los barones provinciales del PP de Castilla y León abandonan a Casado

Incluso los más afines dan un paso adelante para exigir una solución a la crisis interna del partido que pasa por la dimisión del presidente y la renovación de la dirección nacional

Alfonso Fernández Mañueco en su proclamación como presidente del Partido Popular de Castilla y León junto al presidente nacional del partido, Pablo Casado, en una imagen de archivo del XIV Congreso autonómico del PP de Castilla y León. -ICAL

Alfonso Fernández Mañueco en su proclamación como presidente del Partido Popular de Castilla y León junto al presidente nacional del partido, Pablo Casado, en una imagen de archivo del XIV Congreso autonómico del PP de Castilla y León. -ICAL

Publicado por
Ricardo García
Valladolid

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Pablo Casado se queda solo. El presidente nacional del Partido Popular está perdiendo apoyos como consecuencia del estallido de una crisis inédita en el seno de la formación. Progresivamente, en una sucesión de declaraciones, comunicados y mensajes en redes sociales, los presidentes autonómicos han cerrado filas en torno a la que consideran la única solución, que Casado se vaya. Y junto a ellos, reunidos bajo el mando del presidente del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, los ‘barones’ provinciales de los ‘populares’ en la Comunidad también han vuelto la espalda al presidente nacional, dejándolo abandonado y mirando hacia la puerta de salida.

Los presuntos espionajes de Casado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, han sumido al Partido Popular en un cisma que a cada momento tiene menos opciones de resolverse si no es por medio de dimisiones. Las miradas de cargos y afiliados se dirigen hacia el todavía presidente de la formación y al desde ayer por la tarde ex secretario general y su mano derecha, Teodoro García Egea, el primero en dimitir después de que los dos cargos estuvieran pendientes de un fino hilo.

En Castilla y León, al igual que ha ocurrido en toda España, los presidentes provinciales del Partido Popular han elegido bando en las últimas horas, y en su mayoría se han decantado por sumarse a los que exigen la renovación completa de la dirección nacional ‘ popular’. Solo un puñado de ellos, los más cautos, han preferido pasar el testigo a los afiliados y dejarles que sean ellos los que decidan. En cualquier caso, la palabras de apoyo a Casado que se escucharon durante la pasada semana son ahora un murmullo cada vez más apagado.

Uno de los primeros en posicionarse acerca de la crisis que atraviesa el partido fue el presidente del PP abulense, Carlos García, que a través de un comunicado hecho público este lunes instaba a Casado a tomar una «última decisión que dé salida a este túnel en el que se ha sumido el partido, pensando en la democracia española y en que seamos una auténtica y sólida alternativa al Gobierno de Sánchez y Podemos».

Por ello, abogó por «escuchar a las bases del partido, alcaldes, concejales, afiliados, simpatizantes y votantes ante la situación más grave que muchos recordamos en el seno de nuestra organización política». Unas voces que, en su mayoría, no solo le están señalando la salida a Casado sino que ya piensan en quien puede ser su sucesor.

En el caso de Burgos, el presidente del PP provincial, Borja Suárez, fue uno de los primeros en reclamar abiertamente la sustitución de Pablo Casado al frente de la formación. Lo hizo en una entrevista radiofónica en la que defendió la renovación de la dirección nacional, a su juicio «muy tocada», y que se haga lo antes posible, ya que de esperar al congreso del partido previsto para el mes de julio, «se va a sufrir mucho».

Mientras tanto, otras reacciones tardaron más en llegar. Hubo que esperar hasta ayer para que el presidente del PP de León, Javier Santiago Vélez, calificase la situación de «insostenible» y reclamara «un cambio radical en la dirección nacional». Las palabras de Vélez eran unas de las más esperadas, pues es sabido que hasta ahora el leonés era muy afín a Pablo Casado, aunque ahora se haya sumado a los que piden su salida inmediata.

Además, Javier Santiago Vélez fue uno de los que defendió que «hay que dar voz y voto a los afiliados lo antes posible», al tiempo que señaló que ese cambio en la directiva ‘popular’ «las bases lo quieren, en la provincia de León, y creo que en el resto». «Un nuevo equipo entero», fue su propuesta.

Pero pese a todo el revuelo causado en el seno del Partido Popular, algunos dirigentes todavía se mantienen imparciales en lo que a la dimisión de Casado se refiere. Es el caso de la presidenta del PP de Palencia, Ángeles Armisén, que sí pidió una solución a la crisis interna «cuánto antes mejor» y la puso en manos de la Junta Directiva Nacional.

Por su parte, no entró a valorar si Pablo Casado u otros dirigentes de la dirección, como García Egea, deben dimitir, pero apuntó que el presidente nacional es el que debe dar el paso, sea cual sea.

Continuando con el recorrido por las sedes del PP en Castilla y León, el presidente de la formación en Salamanca, Javier Iglesias, opinó que «España no se puede permitir que no exista un gran Partido Popular». En la linea de Armisén, Iglesias prefirió no pedir dimisiones de forma explícita, pero sí reclamó «de manera respetuosa» una respuesta «drástica, rápida y limpia» a la crisis que cuente con la participación de «todos».

En este sentido, apuntó que «más allá de la propia vida del partido, de los afiliados, de los cargos y de los alcaldes, incluidos muchos de ellos que están defendiendo estas siglas de manera denodada desde hace muchísimos años a cambio de nada » se da una circunstancia en la que «cada actor en este espacio y en este momento sabe perfectamente lo que se espera de ellos».

Y es que con estas palabras, Iglesias dejó entrever que el PP salmantino también estaría en el bando de la renovación de la cúpula del partido. Además, su postura también generó cierta expectación, pues no en vano Salamanca es la tierra del presidente del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y en torno a quien girará la petición de un cambio total en la directiva nacional que se propondrá en la reunión prevista para esta tarde en la sede ‘popular’ en Madrid.

En el caso de Segovia, el encargado de hacer pública la postura de la formación no fue el presidente provincial del PP, sino el senador por Castilla y León y portavoz del Grupo Popular en la Cámara Alta, Javier Maroto, quien además es miembro de los ‘populares’ salmantinos y forma parte del grupo de dirección del propio Casado. Maroto se pronunció a través de Twitter, donde demandó que se celebre un congreso extraordinario de «forma urgente» porque «lo necesita el PP y lo necesita España». Así, la presidenta del PP de Segovia, Paloma Sanz Jerónimo, ha sido la única dirigente provincial del partido en la Comunidad en optar por el silencio.

Otra de las posturas más ‘madrugadoras’ fue la de los populares sorianos, que se pronunciaron sobre la crisis del partido a través de su presidente, Benito Serrano. A pesar de que opinara que la situación es algo a «solucionar desde Madrid» y recomendara esperar, Serrano también reclamó un congreso para evitar que el partido esté regido por una gestora, aunque prefirió no decantarse por si la fecha debe establecerse «ahora» o «cuando toque».

Frente a la reacción temprana de Soria, el PP de Valladolid fue una de las últimas ejecutivas de Castilla y León en pronunciarse. La buena sintonía entre el presidente de los ‘populares’ vallisoletanos, Conrado Íscar, y Egea no es ningún secreto, pero eso no impidió que el primero se alineara con Mañueco y se sumara a la petición de sus compañeros de otras provincias de convocar un congreso extraordinario «inmediato» para ofrecer al partido «una solución inmediata, estable y que garantice el servicio del partido a los españoles».

«Los afiliados, los alcaldes, los concejales, la inmensa mayoría lo somos por una cosa vocacional y necesitamos una solución inmediata, estable y que garantice el servicio del partido a los españoles», indicó Íscar, que además se hizo eco de las voces de «afiliados, votantes y simpatizantes» que también reclaman la convocatoria del congreso.

En sus declaraciones, el también presidente de la Diputación de Valladolid matizó que hasta ahora había optado por la prudencia «por respeto al partido y a todos los vecinos de Valladolid», pero los últimos acontecimientos le llevaron a decantarse por esta opción

Finalmente, el presidente del Partido Popular de Zamora, José María Barrios, fue el último en sumarse a la exigencia opinando que «mejor un congreso extraordinario que uno ordinario por los tiempos». «Ha llegado el momento en el que los afiliados hablen y los afiliados hablan a través de congresos, que es donde votan. Es el momento en el que estamos ahora porque la situación ha llegado a tal extremo que no se puede arreglar de otra manera», matizó.

De esta forma, y con las posiciones de los barones provinciales de Castilla y León definidas en la misma dirección que las de los líderes autonómicos, el futuro del Partido Popular parece definido. Pablo Casado no puede negarse a la evidencia , y la presión de toda la formación le ha llevado a poner su cargo sobre la mesa.

Frente a él se sentarán los barones, y entre ellos estará quien ha logrado aunar las posturas de los presidentes del PP de las nueve provincias de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y quien acudirá a la reunión de esta tarde con una posición común, para exigir la convocatoria de ese congreso extraordinario de «unidad» , según informaron a Ical fuentes de los ‘populares’.

Más allá de estas opiniones, ayer también se hizo pública la de la abogada, consejera de Estado y ex vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, quien deseó en Burgos que «ojalá llegue un momento en que la política vuelva a ser vista como algo honorable», porque es «sin duda, necesario». Sáenz de Santamaría reflexionó sobre el tiempo de «máxima incertidumbre» que vive actualmente España, recordando algunas de las crisis que la sociedad ha afrontado a lo largo de estos años. «Estamos en un tiempo de máxima incertidumbre, porque crisis han existido siempre, e imperios mayores han caído, pero tenemos una sensación de volatilidad extrema, como que determinados asideros que antes pensábamos permanentes, se desquebrajan», señaló. A pesar de estas declaraciones, Sáenz de Santamaría no quiso entrar a valorar directamente la situación del Partido Popular.

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