Diario de Castilla y León

JOSÉ LUIS DÍAZ VILLARIG | PRESIDENTE DEL COLEGIO DE MÉDICOS DE CASTILLA Y LEÓN

«No he tenido el hacha de guerra con nadie; lo han tenido conmigo por defender nuestros derechos»

Lleva 14 años al frente de la institución y acaba de ser reelegido en el cargo, con el reto de impulsar el Consejo de la Profesión Médica en la comunidad a fin de aglutinar en un mismo órgano todas las voces del sector

José Luis Díaz Villarig.- C. M. L.

José Luis Díaz Villarig.- C. M. L.

Publicado por
Laura G. Estrada
Valladolid

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A sus 72 años continúa en activo en ejercicio privado y ostenta la presidencia del Colegio de Médicos de León, la del sindicato médico CESM y la del Consejo de la Profesión, por lo que destaca que es el máximo representante de los médicos en toda la extensión de la profesión. El pasado mes de marzo revalidó su puesto al frente del Consejo de Colegios Oficiales de Médicos de Castilla y León en un proceso en el que se enfrentó al presidente del Colegio en Valladolid, José Luis Almudí. Logró todos los apoyos excepto el de su contrincante, como ya ocurriera en los anteriores comicios. Entonces también Valladolid dio un paso al frente de la mano de José Antonio Otero pero Villarig recabó todos los votos, salvo la abstención de Salamanca. 

Pregunta.– Volvió a ganar las elecciones al Consejo por mayoría, ¿qué opinión le merecía su rival? 

Respuesta.– Es la segunda vez que se presenta el presidente del Colegio de Valladolid y que pasa lo mismo. Él sabrá por qué lo hizo, a sabiendas del resultado. 

P.– El propio Almudí reconoció que no iba a ganar, ¿cuáles cree entonces que fueron sus motivaciones?

R.– No sé si porque considera que Valladolid, por tener más habitantes y más médicos, tiene derecho a tener más representación, pero los estatutos son los que son.  

P.– ¿Cree que dio un paso al frente por una operación política?

R.– Puede ser. Indudablemente su relación con la consejera (la de Sanidad, Verónica Casado) y con el vicepresidente (Francisco Igea) es mejor que la que tengo yo.  

P.– ¿Entonces no le extrañaría que le hubieran animado porque usted es muy crítico con el Gobierno? 

R.–  Sería de una ignorancia supina. No por parte del Gobierno, sino de la Consejería, porque saben perfectamente que tengo el apoyo de todos mis compañeros, demostrado en todos los años que llevo como presidente. Después de lo que ocurrió hace cuatro años, se lo debían hacer pensar y no tropezar en la misma piedra. Para llegar a un puesto hay que tener la confianza de aquellos que te votan y ellos no la han tenido, ni antes, ni ahora.

P.– ¿No tiene rival?

R.– A las pruebas me remito.  Por eso, si pudiera haber alguien por detrás, está absolutamente demostrado que está equivocado en sus planteamientos.     

P.– ¿Ha pensado que ésta pueda ser su última legislatura y jubilarse del cargo? 

R.– No. Sólo si no me encontrara en condiciones o mi gente de confianza me dijera que ya no estoy capacitado. Pero no es una cuestión de edad. Hay gente de 40 que no tiene capacidad para llevar un puesto de esta responsabilidad. Y el máximo dirigente del mundo, que es el presidente de Estados Unidos, tiene 78.

P.– ¿Qué retos dejó pendientes y confía en llevar ahora a cabo?

R.– Impulsar el Consejo de la Profesión Médica en Castilla y León, equiparable al Foro de la Profesión de España, en el que esté aglutinada toda la profesión médica, desde los colegios, los sindicatos, las dos facultades de medicina, los estudiantes y las sociedades científicas. 

P.– ¿Qué repercusiones tendría?

R.– Que con una única voz se represente a toda la profesión. En un momento, además, en el que la profesión médica está amenazada, en el que hay roces con otras profesiones por los intentos de sustituir a alguien que es insustituible. El médico es el único que puede diagnosticar y proponer tratamientos.

P.– ¿Por qué piensa que el sistema sanitario de la comunidad está en peligro? 

R.– O lo reorganizamos o, tal y como lo entendemos ahora, está en riesgo. Por eso hace dos años hicimos un estudio demográfico de la comunidad y ahora lo vamos actualizar, para que las administraciones tomen medidas; si no, esto es un desastre total. El propio Estado, a través de los gobiernos autonómicos, tiene que montarlo para que no haya una tasa de reposición muy alta en algunas especialidades y en otras falten. Otro de los retos importantes es garantizar la equidad para todos los ciudadanos y que no haya discriminación entre unas zonas y otras, como ocurre en El Bierzo, en el norte de Palencia, el norte de Zamora, Soria, Segovia o Ávila.

P.– ¿La pandemia ha ahondado más en esa discriminación?

R.– En la primera oleada, Soria y Segovia han sido de las peores zonas de España. Desde dentro de la comunidad tenía que haber trasladado personal sanitario y a los propios pacientes, como después se hizo, porque hay hospitales con un 10% por debajo de la plantilla orgánica. 

P.– Pasó de decir que la consejera era una persona «capacitada» a acusarla de prepotencia. ¿A qué se debe el viraje? 

R.– Yo no la conocía de nada ni tenía ninguna animadversión. Al principio de la legislatura tuve una reunión con ella, que me costó, para hablar de la reorganización del sistema sanitario y, en particular, de la Atención Primaria. Empezamos a rozar y a tener dificultades en nuestras relaciones cuando se puso en funcionamiento una reorganización sin que hubiera relación con las organizaciones que represento. Después vino la pandemia, vimos que no teníamos ninguna reunión de ningún tipo con la Consejería de Sanidad y por eso hablé de prepotencia. Y tuvimos que denunciar ante los juzgados que no teníamos material para defendernos de la pandemia. Mi obligación, y yo no tengo pelos en la lengua ni me tengo que frenar ante nada ni nadie, es defender a quien represento.  

P.– ¿Cómo es posible que en esta situación de pandemia no haya habido una relación fluida entre la consejería de Sanidad y los representantes de los médicos?

R.– Le he mandado numerosísimas cartas y, aunque me contestaba, en ninguna me dijo que nos reuniéramos. Pero el agua que pasa ya no vuelve a pasar. Lo que hay que hacer es mirar al futuro. 

P.– Entonces, ¿en todos estos meses no os habéis visto?

R.– Sí, porque tuve una reunión con el presidente Mañueco sobre el decreto de la pandemia y ella acudió. Pedí que estuviera y es la única vez que he tenido una reunión presencial. Pero el agua pasada no mueve molinos. Es obligación mía y de los gobiernos tener una relación por el bien del sistema sanitario y por el bien de los ciudadanos. Yo estoy abierto al cien por cien. Abierto y obligado. En los próximos días quedaremos y hablaremos. 

P.– ¿Ya hay fecha fijada?

R.– La llamaré en breve para ver si quiere, que yo creo que sí. Porque cuando hablamos tuvimos una conversación cordial, así que creo que estamos en disposición de hablar, por el bien de todos. 

P.– ¿Ha enterrado el hacha de guerra? 

R.– Yo no he tenido el hacha de guerra nunca con nadie. Lo han tenido conmigo. Este último año, y toda mi vida, lo único que he hecho ha sido defender el derecho de los médicos y de los ciudadanos. Y si por delante se pone el que se ponga, me pondré en contra de quien sea.

P.– ¿Por qué decidió retirar la querella contra el vicepresidente Igea?

R.– Es un tema que no considero oportuno seguir.

P.– ¿Recibió presiones para que la retirara?

R.– Creo que en aquello yo tenía la razón, pero había el riesgo gravísimo de estrellarme contra un muro. No me enfrentaba con cualquiera. No había razón para decir lo que dijo a quien representa a todos los médicos y actúa intentando defender sus intereses. Con el presidente tengo una buenísima relación desde hace muchísimos años. Y tanto el vicepresidente como la consejera tienen mi respeto, porque representan lo que representan y yo no tengo más obligación que intentar llegar a acuerdos por el bien de todos.  

P.– Por sus palabras parece que ha limado asperezas con Igea, con el que ha sido muy crítico, acusándole incluso de tutelar la Consejería.

R.– Pero eso no es mentira. Yo nunca había vivido en ninguna consejería de España que se actúe de esta manera. Llevo más de veinte años como presidente del Colegio de Médicos de León y nunca vi estas injerencias. Sólo tuvimos un problema importante de defensa de las condiciones laborales y económicas de los médicos en la etapa de Guisasola y ahora, cuando acabe esto, los médicos de esta comunidad tienen que recuperar lo que han perdido en los últimos años. Hemos entregado un sacrificio como creo que ninguna profesión ha entregado durante la pandemia.

P.– ¿Siente que ese esfuerzo no se ha recompensado?

R.– En muchos casos todo lo contrario. Las administraciones públicas tienen la obligación de recompensar y devolver lo que se merece la profesión médica y en los próximos meses, en cuanto esto pase, nos podremos al frente para defender nuestros intereses. Y cuando digo al frente, es al frente. 

P.– El sindicato de enfermería Satse ya ha logrado ciertas mejoras. ¿Qué opinión le merecen?

R.– Las mejoras que han conseguido son un tema anecdótico. A la enfermería, con todos mis respetos y todo mi cariño, les ayudaremos en lo que podamos para tengan lo que se merecen. Ahora bien, en todo aquello que se quieran inmiscuir con respecto a tener obligaciones que no les corresponden, nos tendrán en contra. Esas mejoras son positivas, pero nosotros no nos quedaremos en una situación puramente económica; es también un tema laboral y profesional. Porque sin médicos no habría sistema sanitario.  

P.– ¿Ya hay avances al respecto en las reuniones con los grupos políticos?

R.–  A los grupos no les hemos dicho lo que tienen que ganar los médicos o cuándo tienen que librar. Lo que les planteamos es que la sanidad no puede ser un arma arrojadiza. No se puede emplear para hacerle daño al de al lado. Todos los grupos políticos y las agrupaciones tenemos que trabajar juntos porque es imprescindible un pacto por la sanidad. Y si nos equivocamos, nos equivocamos todos.

P.– ¿Y eso no se debería impulsar a nivel nacional?

R.– Podemos empezar a nivel autonómico también. 

P.– ¿Y convertirlo en ejemplo?

R.– Sí. Es que este mantra que se repite desde hace años no es que sea necesario, es que es imprescindible. Cada partido tiene unas ideas y, por ejemplo en Atención Primaria no es lo mismo lo que piensa el PSOE que lo que piensa el PP pero, ojo, ¿si estuvieran al revés en el gobierno pensarían lo mismo? Es que en función de sus circunstancias de gobierno y no gobierno tienen unas ideas u otras. 

P.– Es decir, pueden quedarse en promesas sin respaldo económico. 

R.– La idea sólo puede ser una. Por eso si hay un pacto por la sanidad de todos los grupos, en un consenso con nosotros, no tendríamos ningún problema. ¿Es necesario que estén todos los consultorios abiertos? No. ¿Es necesario que desaparezcan todos? Tampoco. 

P.– Con 3.600 consultorios en Castilla y León, ¿cómo se puede hacer esa reestructuración? 

R.– Castilla y León es uno de los sitios más complicados porque es muy amplio y disperso, con un envejecimiento tremendo. Y no tiene nada que ver la Atención Primaria de Valladolid con la de León.  

P.– ¿Pero qué hoja de ruta van a marcar desde el Consejo Médico?

R–.  Lo primero es que los grupos políticos nos planteen qué quieren ellos para la sanidad. Y a partir de que todos hablen, diremos dónde podemos llegar a un consenso entre todos.

P.– ¿Qué plazos hay marcados? 

R.– La pandemia los ha hecho fosfatina.    

P.– ¿Hasta cuándo va a estar vigente la atención telefónica?

R.– En teoría no debería haber ocurrido nunca. El acto médico es la base del sistema y sólo puede ser vis a vis. Que la telemedicina ha llegado para quedarse, sí; pero en su justo precio. 

P.– ¿Qué margen han tenido los médicos para decidir si quieren seguir atendiendo de forma presencial?

R.– No han tenido margen de ningún tipo. 

P.– Hay médicos que sí lo están haciendo.

R.– Esto ha sido muy duro para todo el mundo. No se nos ha preguntado ni a nosotros como organización. Se ha puesto y se ha puesto.

P.– Pero hay médicos que lo han hecho. 

R.– Serán casos determinados pero lo ha mandado la Administración y la mayoría ha dicho ‘amén’. Eso no significa que estén contentos con la telemedicina. En algunos casos es interesante y de ayuda, sí, pero llevarlo a la situación que se ha llevado... Una cosa de este tipo se tiene que hacer de una manera temporal.

P.– ¿No se aprendió nada de la primera ola para que haya venido una segunda, una tercera y ahora, aunque de otra manera, estemos en una cuarta? 

R.– Lamentablemente el ser humano es así; nos pegamos con una piedra 25.000 veces y nos pegaremos más. Los que yo represento han hecho cosas que en condiciones normales no deberían de haber hecho, por ejemplo los grupos Covid. Se ha llevado a los médicos a hacer cosas para las cuales ni estaban preparados. ¿Se les recompensó en la primera ola? No. ¿Y en la segunda? Hemos tenido un montón de problemas con aquel decreto. 

P.– ¿Sigue escociendo el decreto de Mañueco?

R.– Las cosas han ido a mejor y no se han aplicado de la manera que podía haber sido. Los que dirigen las administraciones lo han hecho lo mejor que han sabido y reconozco el sacrificio de la consejera en particular. Pero yo tengo que criticar que no haya habido un diálogo con nosotros. 

P.– Por eso le preguntaba al principio cómo era posible que en un momento de pandemia no hubiera habido un diálogo. 

R.– Para mí lo pasado, se ha pasado. Lo que importa ahora es que el futuro va a ser muy duro, tanto para los sanitarios como para los ciudadanos y creo que es ahí donde tenemos que dar el ‘do de pecho’. Todos, la administración y los que representamos al sistema sanitario.

P.– ¿La pandemia ha puesto en evidencia que faltan médicos en las residencias?

R.– No hay ningún sistema sanitario del mundo que tenga un colectivo de profesionales suficiente cuando ocurre una situación catastrófica como la que ha ocurrido. Una residencia no es un hospital ni es un centro de salud. Necesita asistencia cuando la necesita. Va el médico a pasar consulta según tienen contratados y, si hay otros problemas, irá quien tenga que ir, pero no hay capacidad para poder pagar un tema de ese calibre. Que no volvamos a vivir una situación así porque no estamos capacitados nadie. Por ejemplo, ¿qué hacemos con las UVIS? ¿Habilitamos 200 camas y las dotamos con el personal por si viene una pandemia dentro de veinte años?

P.– Y en la bolsa, ¿había suficientes médicos cuando estalló la pandemia?

R.– Yo no defiendo que haya bolsa. Por eso hay que hacer un estudio demográfico por parte del Gobierno de la nación, porque una persona no se puede formar durante doce años para que se vaya a una bolsa de empleo.  

P.– ¿Cuántos médicos han estado de baja por estrés a causa del Covid?

R.– Estrés por la pandemia han tenido el cien por cien de los médicos, tanto en Primaria como en urgencias y en especialidades. Bajas por estrés, muchas o bastantes. Bajas por Covid, muchísimas. Y muertes, ocho: una en Burgos, dos en Salamanca, dos en Zamora, una en Ávila, una en Soria y una en León. El colectivo sanitario más castigado en España, respecto a muertes y a contagios, ha sido el colectivo médico. Por algo será. 

P.– ¿Se atreve a poner fecha sobre la posibilidad de salir a la calle sin mascarilla como ya está ocurriendo en algunos países?

R.– Hasta que no tengamos entre el 50 y el 70% de la población vacunada, creo que no ocurrirá. Y en el interior nos debemos ir acostumbrando a que ha venido en un porcentaje muy grande para quedarse. 

P.– ¿Considera que los médicos deberían estar obligados a vacunarse por responsabilidad?

R.– Y yo, ¿tendría obligación de atender a un paciente que no esté vacunado? Lo que hay que hacer es buscar las protecciones correspondientes. 

P.– Que la consejera de Sanidad se haya vacunado con AstraZeneca, ¿mitiga el miedo entre la población tras la suspensión repentina de aquella cita prevista en el Delibes?

R.– No. Aquello fue una equivocación por parte de la Consejería. No debería de haberlo hecho. El mayor problema son las improvisaciones continuas porque alimentan las dudas. Y ahora no se sabe qué va a ocurrir con los dos millones de personas que han recibido la primera dosis. 

P.– ¿Cuán es su percepción como médico?

R.– Estadísticamente no ha habido casos de trombosis con la segunda dosis. Además, si sabes los síntomas y en los hospitales están pendientes, tienen un tratamiento efectivo. 

P.– Con Janssen, ¿también se ha tropezado en la misma piedra de sembrar inseguridad?

R.– La misma. Pero es que no hay ningún medicamento que no tenga efectos secundarios. Igual deberían haber tenido un poco más de reparo en trasladarlo a los medios de comunicación, porque tres muertes entre siete millones y medio de dosis de Janssen, es anecdótico. Es más fácil que alguien muera por cogerse el bicho. Lo importante es que son decisiones políticas que tienen que consensuarse con expertos. Las medidas no las pueden tomar los políticos ni aunque sean médicos. 

P.– En comparación con otras comunidades autónomas, ¿qué balance hace de la gestión en Castilla y León?

R.– Creo que la mayoría de las comunidades lo han hecho bien en el tema sanitario. En el tema económico no quiero entrar.

P.– ¿Ha habido un equilibrio entre intereses económicos y sanitarios?

R.– Lo que veo es que la parte económica se queja. 

P.– ¿Eso es porque han primado los intereses sanitarios?

R.– En sanidad se ha hecho en un porcentaje muy elevado lo que se debía hacer. 

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