Diario de Castilla y León

Una procuradora de Cs se pasa al Grupo Mixto y desata la incertidumbre en vísperas de la moción

La salmantina María Montero deja Ciudadanos por sorpresa por «falta liderazgo» y el grupo le exige que entregue el acta

La ya ex procuradora de Cs, María Montero. - E.M.

La procuradora de Cs, María Montero. - E.M.

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A. CALVO / R. GARCÍA VALLADOLID
Valladolid

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La paz saltó por los aires. La primera tránsfuga de Ciudadanos en Castilla y León desata la incertidumbre en vísperas de la moción de censura que se debatirá este lunes.

La procuradora por Salamanca, María Montero, afín a Francisco Igea, al que apoyó en las primarias, deja Cs por sorpresa y sin avisar a su grupo, pero se queda con el acta pasando al Grupo Mixto y generando la máxima tensión en las filas del Partido Popular y Ciudadanos por si su espantada no es la única entre la bancada naranja.  

Montero, que asistió a la escenificación de unidad de su partido en las Cortes el pasado viernes, argumenta ahora, tan solo siete días después, que «falta liderazgo»  y que se va por un «ejercicio de honestidad con las personas que la votaron». «Me voy de un grupo sin liderazgo, en el que no existe el trabajo en equipo, en el que unos pocos deciden por todos y con continuos cambios de opinión respecto de las decisiones políticas», expuso en un comunicado, en las únicas explicaciones que ha dado ya que la dirección de Cs no consiguió ayer contactar con ella. 

La procuradora salmantina acudió ayer por la mañana a la comisión de Sanidad en las Cortes como portavoz de Ciudadanos y cuando terminó la sesión, sin advertir a ningún parlamentario de su partido y sin haberse manifestado al respecto en estos días previos, fue al registro a presentar su baja de Ciudadanos. A las 13.38, poco más de una hora antes de que cerrara.

Desde entonces, apagó su teléfono y no volvió a comunicarse con ningún miembro de su partido. Una ausencia que recuerda al modus operandi de Eduardo Tamayo hace casi 20 años cuando impidió un gobierno de izquierdas en Madrid. 

De hecho, la formación naranja se enteró del abandono de Montero por el registro y no por ella, lo que inquieta más, tanto en el seno de Ciudadanos como en el del PP.

Los populares se mantienen alerta y con gran preocupación y tensión porque lo que suceda el lunes no depende de ellos y ya se habían fiado de Ciudadanos cuando aseguraron que ningún procurador apoyaría la moción. Algo que ahora temen tras los movimientos de Montero.

En medio del sobresalto general, la presidenta nacional de la formación naranja, Inés Arrimadas, telefoneó al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, para transmitirle tranquilidad y garantizarle que el caso de la procuradora salmantina es aislado y la moción socialista no prosperará. 

Arrimadas llamó previamente a la dirección de Cs en Castilla y León nada más saltar la noticia del abandono y desde el partido autonómico le aseguraron que no iba a producirse otra espantada en sus filas.

La procuradora salmantina arguye en su comunicado que se presentó a las últimas elecciones «con ilusión, pensando en que el cambio y la regeneración llegarían a esta tierra después de más de tres décadas de gobiernos del Partido Popular», y afirma de repente que, sin embargo, «se pactó con el PP y no ha sido así».

Montero fue concejala del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo en la anterior legislatura, de 2015 a 2019. Allí gobernó junto el PSOE y siempre ha sido partidaria de pactar con los socialistas para dar un vuelco a la Junta de Castilla y León. Con su renuncia pasará de cobrar 90.000 euros por su dedicación exclusiva a percibir únicamente la indemnización por asistencia.

Según fuentes parlamentarias, la salmantinas era una de las procuradoras naranjas que mantenía conversaciones con el PSOE y habría pasado al Grupo Mixto para secundar la moción socialista. 

Desde Ciudadanos interpretan que, con estos argumentos, busca un relato para justificar un posible apoyo a la moción. Según fuentes del partido naranja a las que ha tenido acceso este diario, en la formación creen que se le ha ofrecido una consejería si brinda su voto a la moción, que es lo que sospechan que sucederá.

Rompe así la disciplina de partido y siembra dudas por si alguien más de el salto antes del debate de la moción. Si eso sucediera, si el lunes alguien diera la sorpresa, los socialistas solo necesitarían el respaldo de UPL y Por Ávila, junto con el ya garantizado de Podemos. De este modo, tanto UPL como Por Ávila cobran mayor relevancia en los últimos momentos de cara a la votación. El PSOE no ha mantenido aún ningún contacto con la Unión del Pueblo Leonés, lo que no implica que no suceda en estos dos días.

El propio vicepresidente Francisco Igea aseguró que ponía «la mano en el fuego» por sus procuradores y que no había en su partido «ningún Tamayo». 

En medio de todo el revuelo, el presidente de la Junta y del Partido Popular en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, insistió en la intención de su grupo de «cumplir fielmente los pactos» para «culminar el proyecto de transformación de Castilla y León» y hacerlo «desde el más profundo respeto a las personas y a la integridad de otras formaciones». Mañueco se refirió también al líder del PSOE, Pedro Sánchez, de quien aseguró que «quiere romper todos los pactos y la estabilidad de las comunidades y de los municipios donde aún no la controla».

También la formación naranja advirtió de que la moción «solo puede salir» adelante con apoyos de personas tránsfugas y pidió al Ministerio de Política Territorial una reunión urgente del Pacto Anti-Transfuguismo.

Ni en Ciudadanos ni en el PP tienen ahora la seguridad de que ningún otro procurador pueda imitar los pasos de Montero por lo que la tensión es enorme y se mantendrá durante todo el fin de semana. 

Tanto es así que los procuradores de Cs vía WhatsApp expresan que se avecinan 48 horas de zozobra. En el chat de los parlamentarios naranjas, en el que Montero no ha vuelto a manifestarse, el secretario de Organización de Cs en Castilla y León, Miguel Ángel González, auguró que iba a ser «ser un fin de semana movido».

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