La Junta registra un 26% más de incidencia del virus en Castilla y León que el Ministerio
Mientras Sanidad señala 853 casos por cien mil habitantes, el departamento de Salvador Illa lo reduce a 676, que en cualquier caso ponen a la comunidad al frente del contagio en España
Aunque parezca increíble, la situación epidemiológica de Castilla y León no es la misma para la Junta que para el gobierno central. Ni mucho menos. Aunque resulte increíble. La incidencia acumulada, uno de los criterios esenciales para medir el contagio y aplicar restricciones en función del nivel de alerta no tiene nada que ver entre los datos que ofrece el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad. El departamento de la consejera Verónica Casado señala en el último informe, publicado ayer por la tarde en el portal de datos abiertos de la Junta, que la incidencia acumulada en los últimos 14 días en la comunidad es de 853 casos por cada cien mil habitantes. El departamento que dirige el ministro Salvador Illa, reduce esa incidencia un 26%, según consta en la actualización 256 del informe sobre el Covid publicado ayer por la tarde en la web ministerial. Es decir, el gobierno cifra esa incidencia de 14 días en 626 casos, es decir, 177 menos de los que registra la Junta.
¿Cómo puede ocurrir esto? O, mejor, ¿Cómo puede seguir ocurriendo esto? Esta discrepancia entre datos que se traspasan entre sí las dos administraciones. Nadie da ninguna explicación. Y lo que es más importante, nadie aclara cuál de los dos datos es el verdadero, pese a su importancia. Inexplicable. Sobre todo teniendo en cuenta que el Ministerio de Sanidad elabora sus tablas e informes diarios “con los datos individualizados notificados por las CCAA a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica”, tal y como consta en el encabezamiento de los informes.
En cualquier caso, Castilla y León encabeza el ránking de incidencia acumulada por cien mil habitantes, con más del doble de casos que Madrid, que cifra una incidencia de 270 casos. La segunda comunidad en incidencia es el País Vasco, con 604 casos. La tercera es Asturias, con 585.
La tendencia que ha empezado a marcar Castilla y León es a la baja desde hace ya unos días. Se puede comprobar al ver la incidencia acumulada a siete días. El análisis es fácil: si multiplicando por dos la incidencia a siete días el resultado es inferior a de 14 días, la tendencia es a la baja; si es superior, es al alza.
Las nueve provincias, con elevadísimas tasas, como es el caso de Burgos, con más de 1.300 casos, marcan una tendencia descendente, también desde hace días, que se notará con más intensidad a lo largo de esta semana, en virtud de los efectos ocasionados por el toque de queda a las diez de la noche y el cierre de la hostelería y las grandes superficies. La misma tendencia a la baja registran las nueve capitales de provincia y las otras siete ciudades con más de 20.000 habitantes con excepción de Aranda de Duero y Medina del Campo. El caso de Medina empieza ser preocupante. En su ascenso va camino de encabezar al ránking de incidencia y superar a Burgos a lo largo de esta semana, tal y como refleja su tendencia alcista. Ahora mismo la localidad vallisoletana está en 1.300 casos por cien mil habitantes, por encima de los registros que marcó en septiembre cuando se decidió su cierre perimetral.