Cencerros digitales en tierra de lobos
Tres ganaderos abulenses instalan dispositivos de monitorización y geolocalización del ganado para luchar contra los «numerosos» ataques de estos animales salvajes
Cada mañana, al rayar el alba, se acerca a dar de comer a sus vacas y ovejas, desperdigadas por el campo. Y cada día acude con el temor de encontrarse un nuevo ataque de lobos. Francisco Díaz es ganadero en la localidad abulense de Santa Cruz de Pinares . No conoce otro oficio. «Desde pequeñito quería cuidar a los animales», reconoce para, a continuación, añadir que nunca ha tenido vacaciones. «No sé la de horas que puedo pasar con ellos. A las doce de la noche me puedes encontrar muchos días en la nave».
Son su pasión, pero también su sustento. Tiene 120 vacas madre y 430 ovejas . Conoce a cada una de ellas como si fueran sus hijas, así que a diario pasa revista para comprobar que no tienen magulladuras y golpes. «Muchas tienen mordeduras de cuando intentan defender a sus terneros.
Otras se estresan y abortan . También las hay que mueren en el mismo lugar donde son atacadas y se convierten en la comida de los buitres», relata impotente.
Ni una, ni dos, ni tres. Son «numerosas veces» las que Francisco Díaz ha sufrido el ataque de los lobos. «No es que te maten a un animal. Para mí cada uno de ellos son como un miembro de mi familia. Imagínate que tuvieras un coche aparcado en la puerta de tu casa y cada mañana al salir a la calle te lo encontraras rayado, te enfurecerías, aunque tuvieras seguro. Eso es lo que nos pasa a nosotros. Y cada 15 días», explica.
Una s ituación insostenible donde la convivencia es imposible. De hecho, cuenta que el miedo de los animales es tan grande que una vez estaba echando de comer a sus vacas y al oler «algo raro» salieron corriendo. «Me costó horas y horas tranquilizarlas para que bajaran a comer. Tenían que tener mucho miedo porque el pienso es lo que más las gusta en el mundo».
Al rescate de este problema que se ha convertido en una obsesión para los ganaderos abulenses acude la tecnología. El proyecto Gelob, coordinado por la organización agraria UPA, busca la manera de plantar cara a los lobos gracias a un control exhaustivo del ganado.
Su idea pilota alrededor de unos cencerros digitales desarrollados por la empresa Digitanimal para monitorizar y geolocalizar a los animales . «Podemos ver a las vacas a cualquier hora del día», declara Díaz, que agrega que si ven movimientos extraños pueden acercarse con el coche y espantar a los lobos.
Ese gran hermano es posible, según explica la organización agraria en una nota de prensa, gracias a los sensores y tecnologías de conectividad . «Esta solución mejorará notablemente el manejo de los animales en extensivo, permitiendo un mayor bienestar animal y una mejor calidad de vida y eficiencia del tiempo de trabajo».
Díaz ve en este proyecto, financiado en el marco del Programa Nacional de Desarrollo Rural 2014-2020 por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural-Feader y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, «una oportunidad» para luchar contra un «peligro que siempre está acechando». «Nos puede ayudar –continúa– a ahuyentarlos antes de que maten a los terneros».
Y es que, según indica, los terneros son «los más deseados» por los lobos. «Son las presas más fáciles». De momento están colocando los cencerros a las vacas y después llegarán las ovejas. A ellas también las protege «un mastín muy mayor y una cría que estamos educando». No obstante, toda ayuda es poca.
«Cuando están tranquilas van y vienen y sé en cada momento dónde están, sin embargo, cuando se mosquean porque los lobos andan sueltos se estresan tanto que nunca se sabe hasta donde llegarán», sostiene Francisco Díaz. En este sentido, comenta que en el caso de las ovejas es «peor» porque son «muy tontas». «Cuando el lobo aparece, se aprietan y acaban asfixiándose unas con otras», expone el ganadero abulense antes de declarar que «la tecnología es bienvenida». «Antes –prosigue– no podíamos ni llamar cuando estábamos en el campo. Ahora gracias al móvil estamos localizados. Con este avance podemos conocer en qué punto exacto están nuestros animales».
La historia es Francisco Díaz es la historia de un amante de su profesión. Desde pequeño aprendió el oficio de la mano de su padre. Más tarde, compró a sus hermanos los animales . Y hasta hoy. «Son mi vida», insiste.
No es el único profesional que ha optado por esta tecnología. También se han sumado a esta iniciativa dos ganaderos abulenses de Herradón de Pinares y de Sotalbo. Juan Manuel Bergüio está «contento» por contar con esta solución. «El principal beneficio que veo es que al estar en un terreno montañoso podemos controlar a los animales con el móvil». No obstante, admite que esta aplicación está destinada sobre todo a ganaderos jóvenes que usan las nuevas tecnologías a diario.
UPA está coordinando las instalaciones de los sensores en varias explotaciones. La organización agraria considera «fundamentales» las conclusiones y los datos que se extraigan en los próximos meses para analizar si verdaderamente es posible evitar ataques de lobos y otra fauna salvaje al ganado que pasta en extensivo gracias a internet.
A su lado, aparte de la empresa que ha diseñado la solución, está la Fundación para la Investigación en Etología y Biodiversidad , la Universidad Rey Juan Carlos y la empresa Consultores en Biología de la Conservación. También cuenta con la colaboración de la Dirección General del Medio Natural de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, del Fondo Mundial para la Naturaleza y de la Fundación Biodiversidad F. S. P.