Diario de Castilla y León

Ropa que pasa por la ‘tintorería’ del coronavirus

Grupo Adam’s desinfecta a fondo cada prenda que el cliente se prueba y decide no comprar en sus tres tiendas de León / Los pantalones y suéteres están listos en cuatro minutos, mientras que los trajes en 10

Desinfección de las prendas de ropa en la vitrina que elimina virus y bacterias. - EM

Desinfección de las prendas de ropa en la vitrina que elimina virus y bacterias. - EM

Publicado por
Estibaliz Lera

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El coronavirus construye un mundo diferente donde el saludo es un beso al aire o un choque de codos. Una realidad más higiénica, pero menos sociable . De momento, ya nos hemos acostumbrado a llevar mascarilla, utilizar dispensadores de gel hidroalcohólico en los establecimientos y lugares de trabajo o hacer cola en las puertas de los comercios, respetando la distancia de seguridad de dos metros que nos protege de las gotas que expulsamos al hablar, toser o estornudar. 

Es una nueva normalidad anhelada después de semanas confinados. Una realidad abstracta que cambia a cada segundo. Eso sí, será de todo menos normal. Habrá que empezar a aprender a convivir con un virus que parece que estará entre nosotros hasta la llegada de la vacuna. 

Y es que, por ejemplo, ir de compras hace unos meses era una afición que se practicaba a diario. En solitario o acompañado. Daba igual. Entrabas en una tienda, escogías las prendas que querías e ibas al probador. Pantalón por aquí, camisa por allá, las deportivas en los pies… Un conjunto perfecto para una noche de verano o para la boda de tu amigo de la infancia. Con el aprobado del espejo, pagabas y ya era tuyo. Fácil y sencillo. Si en casa no te convencía, regresabas al establecimiento y lo devolvías. 

Ahora es imposible seguir ese ritual. La historia ha cambiado. Los primeros días ir de compras en época de pandemia conllevaba pedir cita. Ahora ya no hace falta, sin embargo, es necesario seguir un ritual que busca ni contagiarte ni contagiar. Grupo Adam´s tiene un protocolo establecido que siguen al pie de la letra en sus tres tiendas de León. «La gente se lo toma con mucha tranquilidad. Valora y aprecia las medidas de higiene y seguridad. Poco a poco se está acostumbrando» , asegura su propietario, Alfredo Martínez. 

La casilla de salida de esta aventura arranca en la puerta del establecimiento. Allí aparece una alfombra que se rocía continuamente con líquido desinfectante para que el cliente frote las suelas de sus zapatos. A continuación, llega a una mesa en la que tiene que elegir entre mascarilla o pantalla de protección facial, desinfectar sus manos con gel hidroalcohólico y ponerse guantes. Con el kit contra la COVID-19 ya colocado en su sitio, llega el momento de recorrer la tienda buscando aquellas prendas con las que disfrutar de los paseos, de las terrazas y de la primavera.

Con ellas ya elegidas, hay que probárselas para ver si son tan bonitas puestas como quitadas. Avisas al dependiente y entras en el probador, que ahora exige una atención especial. «Se desinfecta cada vez que entra y sale un cliente» , aclara. Al final, decides llevarte un pantalón, una camisa blanca y unas deportivas azul marino. El polo rojo y los zapatos marrones no te convencen. Entregas al dependiente las prendas que no quieres. 

¿Ahora qué pasa? Tú pagas la compra y ya está . La ropa que no te ha convencido tiene que desinfectarse. «Introducimos las prendas en una máquina que elimina hongos, bacterias y virus. En función del tejido tarda más o menos. Los pantalones, suéteres y camisas alrededor de cuatro minutos y los trajes, 10», detalla Martínez, que comenta que muchas veces el cliente quiere volverse a probar una de las prendas que ha desechado, entonces tiene que esperar a que el proceso de limpieza termine. Además, los trajes de ceremonia suelen estar en cuarentena 24-48 horas. 

Están «contentos» por la acogida que han tenido después de dos meses cerrados. El propietario del Grupo Adam´s sostiene que los clientes han entendido muy bien la situación y tienen «muchas ganas» de estrenar ropa y, sobre todo, conversar. «Al principio tienen miedo, pero poco a poco se van soltando» , indica para, a renglón seguido, agregar que siguen al pie de la letra las normas: mantener las distancias, un dependiente por cliente y una ocupación del 30% de la superficie.

Martínez, que lleva más de 50 años vistiendo a los leoneses, afirma que, aunque han hecho «una inversión importante» para acondicionar la tienda de cara a esta nueva normalidad, era un paso «necesario» para continuar con lo que mejor saben hacer, que es vestir a los hombres desde el día más importante de sus vidas como puede ser una boda hasta ese paseo de los domingos.

«Es dinero bien empleado después de semanas con la caja a cero. Además, la gente está respondiendo muy bien», incide. 

En este sentido, expone que el coronavirus ha supuesto «una auténtica revolución» que ha pillado al mundo «con el pie cambiado». «No había referencias de cómo atajarlo. Estábamos descolocados» , reconoce. No obstante, tira de positividad y presume de paisanos: «Con esta situación nos hemos dado cuenta de la capacidad de adaptación que tiene el ser humano. Hemos estado dos meses confinados por un virus mortífero y dañino y no ha importado».

Ahora poco a poco el pequeño comercio está volviendo a iluminar las calles. Es verdad que tanto a nivel provincial como autonómico y nacional se han puesto sobre la mesa ayudas para autónomos y pymes, si bien confirma que de momento no han recibido nada. Durante este tiempo este grupo de moda masculina, en el que trabajan 18 personas, ha intentado salir adelante desde el mundo virtual. Cuentan con una página web donde venden sus productos. «Hemos podido tener actividad gracias a esta vía» , concluye.

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