CUARENTENA CULTURAL
Los libreros viven con «temor, incertidumbre y desesperación»
El presidente del Gremio, Miguel Ángel Hernández, pide «apoyos» para «evitar un daño irreparable»
«Temor, incertidumbre y desesperación» . Así califica Miguel Ángel Hernández, presidente del Gremio de Libreros de Valladolid , la situación a la que se han visto abocados por la crisis del coronavirus.
La pandemia aprieta de nuevo las tuercas a un sector que ya vivió una situación complicada durante la crisis de 2008 . «Es insostenible y veremos lo que podemos aguantar. Estar cerrados dos semanas ya era complicado, pero ahora estar cerrados un mes es muy, muy difícil», lamenta Hernández, quien defiende la necesidad de aplicar todas las medidas -«la salud es lo primero» recalca-, aunque también quiere hacer un llamamiento para que el sector reciba el apoyo suficiente por parte de las administraciones para poder sobreponerse «cuando toda esta pesadilla termine».
El coronavirus es la tormenta ‘perfecta’ que amenaza su supervivencia. La mayoría de las librerías de Valladolid son pequeños negocios. «Hay que pagar alquileres, impuestos, luz, teléfono... Los daños van a ser enormes. Yo no recuerdo haber vivido nada parecido y es más que probable que muchos acaben cerrando porque esta situación es insostenible. Los autónomos somos siempre los más olvidados», lamenta.
Algunas librerías, como Oletvm, ya han presentado un ERTE . «La situación ahora es muy difícil pero la incertidumbre de lo que va a pasar después es otra de nuestras grandes preocupaciones», dice Estrella García, propietaria de esta emblemática librería.
Y es que la crisis del coronavirus ha atacado a este sector en el peor momento: a escasas fechas de la celebración del Día del Libro y de la Feria del Libro . Junto a la campaña de Navidad, ambas citas «son un colchón para el resto del año», lamenta Miguel Ángel Hernández. «Prácticamente ya las damos por perdidas, por lo menos en estas fechas».
Algunas librerías han puesto en marcha actividades en redes como cuentacuentos o talleres dirigidos sobre todo a los más pequeños pero la mayoría han suspendido toda su actividad . Desde la librería Oletvm, por ejemplo, anuncian que han desactivado el botón de compra. «No nos parece muy coherente hacer a los transportistas trabajar en esta situación a pesar de que para nosotros el libro es de primerísima necesidad», dice Estrella García. «Seguro que todo el mundo tiene en casa libros que aún no ha leído o libros que sería maravilloso releer», añade Estrella García, quien ve entre este horizonte tan negro un pequeño rayo de luz. «Este encierro quizá haya servido para que muchos ciudadanos descubran el inmenso placer de la lectura».
El estado de alarma decretado por el Gobierno resuena con fuerza en este sector. La pasada semana la industria editorial hacía una llamada de auxilio al Gobierno de Pedro Sánchez pues estimaba que la paralización total de la actividad en España podría suponer la reducción en un tercio de su facturación, lo que se traduciría en unos mil millones de euros. De hecho, todas las editoriales han cancelado ya la publicación de las novedades que tenían previstas para las próximas semanas y todo apunta a que, al menos hasta mediados de mayo, no salgan nuevos libros en España.
«Decir cifras es muy aventurado pero que se va a perder muchísimo está claro », lamenta Hernández, al tiempo que hace un llamamiento a la responsabilidad de todos para no acudir a las páginas ilegales de libros que, en estos momentos, no haría más que perjudicar a un sector que ve con preocupación las consecuencias de este estado de alarma. «Confiamos en que cuando termine el confinamiento, los lectores nos den su apoyo para evitar un daño irreparable».
Por su parte, la Asociación Vallisoletana de Comercio, Avadeco , anunció ayer que ha solicitado al Gobierno y a la Agencia Tributaria el aplazamiento y la exención de tributos para empresas y autónomos debido a la «situación dramática» que sufren los empresarios y las «grandes dificultades» que presentan para mantener el empleo y hacer frente a sus obligaciones tributarias. Así, considera que «no tiene mucho sentido» la obligación de pagar el IRPF e impuesto de Sociedades del ejercicio de 2019 cuando en el ejercicio de 2020 habrá, en la mayor parte de los casos, «bases imponibles negativas a compensar en el ejercicio 2021 y siguientes», por lo que en una situación «excepcional» como la actual, «se debería actuar a la inversa».