El Museo del Cerrato en Palencia: quince años de historia y cultura castellana

Ubicado en el corazón histórico de Baltanás, el Museo del Cerrato Castellano celebra en 2025 su 15º aniversario como custodio del rico patrimonio de una comarca que abarca Palencia, Valladolid y Burgos. Desde su apertura el 7 de agosto de 2010, este centro de interpretación ha sido mucho más que un espacio expositivo: es un motor cultural que, bajo la dirección de Luisa González y el impulso de la alcaldesa María José de la Fuente, ha sabido evolucionar, innovar y conectar con un público cada vez más diverso. Con sus dos edificios emblemáticos y una programación vibrante, el museo no solo preserva la memoria del Cerrato, sino que la proyecta hacia el futuro, invitando a visitantes y locales a descubrir la esencia de esta tierra única.

El Museo del Cerrato Castellano ocupa dos edificios emblemáticos que, conectados por una pasarela, forman un espacio museográfico de 1.640 metros cuadrados: el Palacio-Hospital de Santo Tomás y el Antiguo Colegio de La Milagrosa. El primero, un edificio barroco del siglo XVII, impresiona con su espectacular fachada y su patio porticado, escenario del célebre Concierto de Año Nuevo y otras actividades culturales. Aquí se aloja la colección permanente, que incluye una pinacoteca con obras de artistas castellanoleoneses y cerrateños como José Casado del Alisal y Emilio Poy Dalmau, así como piezas en depósito del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, firmadas por Pedro Mozos. También se exhiben objetos de arte sacro, como la Virgen de Revilla -considerada la figura de belén más antigua de España- y una Cruz Procesional, junto a restos arqueológicos como cerámicas de Tabanera de Cerrato y sarcófagos visigodos de Baltanás.

El Antiguo Colegio de La Milagrosa, de estilo modernista en ladrillo, complementa el espacio con un enfoque etnográfico que sumerge al visitante en la flora, fauna, paisajes y tradiciones del Cerrato, con especial énfasis en las bodegas tradicionales, un sello distintivo de la comarca. Esta dualidad arquitectónica no solo sorprende a quienes esperaban un edificio moderno, sino que enriquece la experiencia museográfica, integrando la historia de Baltanás y del Cerrato en un recorrido cohesivo. “La visita empieza en la parte etnográfica, donde contamos la formación de los cerros y los suelos del Cerrato, para luego pasar al Palacio Barroco, donde se descubre la historia de Baltanás y la comarca”, explica Luisa González.

Cuando el museo abrió sus puertas en 2010, su objetivo era claro: ser un centro de interpretación que pusiera en valor el patrimonio del Cerrato. Con una inversión inicial superior al millón de euros, financiada por el Programa Arquimilenios y la musealización a cargo de Sercam, el museo atrajo a 12.000 visitantes anuales en sus dos primeros años, una cifra que reflejaba el entusiasmo inicial. Sin embargo, como señala Luisa González, “los primeros años tuvieron muy buena acogida, pero luego la tendencia fue a la baja. Es cíclico, y hay que renovarse”. Desde su llegada a la dirección hace tres años, el museo ha experimentado un renacimiento, adaptándose a las nuevas tendencias museográficas y a un público cada vez más diverso.

En 2024, el museo registró 5.658 visitantes, un dato que, según María José de la Fuente, “nos alegra mucho, porque refleja el trabajo constante realizado en los últimos años”. Este año, hasta junio de 2025, ya han pasado por el museo 2.400 personas, lo que augura un cierre de año récord. Este crecimiento se debe, en parte, a la profesionalización de la gestión, que incluye la implementación del sistema Omesa -el mismo usado en la Villa Romana de La Olmeda- para la venta telemática de entradas y el análisis detallado del perfil y procedencia de los visitantes.

El museo no solo ha crecido en números, sino también en relevancia cultural. Desde 2019, es un espacio Dog Friendly, lo que ha atraído a un mayor número de visitantes, especialmente en verano, cuando familias francesas y portuguesas llegan en caravanas. Además, su adhesión a la Marca de Calidad Rural y la Marca Arlanza refuerza su compromiso con el desarrollo sostenible y el turismo de calidad. “Apostamos por una visión comarcal del turismo, ofreciendo la posibilidad de disfrutar no solo de Baltanás, sino de otros municipios del Cerrato”, destaca la alcaldesa.

Uno de los logros más significativos del museo en estos 15 años ha sido la diversificación de su público. Tradicionalmente, el 50 por ciento de los visitantes eran grupos culturales, principalmente de la tercera edad, que llegaban en primavera y otoño a través de agencias de viajes o asociaciones. Sin embargo, en los últimos años, el perfil ha evolucionado. “Estamos viendo un cambio significativo”, afirma Luisa González. “Ahora recibimos más familias que buscan una escapada de fin de semana y un público enoturista que quiere experiencias auténticas, alejadas del turismo de masas”.

Las familias, que representan el 35 por ciento de las visitas, buscan una experiencia cultural completa, explorando no solo el museo, sino también el entorno vitivinícola y los pueblos cercanos. El enoturismo, por su parte, se ha convertido en una tendencia emergente, atraído por las bodegas tradicionales excavadas de Baltanás, declaradas Bien de Interés Cultural en 2015. “El museo ofrece un recorrido inmersivo y accesible que permite comprender, de manera sensorial, el paisaje y la tradición de nuestras bodegas”, explica la alcaldesa. Este enfoque ha captado la atención de visitantes de Madrid, Castilla y León (especialmente Valladolid), Cantabria, Asturias, el País Vasco, Francia y Portugal.

El Museo del Cerrato Castellano no es solo un espacio expositivo, sino un epicentro cultural que fomenta la participación de la comunidad local y atrae a visitantes de fuera. Su programación anual es diversa y creativa, con actividades que van desde exposiciones temporales hasta talleres, conferencias, conciertos y eventos únicos. “Queremos que el museo sea un nexo de unión con la gente del pueblo y de la comarca”, subraya Luisa González. “Somos accesibles y estamos abiertos a cualquier propuesta que encaje en el museo”.

En julio de 2025, el museo inaugurará la exposición “Güela” de la fotógrafa baltanasiega Marta López, un homenaje a su abuela que conecta con la memoria colectiva del Cerrato. También se presentarán dos proyectos culturales los días 13 y 20 de julio, y el taller “Bordado de una tote bag con aguja mágica” el 22 de julio, impartido por Raíces del Cerrato, una empresa local. La actividad estrella del mes será la “Noche en el Museo” el 25 de julio, una experiencia para niños de 6 a 12 años con talleres y juegos didácticos sobre historia y astronomía.

Agosto llega con más propuestas: una exposición de la artista local Alicia Martínez Calleja, que combina diversas técnicas artísticas, y la XIV Feria Buen Rato en el Cerrato el 3 de agosto, con animación de calle y talleres artesanales. El Concierto de las Velas, un clásico del verano, iluminará el Patio Barroco, mientras que “Yórgano”, una clase de yoga con música de órgano en directo, promete ser una de las actividades más innovadoras. Además, el “Agosto Cultural” de Baltanás ofrecerá un programa renovado con actividades pensadas para sorprender a locales y visitantes.

El museo también ha consolidado iniciativas como el Club de Lectura, las jornadas Arte y Vino —que se llenan en horas— y los talleres navideños, que atraen tanto a la comunidad local como a visitantes externos. “Casi el 50 por ciento de los participantes en estas actividades son de fuera, y muchos repiten, ya sea para otra actividad o para disfrutar de la gastronomía local”, destaca González.

La accesibilidad es un pilar fundamental del museo. Sus instalaciones están adaptadas para personas con movilidad reducida, y la experiencia museográfica está diseñada para ser inclusiva. Además, las condiciones óptimas de temperatura y humedad en el Palacio-Hospital de Santo Tomás permiten conservar piezas delicadas, como las cedidas por el Museo de Palencia y el Reina Sofía. “Tenemos la gran suerte de que la gente está cada vez más concienciada de cuidar nuestro patrimonio, tanto en el museo como en el Barrio de Bodegas”, señala González.

El museo también colabora estrechamente con instituciones como la Junta de Castilla y León, la Diputación de Palencia, el Obispado y ADRI Cerrato Palentino, lo que ha permitido consolidar su papel como motor cultural y turístico. Esta sinergia se refleja en la promoción del enoturismo y en iniciativas como las visitas guiadas, que incluyen no solo el museo, sino también la iglesia de San Millán, la ermita de Nuestra Señora de Revilla y el Barrio de Bodegas con su lagar comunal.

Mirando al futuro: un museo más inmersivo e inclusivo

Con 15 años de historia, el Museo del Cerrato Castellano no se conforma con lo logrado. Entre sus planes futuros está la renovación de la sección dedicada a las bodegas, con el objetivo de crear un espacio “más inmersivo e inclusivo, donde el visitante sienta que entra en una bodega de verdad”, explica González. Este proyecto, aunque ambicioso desde el punto de vista económico, refleja la visión del museo de seguir innovando y adaptándose a las demandas del turismo moderno.

Quince años después de su apertura, el Museo del Cerrato Castellano es mucho más que un espacio expositivo: es un puente entre el pasado y el presente, entre los habitantes del Cerrato y los visitantes que buscan descubrir su esencia. Con una programación vibrante, una gestión profesional y un enfoque inclusivo, el museo ha sabido adaptarse a los tiempos, diversificando su público y fortaleciendo su papel como referente cultural y turístico. Como dice Luisa González, “el museo surge con la idea de explicar el Cerrato, pero también de crear vínculos”. Y en eso, sin duda, ha triunfado.

En este 15º aniversario, Baltanás y su museo invitan a todos a sumarse a la celebración, a recorrer sus salas, a disfrutar de sus actividades y a descubrir la magia de una comarca que, como su museo, está más viva que nunca.