Diario de Castilla y León

Los familiares de las niñas de Aguilar acusan a la jueza de «no querer trabajar»

La defensa recurre ante la Audiencia Provincial el achivo del caso por «flecos» en la investigación /  Solicitan rastrear nuevamente la mina de Fontoria y la cueva de Cervatos, así como a dos sospechosos

Familiares de las niñas de Aguilar (Palencia) recurren el cierre de la causa. - E. PRESS

Familiares de las niñas de Aguilar (Palencia) recurren el cierre de la causa. - E. PRESS

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Katarzyna Papiernik

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La jueza de la localidad palentina de Cervera de Pisuerga «no tiene muchas ganas de trabajar», sentenció la defensa de las niñas de Aguilar, Virginia Guerrero y Manuela Torres, desaparecidas en el año 1992, en una rueda de prensa organizada el viernes, después de que la institución judicial decidiera archivar el caso el pasado jueves 9 de junio .

Cabe mencionar que la investigación judicial fue reabierta en agosto de 2021 , cuando una mujer que estaba viendo un programa de televisión en el que estaban tratando el caso recordó que también vivió un intento de rapto con un Seat 127 un año antes de se perdiera el rastro a Virginia y Manuela, vistas por última vez en Reinosa (Cantabria).

La abogada que representa a las familias, Carmen Balfagón, del despacho Balfagón & Chipirrás, valoró que han quedado «muchos flecos» descolgados entorno a la investigación de la desaparición de las menores en los años 90. Así mismo, afirmó en unas declaraciones recogidas por Ical que «no se han agotado» todas las vías para descubrir qué sucedió con las menores desaparecidas.

Mediante el recurso presentado ante la Audiencia Provincial de Palencia por las familias de Virginia y Manuela, que contaban con 13 y 14 años en el momento que se perdió su rastro, se reclama la inspección con «métodos y medios modernos» de la cueva de Cervatos y la mina de Fontoria cercana a la localidad de Reinosa, que ya fueron exploradas en el año 92, y la apertura de dos de las tres líneas de investigación que estaban bajo lupa antes de que el caso volviera a archivarse.

La repetición del rastreo de la mina de Fontoria fue solicitada antes de que se reabriera el caso según explica Balfagón. La defensa solicitó que esta fuera drenada y recordó que «si fue posible con un río, en este caso también». Se trata de una construcción caracterizada por sus seis metros de diámetro y en la que la exploración tuvo que ser parada por la cantidad de lodo que se acumula en su fondo.

Por otra parte, se pidió una nueva exploración de la cueva de Cervatos , calificada por la Guardia Civil en un informe de 1994 como « un lugar idóneo para ocultar dos cadáveres».

En cuanto a los sospechosos, la representante de las familias de las niñas de Aguilar explicó que se trata de las vías de investigación A y B, ya que la tercera de ellas fue descartada, por haber quedado «agotada».

La línea de investigación A apunta a un hombre que en el año 1992 poseía un Seat 127, cuyo caso genera dudas a los familiares de las niñas de Aguilar y sus abogados. Hay un detalle «no probado» por la investigación, según ellos. Se trata del color del vehículo del hombre , que afirma que su coche era «marrón tirando a oscuro», mientras que el turismo al que se subieron Virginia y Manuela era blanco.  «No me vale que este señor diga que era de color marrón, mientras el Instituto Armado no lo aclara» , afirmaron los representantes de las niñas durante la rueda de prensa.

La situación del dueño del turismo cuyo color está «no probado» para la defensa de las familias de las niñas quedó reflejada en el informe judicial publicado después de que se archivara el caso. Se trataba de un hombre con antecedentes policiales que «no tiene nada pendiente» , según el documento.

En este informe se llegó a describir también que el investigado desarrolló su vida laboral en Asturias, por lo que no consta «ningún dato que establezca ningún tipo de relación» entre el sujeto y «las localidades de Reinosa o Aguilar» .

Por otra parte, la línea de investigación B , está detrás del principal sospechoso y es sobre la que más diligencias se solicitaron recientemente. La abogada, Carmen Balfagón explicó qu e la coartada del hombre es una estancia en el extranjero, valorada por su parte como una «enorme contradicción» . La letrada contó que el individuo alegó su marcha a Estados Unidos poco después de que sucediera el caso. Sin embargo, afirma que era imposible, pues el sospechoso «no tenía el pasaporte expedido».

La testigo que afirmó en 1992 y que sigue ratificando como se introdujeron las niñas en un Seat 127 blanco también llegó a relatar que estaba conducido por un hombre que tenía entre 20y 25 años.

El sospechoso del rapto de la línea de investigación B tenía de aquel entonces 21 años, por lo que su perfil coincidiría mejor con la descripción que el de la versión A, que en el momento del secuestro contaba con la edad de 31 años, según recoge Ical.

También autorizaron escuchas telefónicas sobre el principal sospechosos , que resultaron poco efectivas. Tan solo en una ocasión en la que habló con su abogado este le pidió que no hablara con los medios, a lo que contestó: «No. A la prensa ni pan ni agua». También tuvo una conversación con un amigo al que le afirmó que «no tiene nada que esconder y que no tiene problema en hablar con ellos», además de que «lo pasó muy mal» hace 30 años cuando se vio envuelto en el asunto «por tener un Seat 127».

En cuanto a la línea de investigación calificada de «agotada» por la letrada de los familiares, se trataba de un local de Aguilar del Campoo puesto bajo lupa después de ser acusado por una vecina del pueblo palentino de que en 1979, cuando esta tenía 13 años, intentó agredirle sexualmente en la localidad de Villallano con el pretexto de enseñarle a conducir. 

El auto judicial expuso en su momento que «el hecho de que transcurrieran trece años desde el episodio denunciado por esta señora hasta la desaparición» de Virginia y Manuela «conduce a pensar que ambos acontecimientos no se encuentran relacionados».

La defensa de las familias destacó que el recurso «no se presenta ante el Juzgado de Cervera, ya que, en el auto, hay que lamentar errores durante la investigación» .

La letrada, Carmen Belfagón mostró su determinación en seguir adelante con el caso: «Vamos a explorar todas las vías judiciales y ahora no quiero ni plantear la posibilidad de que la Audiencia Provincial de Palencia nos deniegue los recursos presentados» , y añadió que por su parte desean «que las familias puedan poner punto y final» al trágico episodio que lleva más de tres décadas marcando su vida.

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