Diario de Castilla y León

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QUÉ bonito debe ser aquello de tener más de dos meses de vacaciones. Y si no te las mereces, no hay color. Y qué ruin tiene que ser el inventarte que haces cuando en realidad ni la marcas. Una ruindad mucho mayor cuando esa engañifa la llevas a cabo despilfarrando dinero del erario público, ese que pagan todos los castellanos y leoneses. Pues eso es lo que hacen sus señorías del mausoleo de las Cortes de Castilla y León, sestear durante más de dos meses de asueto, a razón de más de 100.000 euros al año, en muchos de los casos, e inventarse un período extraordinario de sesiones en el mausoleo para que todo el mundo crea que trabajan.

Nada más lejos de la realidad. Los hechos dejan en evidencia a sus señorías y a su engaño de un tiempo extra que sólo sirve para demostrar lo ya sabido, que sus señorías de las Cortes, en su inmensa mayoría, sólo se esfuerzan para apretar el botón del sí o el no cuando de votar se trata. Y, muchas veces, ni hasta en eso aciertan y mira que les indican con los deditos y hasta a voces.

Claro que después están aquellos que van de ser los más de lo más en todo y sólo utilizan el Parlamento autonómico para escucharse y para mayor gloria y alabanza suya. Ellos son de ir dando lecciones de lo bueno, siempre lo suyo, y lo malo, lo del resto, incluso los que ahora son sus muy mejores amiguis, aunque les traicionara y les arrastrara, políticamente hablando, no hace tanto.

Y en esas, el verano avanza y el calor extremo abrasa, pero mucho menos que la ruindad política. Aquella que pasa por encima de esos menores migrantes no acompañados. Niños y niñas que llegan a este país huyendo de sus territorios de origen, donde su vida en no pocas ocasiones corre peligro, y ven como los políticos juegan con ellos porque es lo que toca, porque así lo dice la estrategia partidista de unos y otros.

Esa estrategia que hace que las comunidades del PP, también Castilla y León, bloqueen el reparto de esos menores migrantes no acompañados. Y no porque existan argumentos convincentes, sino porque así lo mandata la estrategia partidista de turno. La que ahora toca. Esa que dice que lo que toca es restarle votos y espacio a los que están a su derecha, a los de la derecha extrema. Y si para ello hay que comprar el deleznable discurso de lo de la derecha extrema y sus ataques a los migrantes, pues se hace, aunque sean menores. Eso sí, después venden que no son lo mismo. Pues bloquear el buscar una solución para esos niños y niñas migrantes es, sino lo mismo, parecerse mucho a la derecha extrema. En política, como en la vida, no todo vale.

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