Diario de Castilla y León

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Al final, ofreceré la solución para el asunto de lo que se llevaron o de lo que no fuimos capaces de defender. Claro, que igual porque teníamos otras cosas de comer más importantes. Nos pasó lo que nos pasó por no vigilar al falso mecenas, ni al testaferro, ni al interventor ni al intermediario. De lo que se trata es del expolio consentido de nuestro-vuestro patrimonio artístico en el marco geográfico de Castilla y León. ¡Ay, ese expolio que tanto nos duele! Suele durar unos cinco minutos hasta que se cambia de tema. Pues sí, voy a dar la solución para que vuelva a casa todo lo que se llevaron… incluso los documentos que se salvaron de la francesada, de Madoz y Mendizábal, de la guerra nuestra y de las otras. Y del incendio. Aquí siempre ardió todo al final. No, no es una bravuconada que le sale a uno como un brote de rabia a modo de grito revolucionario después de perder otra batalla. No, esta vez quiero y puedo sin necesidad de prometer y, con mis facultades todavía muy enteritas que tengo, voy a dar la solución a tanta pasión despertada cuando alguien te dice eso de: «Pues se lo llevaron y nunca más se supo».

Debe de estar -dice la voz lastimera- en el Marés, en Nueva York, en el jardín del Barón o en el trastero de Ciudadano Kane, allá en la imaginaria Xanadú. Y regalo la solución solo para que las nuevas generaciones, los abuelos ya mayores de los pueblos y mi nieto y sus quintos sepan qué fue del retablo de su pueblo, de la talla que rezaron los suyos, de la campana y su badajo, que anunciaba los nublos y tocaba a muerto y hoy queda solo la espadaña hueca. Cada cierto tiempo, que viene a ser un quinquenio más o menos, desde algún peldaño de la gestión institucional y desde la tarima universitaria surge la necesidad de recordar lo que se llevaron. Volvemos a hacer la lista inabordable y tiramos de los autores ya conocidos y del memorial de patrimonio también releído. Y después, a la estantería del departamento o al archivo administrativo. Voy a decir cómo traemos todo otra vez, incluso una «catedral».

Menos mal que a ningún chiflado le dio por llevarse una. He visto volar y navegar pirámides enteras. A ver, los «cazasubvenciones» a un lado, se trata de elaborar documentales -entre el NODO e Informe Semanal- con guion y material contrastado sobre todo lo que se llevaron y proyectarlo por todas las cabeceras de comarca de las nueve provincias y El Bierzo. ¡Será por envases! Sobran monasterios, iglesias, palacios y edificios sin servicio. O sea, sería como ir al cine a la intemperie, pero en el interior y que todos se enteren de que no está donde debería estar lo nuestro. Pero ya lo han visto. Claro clarinete. Y así llevo unos diez años diciendo lo mismo. Os doy un año o me pongo a ello con ‘video mapping’. Y no será gratis como la idea.

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