REE, buen lugar para enchufes

Beatriz Corredor
Hay una parte de Pedro Sánchez que suele estar a la altura de los contratiempos. Y otra, que está a verlas venir. Le urge una crisis de gobierno a Sánchez para intentar sobrevivir otra temporada, mientras va transitando los meses para agotar un mandato más que agotado. El PP sigue a verlas venir, con el sentido de la estrategia y la oportunidad desaparecido en el Triángulo de las Ventorras. Ni al que asó la manteca tiene la ocurrencia de organizar un cónclave del PP europeo en la zona cero de la dana valenciana, seis meses después de no saber dónde paraba el Mazón. A Mazón no hay quien lo audite ni meta en cintura. Y esa es la tragedia fenicia de Feijóo, que se le ocurre cuestionar la gestión del apagón sin haber visto la luz al final del túnel del Ventorro. El PP se quedó sin luces hace medio año, ahogado en el calvario de Mazón. Y todavía no ha sido capaz de levantar el diferencial que saltó con la sobrecarga de embustes y trapalladas que ha ido soltando el presidente valenciano. Mazón es el dique de contención de Sánchez, al que ya sólo le falta que quede preñado el escultural oso madrileño del madroño, porque su supervivencia no puede ser ya más embarazosa. Alguien debería preguntarse si no es hora de plantarse ante la plantación indiscriminada de placas solares y otras hélices. Estamos produciendo energía limpia por encima de nuestras posibilidades, acaso. Si lo tenían difícil los concesionarios para endosar la cuota láctea europea de coches eléctricos, vamos a ver ahora quién tiene huevos para comprarse uno, que cuestan uno y la yema del otro, no hay Cristo que encuentre sitio para recargarlos y tardan en tener pila más que Red Eléctrica en volver a darnos suministro. Red Eléctrica Española (REE) es otro lugar oscuro de la vida institucional para enchufar momias de la política a medio millón al año. Un chiringuito en toda regla, cuyo modelo orgánico es el de los consejos de aquellas cajas de ahorro politizadas hasta la cartilla.