La seguridad laboral, un asunto de enorme preocupación para todos

Edificios en obras
La seguridad en el trabajo debe ser uno de los elementos claves en la actividad de las empresas y los trabajadores. La siniestralidad es una dolencia que hay que atajar día a día y que no se puede descuidar. Ni por parte de las empresas, ni de los trabajadores, pero tampoco de las administraciones que deben ser las garantes de que se cumplan las cada vez más exigentes normativas para garantizar que cualquiera regrese de su puesto de trabajo sano, tal y como acudió.
Los 39 accidentes mortales registrado en Castilla y León el pasado ejercicio es una cifra lo suficientemente elevada como para que patronal, sindicatos y Junta de Castilla y León pongan toda su preocupación en el sector. Es uno más que el año anterior. Pero la tragedia de las muertes no se puede ni se debe medir en estadísticas.
Accidentes va a haber siempre. El año pasado se registraron 27.000 en nuestra comunidad. También con un ligero incremento. Lo preocupante son los siniestros graves. Y lo más preocupante son los que tienen como resultado la muerte de un trabajador.
La mayoría de eso siniestros mortales se centran en tres provincias, que acaparan nada menos que 26. Se trata de Burgos, Valladolid y León. Las provincias más pobladas y, en el caso de las castellanas, las más industrializadas del mapa regional. Hay que poner en foco en esa siniestralidad para atajar algo que también es una lacra, más silenciosa que otras, pero que no deja de ser un evidente y creciente motivo de preocupación.
Castilla y León cuenta con un instrumento enormemente útil para afrontar la vigilancia, pero también la concienciación con la que combatir la siniestralidad laboral. No es ni más ni menos que el Diálogo Social. Algo no se está haciendo correctamente en los programas que se financian a través de este organismo. Y no es cuestión de que los sindicatos arremetan contra la pasividad de las empresas o que la patronal se escude en la desidia y los errores humanos de los trabajadores. Es cuestión de que la Junta, que es la que financia y vela por el tema, ponga en el eje de las políticas laborales la seguridad en el trabajo. Con vigilancia, pero también con formación y con instrumentos en manos de empresas y trabajadores.
La seguridad laboral es un asunto que nos concierne a todos. Por eso lo primero que hay que hacer es no usarlo como elemento de combate en las pugnas entre patronal y representantes laborales. Pero también es cierto que hay que ser contundente con quienes cometen incumplimientos de la normativa.