EL COMÚN DE LOS MORTALES
Sin perdón en Belorado
LA Agencia Tributaria no perdona. En materia fiscal no hay caridad ni misericordia. Una cosa son los pecados del alma y del espíritu, y otra muy diferente los deslices tributarios que se pagan inexorablemente con recargos e intereses. Quizá las dulces e inocentes monjas de Belorado se refugien, dentro de su retiro monacal, en la esperanza de que, con el tiempo, la Iglesia, los vecinos y los acreedores hagan, en un ejemplo de virtud piadosa, borrón y cuenta nueva en torno al cisma provocado por las religiosas. Pero cuando entra en juego el Ministerio de Hacienda la cosa se complica.
No hay piedad cristiana entre los inspectores de Hacienda ni para civiles ni para religiosas.
Siempre se ha dicho que si todos los Ministerios funcionaran con la misma eficacia que el Ministerio de Hacienda en sus labores recaudatorias, en España se acababan todos los problemas en menos de una semana. Funcionan como un reloj. No hay quien se salve, ya seas monja, cura o militar. Nadie escapa a las afiladas garras de la Agencia Tributarias ni aún tratándose de inocentes y piadosas monjas con algún pecadillo fiscal que otro. Ojalá todos los Ministerios fueran así de eficaces.
Por otra parte, hay que reconocer que, por muy dulces y misericordiosas que sean, a las monjas de Belorado se les está yendo un poco la mano. Empezaron por elaborar lo que llamaron un Manifiesto Católico por el que, sobre supuestas bases teológicas, negaban el reconocimiento del Papa y decidían abandonar la Iglesia católica provocando, después de siglos, el primer cisma de la Iglesia del siglo XXI. Pronto supimos que, además de las argumentaciones canónicas y teológicas, subsistían razones más terrenales para apartarse de la jerarquía eclesiástica que no les permitió la venta de otro Convento en Vizcaya. La cosa se complicó aún más cuando empezaron a conocerse algunas actividades económicas que poco tienen que ver con la vocación mística.
A su prestigiosa habilidad culinaria elaborando delicioso chocolate recomendado por grandes chefs con estrella michelín, se une su más dudosa capacidad emprendedora como criadoras de perros o empresarias de turismo rural. Y Hacienda frotándose las manos. Ora et labora, pero sin factura. En efectivo. Para rematar, hace unos días el Arzobispado de Burgos comunicaba que en las cuentas de las monjas de Belorado (o ex monjas) se venía ingresando presuntamente la pensión de una monja fallecida hace dos años. Aunque las religiosas afirman que se trata de un error que ya ha sido corregido a estas alturas en Belorado, como en la película de Clint Eastwood, no hay perdón, y menos de la Agencia Tributaria.