El impulso a los polígonos industriales debe llegar de la mano de inversiones

Vista aérea del futuro polígono industrial de Villamuriel de Cerrato.
Impulso a nuevas áreas industriales en la Comunidad. Eso es lo que se anuncia desde la Junta de Castilla y León, con un primer paso dado para un nuevo parque empresarial al calor de Renault en la localidad palentina de Villamuriel de Cerrato. Un polígono, el de Villamuriel de Cerrato, que supone un primer paso dentro de la previsión del Ejecutivo autonómico para destinar 250 millones de euros para el desarrollo de áreas industriales en todas y cada una de las nueve provincias de Castilla y León, que superan en conjunto los 14 millones de metros cuadrados de suelo industrial. Esto supone un incremento frente a los 180 millones de inversión prevista hace un mes, debido a la incorporación de nuevos proyectos a esta iniciativa de la Administración autonómica.
Dicho así, suena muy bien y debe ser aplaudido. Pero lo que toca ahora es bajar de las musas al teatro. O, lo que es lo mismo, de las palabras a los hechos, que vengan a plasmar en realidad esos cientos de millones que se anuncian. Y, para eso, no sólo es necesario el impulso de la administración autonómica, que es la que tiene que ejercer de tractora con el resto de administraciones, léase ayuntamientos y diputaciones, sino que se tiene que fijar el polo y sector industrial que se quiere potenciar en cada área industrial.
Desde la Junta se pretende abordar el desarrollo de las nuevas áreas industriales, la primera en Villamuriel de Cerrato, mediante la figura de un Plan Regional de Ámbito Territorial (PRAT), ejecutando la gestión y urbanización del actual sector para garantizar su capacidad de acogida de actividades industriales y logísticas, atendiendo a la demanda detectada en el entorno, en este caso de Palencia. El protocolo de Palencia lo que busca es facilitar la aprobación de las determinaciones necesarias sobre el planeamiento urbanístico vigente, así como las actuaciones de gestión y urbanización en el desarrollo de éstas, que permitan acometer, en el menor plazo posible, las obras necesarias para el desarrollo del área industrial.
Este debe ser el punto de partida, fijar proyectos de acuerdo a la demanda de cada zona y cada territorio de Castilla y León y hacerlo de la mano de inversiones para el desarrollo de estas áreas y polígonos industriales. Eso es bajar de las palabras a los hechos.