Diario de Castilla y León
Carlos Martínez

Carlos MartínezICAL

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Hay que ver cómo es la política de grata en el todavía PSOE del todavía Tudanca. Todos lo que hasta poco más de ayer eran incondicionales del del medio de los Chichos han salido corriendo a colgar en el despacho el póster del rubio de Los Pecos, que le pasa como al del medio de los Chichos, que nadie lo distingue por el nombre. Es lo que tiene la infranqueable lealtad. A los billetes. Es el caso de Andrea Fernández, que va a ser desalojada por segunda ocasión consecutiva de una ejecutiva. Siempre le quedará la agrupación de Noceda del Bierzo, donde su alcalde es un figura que ayer se deshacía en parabienes con Tudanca y daba brincos con Carlos Martínez, que se asemeja en rubia melena y chaleco vintage al rubio de Los Pecos. Caso similar al de Diego Moreno, el ariete frustrado de Tudanca contra Cendón en el Reino, que, congreso mediante, cambiará la perspectiva área del hemiciclo nacarado por un asiento en el patio de butacas. Nuria Rubio, calienta, que subes. Y nadie podrá escandalizarse ni poner el grito en el cielo. Simplemente probarán de su propia medicina, la que le suministraron al desaparecido Julián Simón, que osó ser leal a Villarrubia en las únicas primarias disputadas en el PSOE de Castilla y León y que ganó Óscar López, hace ya más de una década para aupar a Tudanca a la secretaría de la que le ha bajado Óscar Puente. Esto parece, no la noche de los tiempos, pero sí de los Óscars. La arrastrada de San Andrés quedará sin la nómina que amasó a costa de traicionar a sus compañeros del PSOE leonés. Bien haría el soriano en incorporar gente dispuesta a trabajar, que es una cualidad que desapareció del grupo parlamentario el día que se fue Virginia Barcones y el día que Tudanca, en un gesto muy feminista, le pasó a Nuria Rubio la factura que tenía pendiente con Cendón. Lo volvimos a advertir y no nos creyeron. Venía el de la guadaña. Y va a dejar el aparato de Tudanca más afeitado que el hoyo 18 de Augusta.

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