El necesario y urgente despertar de la oposición política en Castilla y León
La comodidad por la que transita el gobierno de la Junta y el PP en general en Castilla y León no es buena ni para el propio PP, aunque algunos de sus dirigentes afronten esta placidez con devoción. Pero sobre todo no es bueno para el engranaje de Castilla y León. El principal partido de la oposición hace tiempo que dimitió de su tarea, más pendiente de sus cuitas internas y de su propia comodidad parlamentaria. Por extraño que parezca es el anterior socio de los populares de Mañueco, VOX quien, contra todo pronóstico ha asumido el papel de oposición, aunque esta sea ideológica y no demasiado acertada ni certera. Pero es que el PSOE de Tudanca hace tiempo que no está ni se le espera para algo más que no sea un tuit cuando los populares, como por ejemplo en Burgos, deciden someterse al castigo propio al que no los somete la oposición. El PSOE de Tudanca lleva inmerso en una batalla interna desde hace más de un año, cuando Pedro Sánchez decidió ponerle fecha y lápida a un liderazgo, el del burgalés, que por otra parte se alarga ya más de diez años al frente de la oposición. Y desde entonces entró en una dinámica de esquizofrenia política con una deriva indescifrable, actuando más por venganza y rencor interno que por eficacia política.
Y así el PP y el gobierno de la Junta, por extensión, viven plácidos y cómodos. Demasiado cómodos. Falta una labor de control riguroso sobre el ejecutivo, que no siempre está acertado, y en ocasiones bastante desacertado. Pero un ejercicio de control y propuestas reales y realistas, sobre el terreno. No un ejercicio de oposición teórica que consiste en esgrimir lemas y eslóganes genéricos que no alcanzan la realidad. Por ejemplo, en materia de sanidad, que pese a mostrar una buena salud en sus resultados y estadísticas, atesora renglones torcidos como el del Hospital del Bierzo, que, después de meses y un cambio cosmético de gerente, sigue huérfano de oncólogos y cardiólogos. Pero para eso hay que salir de las trincheras y las moquetas de las Cortes y pasear, por ejemplo, por las calles de Ponferrada, para ver que es un clamor social ilustrado con carteles que pueblan los comercios de la ciudad y uno enorme a las puertas del complejo sanitario. Sería incluso buena y necesaria una oposición como hubo en otros tiempos, incluso en los primeros tiempos de Tudanca, que espoleasen a determinados integrantes del ejecutivo autonómico, que todavía no han probado la velocidad de crucero en sus departamentos y se limitan a una letanía de mensajes sin concreción en la realidad. Control, supervisión y examen de los compromisos que nunca acaban de llegar más allá de las ruedas de prensa.