Diario de Castilla y León
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. Imagen de archivo. ICAL

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. Imagen de archivo. ICAL

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Suena el teléfono en Moncloa. Coge el aparato Pedro Sánchez. «¿Qué tal, Alfonso», dice el presidente, de presidente a presidente.  «En mi mejor momento», dice, «y tu qué tal», responde Mañueco. «Pues aquí, a lo que diga Puigdemont. Y ya sabes, donde dije digo, digo amnistía, y mucha cerveza fría, que esto de desgobernar es un lío, Alfonso. Pero bien, qué se te ofrece, que sea poco que se lo está llevando todo el prófugo, y para el resto me va a quedar calderilla». «Si era sólo por saber qué vas a hacer con Tudanca, que tengo que organizar la oposición, que no se ocupa nadie», admite el de Castilla y León. «No sé. Coruña proveerá. Esther Peña, portavoz federal. Igual Bruselas, yo qué sé, Alfonso», dice Sánchez azorado. «Oye», añade, «te dejo que tengo al forajido en espera y ese no espera, qué sinvivir es esto del telegobierno desde Waterloo. Abrazos. Ya os mandaré alguna obra por Puente, si puedo». «Dios te oiga. Te lo decía, por si no lo ves claro o andas embaucado con los independentistas, le damos solución». «Lo que tu hagas bien está. Respeto institucional por encima de todo», dice Sánchez, muy gentil. «Pues si te parece tenemos dos alternativas para tranquilizar a Tudanca, porque les metéis unos sustos con la desbrozadora de Dios te ampare». «Venga, dime, que se impacienta Puigdemont». «Fácil. O creamos la Consejería de la Oposición, con chófer y todo y sede en cualquier sitio, incluso en Babia, como ahora, así descentralizamos, o sacamos a licitación el servicio. 105.000 al año, 20.000 limpios de polvo y paja, en 12 pagas. Dos cuartos de dos plenos mensuales. Junta de Portavoces a demanda. Vacaciones, tres meses y pico. Ni a sudar rompe. A medida para el tuyo, Pedro. Lo sacamos para cinco o seis años y así nos despreocupamos todos». Silencio al otro lado de la línea. «Joder, Alfonso, me conmueves. Niquelado. Estoy contigo y con tus ideas. Dale».  Y hasta aquí, el piloto de la nueva serie Conversaciones telefónicas con Moncloa.

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