Diario de Castilla y León

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Qué salvajada, por mucho disimulo con celuloide. Como portada del Diario de Valladolid, se publicó el miércoles una entrevista que puso a la Seminci en el estercolero. Aquí aparecía –promocionando los valores humanos de la Semana de Cine–, el actor de la serie «Memento mori» con dos citas de alta pedagogía y de resolución ética y estética terroríficas. ¿De qué va la peli? Según explicó Yon González, de dos novedades aniquilantes: «que la gente empatice con el asesino», pues así «los vallisoletanos van a poder ver su ciudad desde una perspectiva diferente». Qué fuerte.

Al leer sin filtros esta pirulada, uno piensa en un lapsus o en una concesión a la alfombra roja de un amateur sin chirumen. Pero no. Vas a la entrevista de la página 5 del periódico –que tiene como fondo la torre de la Catedral–, y parece que estás ante la puesta en escena de un agitador con una gran cogorza frente al espejo de los esperpentos. Por dos veces, dos, pide empatizar con el asesino para llevarnos al huerto ideológico y de las aporías canallescas.

Viene a decirnos, que nada como un asesino en serie para comprender que las víctimas sólo son monigotes extras en una serie aberrante, que podría haber dirigido el doctor Josef Mengele de las SS, para que cualquier ciudad tenga «una perspectiva diferente», aseada. Y tan diferente. Todo asesino compulsivo exige dos cláusulas para rodar con éxito: que todas sus víctimas se conviertan en la claque de todos y cada uno de sus asesinatos, y que los espectadores empaticen con él y «entiendan por qué este señor es como es», según Yon González. ¡Qué planfletada esta consulta del nuevo Freud en este Octubre lluvioso, y con tantos «paraguas de Cherburgo», para investiduras de película con Fentanilo!

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