Diario de Castilla y León

EDITORIAL

El indecente y urgente estado de la estación de autobuses de Valladolid

Baños de caballeros de la estación de autobuses de Valladolid.- PHOTOGENIC

Baños de caballeros de la estación de autobuses de Valladolid.- PHOTOGENIC

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El estado de la estación de autobuses de Valladolid, un servicio público concesionado por la Junta de Castilla y León, es indecente. Absolutamente indecente. Lleva años así. Pero el deterioro y la degradación va en aumento como han demostrado las imágenes de los baños publicadas por este periódico. En realidad, baños inexistentes, con los inodoros arrancados y sin servicio. Es una pocilga. Pero es que esa pocilga en la que la desidia ha convertido a la estación de autobuses vallisoletana es el lugar utilizado por miles de viajeros de la comunidad. Además, es la puerta de entrada para miles de turistas que llegan a Castilla y León. 

La propia dirección de Transportes, dependiente de la Consejería de Movilidad, instó el 28 de julio a la concesionaria a adoptar una serie de actuaciones de urgencia. Pero la concesionaria se pasó el requerimiento por el mismo lugar por el que se agarró Rubiales en el palco cuando la selección femenina marcó el gol de la victoria. Y no fue hasta ayer, cuando este periódico denunció la lamentable situación de los baños, con fotos que no dejan lugar a duda, cuando la concesionaria a toda prisa y tras el enfado de los dirigentes de la consejería puso a un operario a trabajar. Veremos a ver cuánto tarda en reponer los baños de caballeros. Pero es que el requerimiento, tras una inspección, bastante somera, a la vista del escrito, también insta a otras reparaciones de urgencia. Ya no sólo es un problema de imagen. Parece haberse normalizado que Valladolid tiene que tener un estación de autobuses deplorable, que se cae a cachos y que habitualmente es un foco de delincuencia y trapicheo. Estamos ante un problema de salubridad y de seguridad pública. Esas instalaciones no pasarían una inspección de Sanidad. Y si no que lo pongan a prueba. Ni una inspección de seguridad. Y si no que lo pongan a prueba. A ver si se atreve la Junta a mandar a sus inspectores contra su propia instalación.

Lo que está claro es que hay que tomar una decisión. Una decisión de urgencia con la actual instalación. Porque lo que no vale es decir que hay que esperar a la llegada del soterramiento del ferrocarril, que no es para dentro de cuatro días, si llega. Si el concesionario no cumple, se le retira el contrato. Para eso están las exigencias de las concesiones. Pero lo que no puede es seguir embolsándose dinero público por no mantener en un mínimo estado las instalaciones. La Junta tiene que actuar y el Ayuntamiento vallisoletano debe ser beligerante. Urge una solución y para ello tienen que sentarse ambas administraciones. Pero de urgencia. Porque es una urgencia adecentar esa pocilga mientras se busca una solución alternativa y definitiva. Que tampoco debería tardar.

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