Diario de Castilla y León

EDITORIAL

El desdén que no cesa hacia Castilla y León: fuera de los trenes low cost

La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, participa en la capital zamorana en un acto electoral junto con el número uno al Congreso por Zamora, Antidio Fagúndez. -ICAL

La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, participa en la capital zamorana en un acto electoral junto con el número uno al Congreso por Zamora, Antidio Fagúndez. -ICAL

Creado:

Actualizado:

AUNQUE PAREZCA  esperpéntico, la ministra de Transportes y Movilidad, Raquel Sánchez, estuvo ayer en Castilla y León para certificar que Castilla y León está fuera de los tan ansiados AVE low cost, que ya llegan a otros territorios y otras latitudes. En un ejercicio de cinismo político sin precedentes en una campaña electoral, la responsable ministerial señaló que sólo la capital zamorana se beneficiará de este tipo de trenes de bajo coste. Eso sí, a partir del próximo año. Y eso en virtud de que circularán entre Madrid y Galicia y Zamora es lugar inapelable de paso. Es decir, Valladolid, Palencia, León y Burgos, lugares a los que ya llega el AVE, no están en los planes del actual gobierno para implantar trenes low cost. No parece esta la mejor receta para combatir la despoblación en la región más extensa de Europa y en la que el descenso de habitantes es una constante en los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). 

Está claro que el actual gobierno, a través de su cartera de Transportes y Movilidad, con sus dos inquilinos, la actual y el anterior, José Luis Ábalos, ha tratado con desdén a Castilla y León. Este es otro ejemplo. Lo que importa es la conexión de Madrid con Galicia. Es decir, de Madrid. Es decir, el centralismo. Todo es Madrid, incluso más allá de Madrid. Así se hace difícil construir un país cohesionado y sin desequilibrios. El tren es un servicio público. Y como tal se debe abordar por un gobierno que pretenda implementar políticas que combatan la despoblación. La España vacía tiene que estar cerca de la España repleta, o la primera seguirá siendo engullida por esta última. Las infraestructuras son esenciales en territorios enormes como Castilla y León. Pero las autovías siguen varadas en obras eternas, como la Autovía del Duero, o sin ánimo de emprenderlas, como es el caso de la Valladolid-León, en la que en un ejercicio de desidia política sin precedentes se dejó caducar el impacto ambiental que tenía una vigencia de diez años.

Los servicios también son esenciales. No puede ser que un gobierno, por puro sectarismo político, ataque con bulos el modélico sistema de sanidad y educación rural de Castilla y León, desde la vicepresidencia que asume las competencias del  demagógico reto demográfico, y al mismo tiempo la orille en sus decisiones de impulso ferroviario por mera rentabilidad. Está claro que el gobierno que salga de las urnas el próximo domingo tendrá el reto de revertir estas políticas de desdén que  ha sufrido Castilla y León los últimos cinco años en materia de infraestructuras. El PP y la Junta también deberían hacerse mirar la complacencia, más allá de seguir los eslóganes electorales que marca Feijóo.

tracking