Un repunte del turismo que evidencia el potencial a explotar de la Comunidad
A MEDIDA que van pasado los meses y se deja cada vez más atrás las sucesivas crisis que han condicionado el modo de vida de los españoles se deja notar una evolución socioeconómica en favor de una recuperación que también ha llegado al turismo. Son muchas las ciudades y pueblos de Castilla y León que ven como de nuevo los visitantes vuelven a recorrer sus calles y fotografiar sus monumentos. También notan el mayor flujo de personas entre comunidades y provincias la restauración y los hoteles, que van dejando atrás las penurias motivadas por la epidemia del coronavirus y la crisis posterior, agravada por los acontecimientos internacionales. Los españoles vuelven a comer y beber en Castilla y León, pero el sector echa de menos una recuperación más decidida ya que si bien los datos han evolucionado positivamente, otras comunidades que compiten por atraer al turista también experimentan mejoras en las estadísticas. Castilla y León puede celebrar que en el tercer mes del año las pernoctaciones ya crecen cuatro centésimas más que la media española y adelantan un 17,14% hasta alcanzar las 607.163 estancias en marzo. En Ávila pueden igualmente festejar buenos datos ya que se trata de la provincia española con el segundo mayor incremento de noches de hotel en marzo al repuntar un 32,64% en pernoctaciones. Pero el conjunto de Castilla y León, aunque haya crecido por encima de la media, se mantiene en la undécima posición entre las comunidades. Posiblemente lastrada por los desequilibrios que en este sector también se manifiestan entre los territorios castellanos y leoneses. Burgos y León, por ejemplo, ocupan los últimos puestos en España en cuanto a pernoctaciones y estancia media. Dos provincias repletas de atractivos para el turista que, sin embargo, rentabilizan con dificultad sus méritos y no logran retener a los visitantes. Ese mal se extiende por toda la Comunidad y hace necesario un esfuerzo coordinado y constante por promocionar las visitas a los nueve territorios combinado con un plan para engrosar la lista de reclamos para el turista con propuestas culturales, gastronómicas o de cualquier otro tipo que hagan posible que quien nos visita alargue su estancia. La Semana Santa fue un ejemplo de cómo se incrementa el tiempo que pasan en destino los turistas cuando encuentran motivación para seguir conociendo esta tierra. La matemática es sencilla. A mayor estancia del turista, más riqueza se genera en la hostelería, el comercio o el transporte. Sectores, todos, en los que se concentra una gran bolsa de empleo y de pymes que son muy sensibles a las fluctuaciones de este sector. Castilla y León tiene futuro turístico, sólo hay que ir a buscarlo.