Diario de Castilla y León

EDITORIAL

Colegio de Médicos de Burgos: la indecencia que no cesa

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EL presidente del Colegio de Médicos de Burgos parece que ha optado por el camino de la dimisión forzada tras el indecente comunicado en el que arremetía contra los sanitarios por dejar morir en soledad y sin el más mínimo atisbo de humanidad a la gente en los hospitales en la pandemia. En un ejercicio de cinismo inédito y con el ánimo de mantener la indecencia , Joaquín Fernández de Valderrama, que así se llama el personaje, remitió una nota para trata de aplacar el escándalo en el que sugiere unas disculpas irreverentes contra sus propios compañeros, pero señala que el comunicado pretendía decir lo contrario de lo que se interpretó. Es decir, que todo el mundo es imbécil, menos él y el grupo de lacayos de su Junta directiva que rubricaba el ataque cruel y miserable contra los sanitarios, que se dejaron la vida, la salud y el esfuerzo por proteger a la gente en la pandemia, además de por acompañar a tantos y tantos que murieron alejados de los suyos. Como tantos que no pudieron ni ser despedidos en los cementerios por los suyos por las restricciones que ocasionó la protección contra la pandemia. 

Dice la nueva e indecente comunicación que no pretendían  ni «ofender ni menospreciar a nadie». Llamaron miserables y ruines a sus compañeros y pretenden que les hagan un homenaje. Un homenaje les van a hacer hoy en la asamblea del Hospital de Burgos a la que en un alarde de valentía y honestidad parece que el presidente colegial no va a acudir a escuchar a los que sostienen con sus cuotas lo que parece más un chiringuito colegial que el órgano médico que está para velar por la rectitud, honestidad y ética de la noble profesión sanitaria de médico. Fernández de Valderrama pretende agarrarse a la poltrona. Pero no le queda otro camino que la dimisión para mitigar tanta indecencia. Y debe hacerlo fundamentalmente para salvaguardar la profesionalidad de sus compañeros. Por mucho que le cueste dejar el cargo que  le libera de horas laborales en la jefatura de Urgencias del Hospital de Miranda.

Lo que no se sabe es que está esperando el presidente regional, José Luis Díaz Villarig, y su homólogo nacional, Tomás Cobo, para forzar el cese ante la resistencia del personaje, que no hace mucho propuso cerrar los consultorios de los pueblos en la segunda provincia con más consultorios locales de España. Villarig y Cobo no pueden permanecer de perfil. El escándalo y la afrenta no tiene antecedentes. Los médicos no se merecen esta representación tan envilecida y canalla. Den la cara y dimitan antes de que los saquen a gorrazos del chiringuito.

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