Diario de Castilla y León

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Ahora sí que Veganzones, Mariano, ha metido el dedo en la llaga y ha hecho herida, en el corazón del Serla, que es caballo de batalla en el que andan acaballados y conciliados los de la cosa patronal y los de la cosa sindical de Castilla y León. Y Veganzones, en un ejercicio de sentido común y responsabilidad irreprochable sólo ha instado a que se cumpla la transparencia que negó su antecesora, Carlota Amigo, la consejera de Cs, aquellos que decían que habían inventado la Transparencia y no sé cuantas cosas más antes de que las urnas, en un ejercicio piadoso, los borraran del mapa y de nuestras vidas de contribuyentes abnegados. Trasparencia que avaló el comisionado de la misma, el mismísimo Defensor del Pueblo de Castilla y León, el siempre impecable Tomás Quintana.

¿Qué es la Transparencia? Y tu me lo preguntas mientras clavas tu hipocresía naranja en nuestro derecho incoloro a conocer en qué se emplean los dineros públicos que provienen del público que apoquina IRPF con el mismo vigor que Simeone acumula centrales en la línea defensiva. El Serla es un servicio de mediación laboral. Necesario. Imprescindible. Ahora, por obra y gracia del titular de Comercio, Industria y Empleo vamos a saber quién mediaba, quién cobraba por mediar y a cuánto salía el destajo de cada cual. Y cada palo sindical o patronal que aguante su vela. A ver si va a coincidir que los mediadores que mediaban eran dirigentes del uno al otro confín. Alguno de Valladolid de la patronal se sacaba en tiempos una talegada por el asunto. Pero no adelantemos acontecimientos, que Veganzones en una maniobra de enorme habilidad política, ha suscitado el suspense en el Serla, que corre el riesgo de ser víctima de los que lo defiende a capa, espada y honorario. Serla o no Serla, he ahí  la cuestión.

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