Diario de Castilla y León

Redacción

El culebrón de la macrovaquería

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Hace ya más de un lustro que en Soria se recibió con cierta ilusión -al menos si se atiende a lo expresado por los representantes políticos de ese momento en la Diputación-, el proyecto de inversión de cien millones de euros, en números redondos, en una explotación de vacuno de leche que, en varias fases, llegaría a alcanzar la cifra de, también en números redondos, 20.000 vacas lecheras. La oposición al proyecto desde la provincia fue al principio casi inexistente y pesaba más la potencia de la inversión y la llegada de un centro de trabajo con la posibilidad de alcanzar 250 trabajadores, una cifra mucho más impresionante si se compara con el número de censados en el municipio, Noviercas, en el que se fijaron los promotores de la iniciativa para instalar la granja, que a duras penas llega a las 160 personas. La oposición real empezó a llegar desde el exterior de la provincia, con más fuerza al principio desde una parte del sector ganadero castellano y leonés y luego con impulso desde el mundo ecologista, que es el que finalmente se ha quedado con la bandera anti vaquería de Noviercas. Al final, el asunto ha acabado por tener más importancia fuera de Soria que en una provincia acostumbrada a que le condicionen el futuro por decisiones, o su ausencia, tomadas en otros lugares. El asunto de Noviercas ha acabado por impulsar un proyecto de Real Decreto para limitar las cabezas de ganado en las vaquerías, algo que ya existe desde hace tiempo en el porcino. Pero el primer borrador fue garantista y debió añadir, como por defecto, una disposición transitoria que impedía la retroactividad de la norma, con lo que dejaba el camino libre a las 20.000 vacas en Soria, porque el proyecto ya estaba en tramitación y no le iba a afectar el decreto. Ahora se ha cambiado esa disposición transitoria y el segundo borrador solo impide la retroactividad en el caso de que se hayan iniciado las obras, lo que ya sí deja fuera a la macrovaquería de Noviercas. Podría decirse que así termina el culebrón de la macrovaquería, pero como en las telenovelas no es fácil acertar con el final cuando ni siquiera los guionistas lo tienen escrito, a saber qué depara el futuro inmediato. Porque ya se anuncia causa judicial y hay que recordar que ante un real decreto, que no tiene rango de ley sino que podría equipararse a un desarrollo reglamentario, cabe recurso en el contencioso administrativo hasta dos meses después de su aprobación. La cooperativa navarra Valle de Odieta, promotora de la macrovaquería, ya ha anunciado que se reserva su derecho a ejercer las acciones legales que sean posibles. Así que, el culebrón no ha acabado.

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