Diario de Castilla y León

EDITORIAL

El castigo incesante de Raquel Sánchez

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LA DESIDIA y el castigo incesante al que someten muchos ministerios a Castilla y León alcanza dimensiones no conocidas en el departamento de Fomento, ahora rebautizado como Transportes y Movilidad. La última del ministerio que dirige la nefasta Raquel Sánchez, que hoy desvela este periódico, es que se dejó caducar, todavía en tiempos de José Luis Ábalos, la Declaración de Impacto Ambiental de la León-Valladolid. Una autorización compleja de tramitar que tenía diez años de duración. Se dejó caducar y se ocultó. Y se ha mantenido oculta hasta ahora que lo destapa este periódico. Y mientras no han tenido ningún reparo en incluir partidas, eso sí, irrisorias, en los presupestos del Estado para la León-Valladolid, a sabiendas de que la inversión no es viable. En los presupuestos del próximo año que están en fase de debate y enmiendas se han incluido 500.000 euros para fingir y engordar las menguantes inversiones para Castilla y León. Es, como diría el regidor socialista Óscar Puente, una tomadura de pelo, como la que él mismo ha sufrido con la Ciudad de la Justicia. Si le hacen eso a uno de los suyos, de los más importantes de los suyos, que no nos harán al resto. Carecen de decoro. Todavía ayer la ministra de Justicia tuvo la cara de hormigón armado para decir que el proyecto de la Ciudad de la Justicia se para por iniciativa del regidor vallisoletana. Ella que durante su mandato no se ha preocupado de mover un papel ni un documento. Ella que tiene el suelo, comprado por el consistorio, a disposición. Siendo ministra de Justicia no debería mentir con tanto descaro y con tanto retraso. Porque sólo ha tardado dos semanas en responder a la críticas de su propio compañero de partido. Debe ser que le ha costado mascar la mentira hasta escupirla. 

Pero en todo esto se lleva la palma la ministra Raquel Sánchez, que sólo ha acudido a Castilla y León para inaugurar obras con lustros de retraso en las que no tuvo otra participación que contribuir al retraso. Y además, alardear de ellas con pompa y palio. Mientras, lo que le corresponde, que incluso se lo dejaron en marcha, todo manga por hombro. Es el caso de la Autovía del Duero en Valladolid, con los trabajos paralizados, como ha demostrado este periódico, mientras pasan los meses, los años y los muertos en la vieja Nacional 122. Los muertos, ministra, los muertos. La desidia cuesta vidas sobre el asfalto de Castilla y León. Y este año vamos camino de récord de mortalidad. Pregúntele a la delegada del gobierno por la tragedia de nuestras carreteras, ministra. Es un castigo incesante y vergonzoso.

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