Diario de Castilla y León

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UN TAPIZ de teja árabe es lo primero que se contempla cuando desde Valladolid, previo paso con la capital del clarete, Cigales, se comienza a descender, en trazo serpenteante, hacia la villa palentina de Ampudia. Hermosa localidad que presume de un variado y rico patrimonio, entre el que destacan sus joyas de la Colegiata de San Miguel, espléndida construcción de finales del siglo XV, de estilo gótico-renacentista, y su castillo, fortaleza medieval de aquella misma centuria. Incluso posee una coqueta plaza de toros de piedra.

Si el habitual calendario ampudiano se jalona con celebraciones vinculadas con tan diversos motivos como el Barroco, su mercado de las Flores, y algunos otros, el pasado fin de semana la tauromaquia asaltó la población y la hizo prisionera de sus encantos. Así, celebró su I ciclo de coloquios taurinos ‘Villa de Ampudia’, una novillada con picadores dentro del circuitos de Castilla y León, que impulsa la Fundación del Toro de Lidia junto con la propia administración autonómica, y la final del bolsín de tentaderos que organiza la escuela taurina de Palencia.

Por el antiguo Hospital de Santa María de la Clemencia han desfilado matadores de toros, novilleros y ganaderos, dentro de un ciclo que fue inaugurado por el alcalde de la Villa, José Luis Gil, y clausurado por el consejero de Cultura, Turismo y Deportes, Gonzalo Santonja. Charlas en las que se cogió al toro por los cuernos y se habló con naturalidad de los secretos y argumentos del toreo. El diestro salmantino Domingo López Chaves, torero en plenitud humana y técnica, y el ganadero palentino Fernando Álvarez, titular de la vacada leonesa ‘Valdellán’, cuyos ejemplares han elevado su cotización temporada tras temporada, firmaron una tarde jugosa y entretenida.

Los criadores Pedro Caminero y Jesús Pérez, del hierro de Toros de Brazuelas, junto con el novillero vallisoletano Ricardo Maldonado, fueron los protagonistas de una charla dinámica y atractiva.

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