Diario de Castilla y León

Ricardo Gª Ureta

Fuego amigo en la izquierda

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LA METEDURA DE PATA del ministro Garzón, o quizás no fue tal sino pura malicia, puede llevar al traste el movimiento (desesperado) de colocar a los dos jerifaltes de Podemos e  Izquierda Unida de Castilla y León en las dos provincias donde aún conservan cierta expectativa electoral para que sean los cabezas de lista y se asegurasen salir elegidos procuradores el 13F. Pablo Fernández deja su querido León para hacer paracaidismo en la lista de Valladolid mientras que Juán Gascón tratará en Burgos de llenar los zapatos de la procuradora saliente Laura Domínguez, cuyo trabajo político los últimos ocho años tiene el reconocimiento de propios y ajenos. Gascón, que es de IU, es quien más opciones tendría de entrar en las Cortes y, de ocurrir como ocurrió en los anteriores comicios en lo que sólo obtuvieron un escaño hasta que un afortunado recuento sacó a Fernández del fracaso electoral, Podemos desaparecería del mapa político autonómico y la representación de la izquierda más izquierda quedaría de nuevo en manos de IU. Fuego Amigo.

Como en tiempos de Antonio Herreros, cuya figura política merece mayor recuerdo incluso por parte de sus propios correligionarios y más recientemente de José Sarrión. Resultaría curioso que saliera elegido un procurador de IU en Burgos donde, en su momento, más se opuso el partido local a la fusión de listas que pactaron Sarrión y Fernández. El juego de tronos, con traiciones y desbandadas, que Podemos perpetró a IU Burgos escoció a los dirigentes locales de la coalición durante mucho tiempo. Así que dejarles fuera del Parlamento autonómico sería una dulce venganza para algunos, aunque fuera colocando en representación de Burgos a un paracaIdista como es Gascón por mucho que insista en que ha trabajado de maestro en la provincia.

Más allá de la cuestión territorial, el PSOE está a punto de quedarse con la exclusiva de la representación de la izquierda en Castilla y León, cerrando su bloque a la espera de que el PP vuelva por dónde solía y absorba su voto perdido, y volviendo ambos al modelo de bipartidismo que tanto añoran. Lo tienen más difícil los populares porque tras aplastar a Ciudadanos les toca luchar contra la marea de Vox, que se nutre de un descontento de los electores mucho más profundo del que llevó a los votantes más veletas a arrimarse a Cs, el partido del viento, que se mueve allí donde sople. Al PP le va a costar tumbar a Vox si la formación de Ortega Lara se mantiene unida. Otra cosa será que se contagien de la fragilidad de los otros partidos emergentes y sean el epílogo de los experimentos llamados Podemos y Ciudadanos. Burbujas electorales a punto de estallar en Castilla y León como tiene pinta de que les va a pasar a las agrupaciones localistas.  Que disfruten su minuto de gloria en este 13F.

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