Diario de Castilla y León

EDITORIAL

La contención del virus, en manos de los ciudadanos

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el contagio sigue desbocado con la variante ómicron cabalgando a sus anchas por Castilla y León tal y como reflejan las cifras. Lo casos se contabilizan a miles cada día, incomparable con ninguna de las otras cinco olas. Pero también es cierto que con una incidencia que jamás pensamos que íbamos a ver, las cifras que arrojan los hospitales, en los que ya empieza a hacer mella el contagio, nada tienen que ver con olas precedentes. Las vacunas funcionan. Por eso hay que vacunar, vacunar, vacunar y vacunar. La gente en Castilla y León ha demostrado que quiere vacunarse. Sólo falta que el Sacyl ponga el mismo ritmo en todas la provincias. Sigue sin ser ni normal ni aceptable que hay provincias que vayan una década por delante de otras con la tercera dosis, como es el caso de Valladolid, francamente rezagada. 

Ha faltado una planificación global y siguen sobrando los reinos de taifas provinciales en los que se convirtió la sanidad. Es cometido del nuevo consejero enderezar la situación. No sólo para esto, sino para acabar de una vez por todas con el desequilibrio sanitario que hace que un ciudadano tenga unos servicios, unos plazos y unos tiempos distintos en función del lugar de Castilla y León donde se levante.

Está claro, una vez que las autoridades han decidido no adoptar restricciones, que las medidas están en manos de los ciudadanos. En su decisión de acudir o no a centros comerciales, a restaurantes o a otro tipo de establecimientos públicos. Y ahora ya parece tarde para esas restricciones a la espera de que la tormenta ómicron empiece a amainar, algo que no parece que vaya a ocurrir al menos en la próxima semana, aunque las cifras absolutas de contagios diarios empiezan a mostrar una bajada después del nuevo récord contabilizado el 31 de diciembre. Pero todavía es pronto. Hay que ver la evolución de los próximos siete días. Y sobre todo, ver la evolución de los hospitales, donde el contagio sigue haciendo mella y los ingresos tanto en planta como en UCIs van en auge, con ya más de un 30% ocupadas por casos covid, con incidencia desigual en función de las provincias.

Las medidas debieron adoptarse antes del puente de la Inmaculada, cuando el contagio ya mostraba claros síntomas de crecimiento coincidiendo con la aparición de la contagiosísima variante ómicron. Ni se adoptaron ni alertaron de ello los expertos, expertos en predecir el pasado y decirnos lo que nos dicen los datos. Expertos en adoptar cierres y restricciones. Pero no expertos en advertirnos con antelación. Algunos expertos empecinados en salirse con la suya. Y si no lo consiguen, patalean. Si se consideran obviados o desautorizados, lo que tienen que hacer es decirlo, dejarse de insinuaciones en Twitter y, en cualquier caso, coger la puerta y marcharse. Eso es lo digno. Lo demás caprichos y pataletas infantiles. Y filtraciones interesadas. Y puestos a transparentes, el próximo comité de expertos, en abierto y para todos. Porque es a todos a los que nos afecta lo que ahí se diga y decida.

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