La prudencia no aprendida por la mediocridad
Si, por desgracia, para algo no ha servido la pandemia es para imprimir prudencia en la cada vez más mediocre clase política. La prudencia ante un virus completamente impredecible desde que llegó para habitar entre nosotros y que ola tras ola se burla de la autocomplacencia y la soberbia de algunos políticos que tras cada racha creen saberlo todo. Así está pasando nuevamente en Castilla y León, por sexta ola consecutiva. Lo que el martes y el miércoles era tranquilidad y confianza, ayer mismo se convirtió en alertas en las palabras de los propios gestores de la sanidad.
Y eso que los integrantes del comité de expertos, como su portavoz, Ignacio Rosell, elegido por esos mismos políticos, lleva días advirtiendo de las consecuencias del creciente contagio. Es el arte de la ocurrencia y la improvisación que sigue instalado en la Consejería de Sanidad, que un día afirma una cosa para al día siguiente contradecirse con la contraria. Que un día dice que siguen los consejos del grupo de expertos para al día siguiente hacer caso de las recomendaciones que les apetece y despreciar las que no les apetecen, como la de la campaña de test, recomendada en la reunión del 22 de noviembre.
Parece ser que no hay suministros para los test. Una vez más no hay suministros. Como no hubo de mascarillas ni equipos. Y como no hay para la vacuna de la gripe. A este paso vacunarán contra la gripe a la gente en el mes de mayo.
Y mientras la sexta ola cabalga con frenesí y, una vez más, estamos en cabeza de contagio entre las comunidades autónomas, la Consejería de Sanidad desaparecida, como es el caso de la Dirección de Salud Pública, que ha estado ajena los dos años de pandemia sin salir a dar explicaciones y comparecer, como sí lo hacen asiduamente sus colegas de otras comunidades autónomas. Pero, claro, según los sabios de la Sanidad de Castilla y León, el 2 de diciembre no se adoptaron medidas ni se valoró el pasaporte covid porque la ola se estaba estabilizando, pese a que todos lo indicadores mostraban que el virus galopaba desbocado, ya con la variante ómicron al acecho. El acierto en las decisiones en esta pandemia es anticiparse, no estar esperando a que el sistema vuelva a estar al borde del colapso. Lo ha hecho Galicia una vez más, que ya ha empezado hace semanas a vacunar a mayores de 50 sin esperar a ese organismo soviético que es el Ministerio de Sanidad, que también siempre llega a destiempo. Afortunadamente los ciudadanos son más prudentes que la mediocridad política que tanto nos sermonea, pero que tan poco hace.