Agilidad para combatir igual que para multar
Está bien que la administración actualice sus herramientas jurídicas para adaptarlas a los tiempos de la pandemia como ha hecho la Junta con el régimen sancionador para poder decretar el cierre de los establecimientos de hostelería que incumplan las restricciones impuestas por la pandemia. Y está bien que se haga con agilidad.
Pero no debe olvidar la Junta que esos establecimientos son una anécdota en el gran universo del sector hostelero que con tanta resignación, compromiso y responsabilidad se han comportado después de un año sufriendo cierres, restricciones, cambios de medidas de última hora. Un sector vapuleado y que es esencial en el tejido económico de Castilla y León. No sólo de Renault, que es rotundo en nuestra economía, vive Castilla y León. Esencia. Así es la hostelería para la recuperación económica.
Pero esa misma agilidad con la que se ha empleado el gobierno autonómico para adaptar las normas en lo que a todas luces se vislumbra como otro claro ejemplo de la criminalización que desde determinados sectores de la Junta se pretende aplicar a la hostelería, no estaría de más que se desplegase para otorgar las ayudas comprometidas y que se convierten en un laberinto de burocracia que tiene atascados a miles de hosteleros sólo para tramitarlas.
Es más que extraña la agilidad con la que se aplican las administraciones para meter restricciones o emprender cierres, especialmente cuando no se trata de categoría, sino de anécdota los incumplimientos en el sector, y la lentitud con la que obra para otras muchos asuntos que sí son esenciales para combatir la pandemia.
El ritmo de vacunación no es todo lo brioso que se mostró al principio, en el caso de las residencias, cuando el trabajo operativo y organizativo recayó fundamentalmente sobre la Consejería de Familia. Y no sólo eso, sino que es desigual, creando un agravio inadmisible e inexplicable, porque todavía no lo ha explicado la consejería competente, en muchos territorios. Castilla y León, un lugar de ciudadanos libres e iguales. Aunque para la Consejería de Sanidad no todos son iguales a la hora de vacunar. Y esto lo certifican las organizaciones y colectivos sanitarios.
A la pandemia se la combate con eficacia política, con colaboración, con acción, con trabajo, con esfuerzo, con responsabilidad, con la confianza en los ciudadanos mucho más que con la constante implantación de restricciones propias de un régimen comunista o de herederos de la Gestapo.