Servir a las élites
ANTIVIRUS
EL OTOÑO más incierto asoma vacilante tras los estertores del verano más extraño de nuestra historia. El coronavirus avanza de nuevo sin piedad. Las derechas políticas compiten por servir a la élite del poder económico. Parte de su intelectualidad está de luto por la destitución de Cayetana en el PP, a cuya herencia aspiran Vox y Cs. Las derechas autonómicas exhiben carencias, ineficiencias y fracasos; se desdicen de sus discursos del Estado de Alarma y reclaman recentralizaciones que hace poco repudiaban. A casi todas les une Sánchez, el culpable de todo.
Vivo en una Comunidad gobernada por una derecha que presume de la mejor educación, los mejores servicios sociales y una notable sanidad. Falacias que destapa el virus. La realidad de Castilla y León contradice la propaganda. Ahora resulta que no tenemos médicos para afrontar la pandemia, según la consejera de Sanidad; somos la segunda comunidad que peor los trata y, por eso, miles de titulados se van fuera. La vuelta al cole inquieta. Hay desconfianza entre padres y trabajadores por la inseguridad e improvisación ante la covid-19. No han hecho los deberes… “por culpa de Sánchez”. La consejera, rociada de la falta de diálogo, ignora a los trabajadores.
Y no digamos ya las residencias, uno de los grandes fracasos desvelados por la pandemia y que ahora, tras cientos de fallecidos, amenaza como blanco de nuevos rebrotes letales. Negocio millonario con precariedad laboral frente a cuidados. Sanidad, educación y servicios sociales están en manos de las comunidades, pero el inconsistente discurso de las derechas culpa sin matices a Sánchez de sus deterioros, pese a haber abdicado de sus competencias. Lean el informe del Tribunal de Cuentas sobre las irregularidades en el Imserso en época de Rajoy y de nuestro exconsejero César Antón: duplicidades, sobrecostes, amaños... Anticorrupción lo investiga, no veo este escándalo en ninguna portada. Pero esto no importa; lo importante para conformar el discurso de las derechas es debilitar al Gobierno central, culparle de los crímenes del coronavirus y “lavarse las manos”, pese a que ellas gestionan los tres servicios esenciales en grandes autonomías.
Hay miles de millones públicos en juego. El club de los ricos gana la partida en esta pandemia, mientras cae la riqueza global. El deterioro de los servicios públicos del Estado del Bienestar castiga a los más vulnerables; los otros siempre tienen la privada. El discurso de la derecha y sus intelectuales es un clásico: no se pueden permitir que sus élites económicas salgan perjudicadas de esta crisis. La igualdad les importa un comino.