Prevenidos y preparados
DESPUÉS DE un año de gobierno municipal se podría afirmar todo sigue igual para la mayoría de los ciudadanos de la Comunidad, principalmente los que residen en las ciudades más pobladas. Donde siguen los mismos alcaldes la continuidad es el lema y donde se produjo el cambio en el gobierno las circunstancias han condicionado las políticas a aplicar. Los alcaldes que tomaron posesión hace justo un año apenas han tenido ocho meses para empezar a aplicar sus programas electorales, con el verano de por medio, y muchos de ellos han tenido que ponerse a la tarea con presupuestos prorrogados. Y cuando empezaban el año, los doce meses fundamentales de cualquier mandato municipal, la crisis del coronavirus ha laminado cualquier otra agenda política que no sea la de la seguridad y salud ciudadana. En Burgos se ha podido aprobar el nuevo presupuesto municipal, el primero desde el año 2017 y el equipo de Gobierno está empujando las reformas que pretende realizar en su mandato para que echen a rodar y puedan finalizarse en este periodo de cuatro años. Por ejemplo, resucitando un proyecto que planteó el anterior alcalde del PP para dotar a Burgos de más suelo industrial porque en un plazo inferior a los diez años podría agotarse. O invirtiendo en la digitalización de la administración con el objetivo de llegar al ‘papel cero’, un objetivo más que necesario vistas las largas colas que se han registrado esta semana frente a la Casa Consistorial para hacer papeleos. Otras capitales también avanzan en la tramitación de sus proyectos de inversión, rematan obras o las adjudican. Todos aprovechan el tiempo porque la cuestión está en cuanto va a durar la relativa normalidad que ha permitido la vuelta a la actividad municipal. De igual manera que las universidades y centros escolares planifican una vuelta al curso atípica que será modulable en función de las condiciones de seguridad sanitaria, debe amoldarse la vida municipal, que puede volver a entrar en latencia por un rebrote otoñal del coronavirus del que la única duda es si se adelantará o retrasará como la gripe de cada año, pero que es seguro que llegará. Ante este riesgo de paralización institucional que comparten desde los ayuntamientos más modestos a la propia administración regional sería necesario que pudieran estar prevenidos y preparados de forma que la experiencia adquirida durante el confinamiento sirva para que la maquinaria administrativa pase del raletí de la cuarentena al paso de maniobra que se necesitará pronto. Ya no puede cogernos desprevenidos y hay que estar preparados porque no superaremos otro semestre de paralización como el que hemos vivido a cuenta de la epidemia.