Diario de Castilla y León

JAVIER PÉREZ ANDRÉS

De rodillas todavía no

TIERRA ADENTRO

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Los últimos veinticinco años, mal o bien, hemos hecho lo que se ha podido. Somos responsables de las políticas rurales irresponsables. Un poco de mala suerte con la crisis y esa manía de hacer caso a los «negativistas» rurales. Aquí todo el mundo opina sobre mi pueblo. Conviene dejar claro a los sociólogos del asfalto y a los analistas de la oficina vertical del sexto piso que los pueblos están mayoritariamente bien. Muy bien. Que el vaciamiento es solo de personal. Aquí no se ha vaciado nada, todo está en su sitio.

Y retejado. Las casas no desaparecen de la noche a la mañana. Solo que están vacías una buena parte del año. El problema no es el vaciamiento, es el despoblado. Que los que poblaban se han cambiado de lugar. Pero irse, no se han ido. Van y vienen. Algunos ruralistas, de esos que solo viajan a los mismos lugares del tópico mapa regional, se creen lo de la España vaciada a pies juntillas. Hay que decirles que, por ahora, ni somos un desierto, ni un erial, ni un barbecho. Hay que alzar la voz y recordar que, aunque el padrón no pase de veinticinco familias, en el pueblín tenemos luz, televisión, calefacción, alcantarillado, alumbrado, agua en cada casa y en cada corral, aceras en la calle y en la plaza y una carretera cojonuda para ir y venir que da a la autovía en tres cuartos de hora.

Columpios en la plaza y un polideportivo y una piscina a diez minutos. Que hay misa, fiesta, tractores y algún atajo de ovejas. Y bar y cofradía y médico y proveedor de fruta, pescado y pan a golpe de claxon. Algún día habrá que hacer un monumento a esos ángeles ambulantes que todavía no nos han abandonado. O sea, que estamos en pie. De pie. Que no nos hemos puesto de rodillas. Todavía. Otra cosa es que suframos en el padrón las consecuencias de nuestros fracasos. Asumimos el abandono paulatino de pobladores y el recorte de servicios a nuestros mayores, que ya vamos siendo casi todos. Pero que quede claro: la agricultura y la ganadería, con todos sus problemas, que son muy serios, siguen activas y con jóvenes que dominan las nuevas tecnologías al frente. Ellos son el medio rural.

Si tan preocupados estamos desde la ciudad del «vaciamiento español» que empiecen por comprar y por consumir lo que cultivan y transforman en el medio rural nuestros agricultores y ganaderos. Yo creo que sí se puede volver a empezar, pues el pueblo no se ha muerto, está vivo. Pero de rodillas, todavía no.

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