A la espera de la lluvia de codornices
Los aficionados esperan a que la contrapasa codornicera pueda maquillar los resultados de una nefasta temporada
La contrapasa es la carta a la que se aferran cientos de cazadores regionales en la última semana hábil de la media veda. Con una temporada aún abierta hasta el próximo día 18, y donde los resultados codorniceros van a ofrecer con seguridad los peores datos de este siglo XXI en la mayor parte de los cotos de la región, los aficionados esperan encontrar algún paso de codornices que pudieran disfrazar unos resultados malos de solemnidad -salvo alguna excepción-, para la mayoría de los cazadores de la región.
La codorniz este año sí que entró en primavera en los cotos de Castilla y León, y así lo ponen de manifiesto varios de los anilladores que han estado trabajando en el Proyecto Coturnix capturando codornices de entrada en primavera para anillarlas, tomarles todos los datos biométricos, y posteriormente soltarlas con la intención de que el cazador que abata una de estas codornices anilladas entregue la anilla que el ave porta en su pata en las distintas delegaciones territoriales de caza, con el fin de tratar de conocer los movimientos que pueda haber tenido las africanas en este, o en otros países.
El libro sagrado del Éxodo 16.12-13.4 ya hablaba de «la lluvia de codornices». Dijo Dios a Moisés, «Dile a los hijos de Israel que, entre dos luces, comerán carne y mañana se hartarán de pan. Y sucedió, que a la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento».
Es esto exactamente lo que están esperando los aficionado en estas fechas, ese paso o lluvia de codornices, que muy pocas veces se encuentra a lo largo de la vida de un cazador, pero que cuando se daba con él te podía arreglar una temporada de caza. Actualmente y por si se encuentran estos pasos hay que recordar que el cupo codornicero está limitada a 25 codornices por cazador y día. Eso sí, en los cotos donde ya no hay ni un rastrojo y donde las máquinas han realizado sus labores agrícolas no bastará con mirar y rezar al cielo, pues será muy difícil encontrar una codorniz de ésas que vuelven al continente africano «con las maletas hechas», como se dice en el argot cinegético, o lo que es igual, gordas y con la suficiente grasa que les aporte la energía suficiente como para realizar el viaje de vuelta hacia las zonas del Sahel africano.
No es fácil encontrar un paso codornicero, pero es ahora la época ideal cuando la codorniz, en sus movimientos nomádicos, se vuelve a reunir y se las puede encontrar en abundancia en el sitio menos pensado donde el anteriormente no hubo un solo pájaro.
Como dato anecdótico destacar que son varias las ciudades que han tenido en sus calles estas lluvias de codornices a lo largo de la historia, y así por ejemplo en Bilbao, en la noche del 23 al 24 de septiembre de 1906 vieron que del cielo caían gran cantidad de estas pequeñas aves sobre las calles y el río Nervión, y muchas quedaron enredadas sobre los cables de telégrafo y teléfono, de donde fueron recogidas con cierta profusión por los bilbaínos. Tan solo tres días después se produjo una nueva lluvia de codornices en esta misma ciudad.
Asimismo, y aunque no hemos encontrado documentación que lo afirme, durante la celebración de un partido de fútbol en el viejo estadio de San Mamés fueron cientos las codornices que, posiblemente atraídas por los focos del viejo estadio, se tiraron en las gradas y entre los espectadores asistentes, que no daban crédito a lo que estaban viviendo llevándose muchos de ellos un buen número de codornices para sus domicilios. También el 7 de septiembre de 1907 se registró una lluvia de codornices en el entorno de la Plaza de Oriente de Madrid, mientras que en la estación de trenes de Salamanca hubo otro episodio similar en la décadas de los años 60 tras una tormenta de madrugada.
LA VOZ DEL MONTE. Codornices en rastrojo, bastaba con un perro nuevo, y un cazador cojo…¡¡¡