Diario de Castilla y León

VITICULTURA

Los viñedos prefiloxéricos, a estudio para afrontar el clima del futuro

El Consejo Regulador Ribera explora nuevas variedades que preserven la tipicidad de sus vinos

Iker Ugarte es el presidente de la asociación de Bodegas de la Ribera.ECB

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Loreto Velázquez | El Mundo
Valladolid

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Decididos a que Ribera del Duero siga siendo una de las regiones vitivinícolas más aclamadas del mundo, el Consejo Regulador, a petición de la asociación de bodegas Asebor, ha iniciado un interesante proyecto que recurre al pasado para afrontar los retos del futuro. «Es importante porque nos puede servir para adaptarnos mejor al cambio climático, que ya se está viendo», asegura el presidente de Asebor, Iker Ugarte Arroyo.

La investigación, llevada a cabo por la empresa viverística Vitis Navarra S.A.T., sociedad especializada en el desarrollo y recuperación del patrimonio genético vitícola, se centra así en las viñas prefiloxéricas, las únicas que sobrevivieron a la devastadora plaga de la filoxera, que arrasó los viñedos de la vieja Europa en la segunda mitad del siglo XIX. El insecto se propagó desde Londres a gran velocidad y ningún tratamiento pudo acabar con el parásito. La única solución fue recurrir a los portainjertos de origen americano, que eran los únicos resistentes. «A través de este estudio se investigará el potencial vitícola de diferentes variedades, su caracterización agronómica y enológica, así como su adaptación al cambio climático y su incidencia sobre el material vegetal, los suelos y los procesos vitivinícolas», añaden desde el Consejo Regulador.

Con este objetivo, la primera fase del proyecto ha sido recoger el material vegetal. «A la hora de seleccionar, se hizo primero en invierno para no saber de qué uva se trataba y no caer en el error del sesgo, y, además, solo se escogieron plantas que estuviesen completamente sanas, sin ningún tipo de virus», detalla Ugarte.

Una vez recogidas las muestras, se procede a la identificación. «Algunas de las variedades se catalogaron en el primer año por las características de las hojas, el pecíolo, cómo crece y, por supuesto, la uva. Es el caso de tinta del país, albillo mayor y garnacha tintorera, que son variedades que se distinguen con facilidad».

Sin embargo, ha habido variedades mucho más esquivas. «Para identificarlas, hemos recurrido a la Universidad Pública de Navarra y al ITACYL para que realicen el correspondiente análisis genético, y en ese punto estamos».

Aunque la mayoría se ha conseguido identificar, «ha habido varias sorpresas». «Lógicamente, hablamos de porcentajes muy pequeños, pero hemos hallado cepas muy poco comunes en la zona, como la portuguesa e incluso alguna foránea, como el cabernet sauvignon, que aquí en la zona, desde luego, no sabíamos que era ancestral».

En la recopilación de viñedos antiguos han aparecido, además, los padres del tempranillo, albillo mayor y benedicto, y la abuela del Tempranillo, Hebén. «Quedan algunas muestras por identificar», señala».

Microvinificaciones

La siguiente fase no es baladí. Todas esas cepas se han replicado con la idea de hacer microvinificaciones con el fin de analizar cómo evolucionan. «El reto es encontrar clones de tempranillo que nos ayuden a afrontar mejor el cambio climático para evitar cuestiones como la caída de acidez por el calor», argumenta el presidente de Asebor.

Las plantaciones se están realizando en Soria y Valladolid. «Se están plantando los injertos de las variedades más prometedoras», avanza, consciente de que este proyecto, que llega financiado por fondos I+D+i, está enfocado a largo plazo. «En principio dura hasta 2027, cuando tendremos las primeras conclusiones, pero la investigación seguirá para tener el histórico lo más completo posible».

De cara al futuro, esta investigación abre la posibilidad de incorporar nuevas variedades en el Pliego de Condiciones de la D.O. Ribera del Duero para adaptarse a los retos climáticos, como ya se hizo el pasado 2019 con el albillo mayor, una apertura a los vinos blancos que ha dado paso a un nuevo segmento de mercado para la denominación de origen y a una posibilidad más de completar el portfolio de las bodegas. «Los resultados obtenidos podrían servir de base para una propuesta de modificación del Pliego de Condiciones de la D.O. Ribera del Duero, garantizando así la evolución y la adaptación de esta denominación a las nuevas condiciones ambientales y de mercado», añaden desde el Consejo Regulador.

Con esta iniciativa, Ribera del Duero reafirma su compromiso con la innovación, la sostenibilidad y la excelencia de sus vinos, «buscando siempre la mejora continua para afrontar los retos del futuro y preservar la autenticidad» que ha hecho de sus vinos «un referente mundial». «Este proyecto nos permite explorar nuevas variedades que preserven la tipicidad de nuestros vinos y, a la vez, nos ayuden a enfrentar los retos del cambio climático, garantizando que los vinos de Ribera del Duero sigan siendo un referente de excelencia», destaca Enrique Pascual, presidente de la D.O. Ribera del Duero.

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