Diario de Castilla y León

Agrolara, la forma más sostenible de luchar contra el olvido del campo

Esta asociación formada en Tierra de Lara lucha por recuperar la agricultura y la ganadería de la zona y que se encuentra en serio peligro de desaparecer

Recogida del garbanzo lareño. Agrolara. E.M

Recogida del garbanzo lareño. Agrolara. E.M

Publicado por
RAQUEL FERNÁNDEZ /
Valladolid

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Del campo y de la tierra manan historias cargadas de recuerdos de gentes de otros tiempos que dejaron su esfuerzo perpetrado durante siglos, sin saber que además estaban consiguiendo formar parte de lo que en el futuro se intentaría recuperar. Ese afán por no perder la agricultura autóctona del medio rural, es el objetivo que ahora se ha marcado Agrolara, una asociación sin ánimo de lucro y de reciente creación que se ha puesto por bandera llevar a cabo prácticas agroambientales sostenibles consiguiendo, además, recuperar aquellos productos del campo que están en riesgo de desaparecer.

Agrolara surgió de la mano de un grupo de amantes del medio rural y está gestada en el corazón de Tierra de Lara que abarca más de una cincuentena de poblaciones, entre ellas Salas de los Infantes. Son a día de hoy catorce los socios que empujan este proyecto con el objetivo de generar un banco de semillas ‘del pasado’ y que ya están comenzando a dar su fruto. Ya han conseguido hacerse con una reserva inicial de garbanzo lareño, un producto de esta tierra que corría el riesgo de desaparecer.

«Para nuestro grupo, tiene especial importancia la recuperación de variedades locales y razas autóctonas, el establecimiento de mecanismos para su conservación con el objeto de garantizar su supervivencia futura. Esto necesariamente enlaza con la creación de una plataforma social de intercambio de experiencias agroambientales, que contribuya a cohesionar el medio rural y constituya una herramienta de afianzamiento de la población», señala Javier Jiménez, integrante de Agrolara y vecino de Campolara, sede de la asociación.

Aseguran desde Agrolara que actualmente ya cuentan con un registro más o menos exhaustivo de las variedades que en un pasado reciente estaban presentes en estos espacios agrarios, «y vamos a ‘resucitar’ alguna de ellas a partir de los bancos de germoplasma institucionales, con propuestas muy solventes de recuperación sobre las que tenemos que trabajar. Nos estamos organizando para abordar este año una encuesta intensiva en todo el territorio de cara a obtener la mayor información y de recursos genéticos posibles», añade Jiménez.

Califican estos primeros pasos de la asociación de ilusionantes. «En este arranque estamos centrando nuestros esfuerzos en recuperar variedades anuales -huerta y leguminosas-, pues su volatilidad es mayor una vez que los horticultores dejan de cultivar por edad y se pierde la semilla. Y esto, por ejemplo, limita las posibilidades de obtener recursos fitogenéticos e información sobre su manejo de primera mano. Es ilusionante porque al abordar a las gentes de campo se muestran generosas y esperanzadas en que haya un relevo, participan y aportan una valiosa información que de otra forma no se puede adquirir», explican.

En relación a las especies vegetales, el objeto final, es generar un banco de semillas de variedades locales antiguas, disponible para los colaboradores y simpatizantes, afianzar su existencia, potenciar el autoconsumo e incluso consolidar una feria de productos locales y facilitar la conectividad social. En esto entran toda clase de productos hortícolas y legumbres, principalmente, sin olvidar algunas especies ornamentales de la zona y que se encuentran en regresión.

Dentro de las posibilidades, Agrolara potenciará las variedades locales que tengan especiales aptitudes agronómicas por su adaptación a la tierra. «Realmente no hay muchas, pero sorprendería algunos lugares como Moncalvillo de la Sierra, considerado ‘la huerta’ de la Sierra. Hasta fechas recientes poseía al menos una variedad de lechuga y otra de tomate muy particulares, que los mayores recuerdan como excepcionales y que han desaparecido en favor de variedades comerciales. De allí hemos recuperado, al menos, recursos genéticos de dos variedades de alubias: la pinta agarbanzada y la blanca esclava, a punto de dejarse de cultivar».

Este año centrarán el esfuerzo en el garbanzo lareño, «variedad de esta tierra,  muy productiva y de excelente calidad, del que tenemos ya una reserva inicial para distribuir gratuitamente para su cultivo a pequeños productores de la comarca que así nos lo soliciten», aclaran, «de forma paralela estamos ahondando en las raíces históricas de esta variedad, que se completarán con análisis genéticos y de aptitud alimentaria. La idea es centrar nuestros esfuerzos sobre una variedad en cada ejercicio para obtener toda la información disponible y recogerla en un dossier, y ahora le toca a nuestro garbanzo».

En cuanto a otras variedades que también se han trabajado en 2020 destacan la alubia roja de la comarca y la agarbanzada. «Hemos avanzado también con las alubias esclavas de Moncavillo, muy adaptadas al terreno. A finales del otoño pasado realizamos un ensayo de cultivo de trigo negrillo en Quintanalara, variedad antigua de las tierras altas de Guadalajara, para ver su comportamiento en estas latitudes. Y por supuesto, las huertas particulares de todos los socios donde encontramos satisfacciones con la producción de alimentos ricos y saludables».

Y es que otro eje importante de Agrolara es recuperar espacios agrarios abandonados, para su puesta en cultivo. «Estamos trabajando en un inventario de aquellos terrenos que, tanto públicos como privados, son susceptibles de entrar en una bolsa para ordenar y ofertar. El Ayuntamiento de Los Ausines ya ha mostrado un gran interés y tiene sobre la mesa una propuesta elaborada por nosotros para la recuperación inicial de 1.500 m2 con uso como huertos sociales. Probablemente se dotarán y ofertarán para esta primavera», confiesan desde la asociación, apuntando que por su parte, en el ámbito de Tierra de Lara «algunos vecinos también ceden sus viejos huertos para ponerlos en valor, con una respuesta sorprendentemente positiva».

No queda todo en el sector agrario, también se potencia el sector ganadero tradicional queriendo poner en valor razas de la zona como la oveja churra, la vaca negra serrana o la gallina negra castellana, «una raza aviar en peligro de extinción, muy ponedora, de la que tenemos ya un pequeño gallinero para potenciar su raza a partir de huevos y pollos».

Un proyecto el de Agrolara que entremezcla tierra, cariño «y respeto de nuestras gentes hacia lo nuestro, nada más ni nada menos.  De esta forma rescataremos de la extinción variedades y razas que son el resultado de nuestro modelado durante siglos, conservaremos nuestros paisajes y sus núcleos rurales, no como parques temáticos dedicados al ocio sino como espacios vivos que tienen como misión generar alimentos y condiciones ambientales saludables», concluye Javier Jiménez. 

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