El Canal de Almazán recoge el brócoli a temperaturas bajo cero
alternativa Los hermanos Mateo complementan los cultivos tradicionales con otros alternativos, como el brócoli, que tiene mayor rentabilidad. Pero el valor añadido se va a Navarra a la empresa transformadora
Buscaban una alternativa a los productos tradicionales para aprovechar la gran inversión del regadío del Canal de Almazán, donde los hermanos Mateo tienen su finca, en La Milana. Querían intentar sacar dos cultivos por temporada y después de cosechar los herbáceos probaron con el brócoli. Sembraron cuatro hectáreas en agosto y ahora están recogiendo. A mano y con las heladas que están cayendo. Y en los próximos días les tocará a diez grados bajo cero.
Es el segundo año que tienen brócoli en tierras adnamantinas. Hace dos temporadas crearon un grupo de trabajo de unos ocho jóvenes agricultores para ver la viabilidad del cultivo , explica Sergio Mateo. «Unos ponían las fincas y otros su mano de obra y así cuando tocaba faena si los dueños de la tierra no podían, se ocupaban los demás, y luego cada uno se llevó su parte correspondiente. Todo pagado», asegura. Entonces probaron con brócoli ecológico y sembraron en marzo, abril y mayo. «La mitad salió bien, pero la otra mitad, mal. El brócoli es un producto de invierno al que le van bien los hielos y mal los calores, y en Soria al final en verano calienta casi lo mismo que en otras zonas más templadas, de modo que la mitad fue para picar», reconoce este soriano.
Pero Sergio, junto con su familia, siguió insistiendo en el brócoli. «Es un cultivo que da más rentabilidad que los tradicionales, aunque es verdad que conlleva más riesgo y más trabajo». Y en 2020 sembraron en la época, a mediados de agosto. Después de cosechar la cebada, pusieron cuatro hectáreas de una parcela más grande con riego de pivot para ver el resultado. Y ahora están recogiendo los frutos. Son ocho personas con dos tractores que cortan los ‘árboles’ del brócoli a mano y con las temperaturas bajo cero. Ahora han parado hasta que estén listos los siguientes brócolis y temen que tendrán que recogerlos «a menos diez grados si el tiempo sigue como hasta ahora».
Sergio tiene claro que en el Canal de Almazán hay que intentar ir a dos cultivos para sacarle rentabilidad a la inversión que se ha realizado de regadío. Porque una parte de los más de 60 millones de euros, alrededor de nueve millones, tienen que pagarlo los propietarios de las 5.000 hectáreas que se han visto modernizadas. «También tienen buenas prestaciones las espinacas, los grelos o las acelgas», indica.
Todavía desconoce cuántos kilos sacarán de esta verdura, pero sí tiene el precio cerrado de cómo lo va a vender. A 24 céntimos el kilo. Se lo lleva una empresa navarra que lo transforma y lo vende en congelado. «Se ocupa de sembrarlo cuando toca y luego visita la finca prácticamente cada semana para ver la evolución. Luego cuando lo cortamos se lo lleva en sus remolques». Y allí se va el valor añadido.
Es precisamente el objetivo que tiene marcado un grupo de la comunidad de regantes de Almazán, asesorado por la Fundación Soriactiva de Caja Rural de Soria: una planta formada por los propios productores. Pero el proyecto, que iba a arrancar el año pasado con el inicio de los contactos con empresas y grandes superficies para estudiar distintos productos, sufrió un frenazo por el estado de alarma y todavía no se ha retomado. «Hay que visitar transformadoras y posibles clientes antes de que toque sembrar los cultivos que demandan, pero con las restricciones de movimiento y de aforo que hay por la pandemia no podemos avanzar en este sentido» , explica el director de la Fundación, Anselmo García.
En esto mismo coincide el presidente de la Comunidad de Regantes del Canal de Almazán, Sergio Muñoz. Y es que este año todavía hay más incertidumbre que el pasado, porque las congeladoras y las transformadoras no saben cuánto producto van a necesitar. «Tienen que ver las cifras de lo que esperan comercializar y luego negociaremos con ellas para ver qué cultivamos». Por ese motivo, a su juicio, no va a ser un buen año para poner en marcha la iniciativa de la planta. «Si las que ya están en marcha están en vilo no creo que sea el momento para arriesgar nosotros y sin experiencia».
Tanto para Sergio Mateo como para Muñoz la modernización del regadío es una oportunidad que los agricultores no pueden desaprovechar. Pero también es importante que no se les pongan trabas. «Nosotros sabemos que tenemos que hacer algo con nuestro producto, pero no queremos que nadie se venga abajo si sólo ve pegas e inconvenientes», indica Mateo.
Aunque ha visto en su casa el trabajo en el campo toda la vida, no fue hasta el año pasado cuando se incorporó como agricultor a título principal. «Mi padre se jubilaba y mi tío, con el que lleva las tierras, lo hará pronto, de modo que decidí dar el paso y a día de hoy me encanta mi profesión. Creo que es el mejor trabajo del mundo. Pero lo que quiero es que el día de mañana mi hija tenga la opción de trabajar y quedarse en Soria y no se tenga que marchar fuera porque en esta provincia no hay oportunidades». Y eso pasa por la instalación de empresas y la creación de empleo. «Si el potencial en Soria está en la agricultura y la ganadería, entonces la opción está clara: industrias agroalimentarias. Tenemos la opción y tenemos que dar el paso».